El show mediático orquestado ayer por la Fiscalía no solo no es un hecho aislado, sino que suma a la lista de rayas a un tigre que de tan rayado parece una pantera. Buscar en Palacio de Gobierno a quien no vive en Palacio de Gobierno y cuyo domicilio se conoce públicamente podría parecer un error, pero sabemos que no tiene nada de errático, sino de intencionado. La intención es sostener un pulso entre el Poder Judicial y el Presidencial como segunda fase intensificada de una asonada antiCastillo que puede tener muchas razones justificadas que se diluyen por estas formas de actuar tan absurdas como peligrosas. Pero no sólo eso, esta misma oposición termina por darle a un Presidente que no lo merece, oxígeno para contraatacar a la ofensiva. No es victimismo, es estrategia política. Y es útil porque se la regalan.
El mensaje presidencial de Pedro Castillo ayer resulta un acierto comunicativo y político porque está sabiendo leer mejor el escenario -y la crisis sistémica- que su oposición. Una oposición también sistémica (del establishment que reacciona) que incluye a diversos poderes del país. El tono duro y lectura cuidada del mensaje ha mostrado a un Presidente distinto al que estamos (mal)acostumbrados. Se vio a un Castillo clarísimo en la estrategia: antagonizar con los poderes. Y le ha salido redondo porque esta oposición “establishment” se ha convertido en la oposición que este Gobierno necesita.









condescendientemente a la gente hacia una movilización antojadiza cuando es la gente la que ya está señalando el camino mejor que muchos tuiteros y partidos políticos. La ciudadanía está leyendo la crisis mejor que los analistas y opinadores mainstream.
El gran éxito de la oposición es que logra que aunque te guste o no el Gobierno, aunque le creas o no al Presidente Castillo, aunque defiendas o no el papel de la Fiscalía o, incluso si estás a favor de la actuación de los poderes mediáticos en el último año, no puedes negar que esta oposición sistémica al Presidente es su mejor activo. Lo de ayer de la Fiscalía fue un show vergonzoso que solo ratifica esta certeza.
Al respecto he leído a algunos apuntando a un ‘lawfare’ en el Perú. Sin embargo creo que el escenario peruano es muy particular para hacer ese salto. Apunto antes bien a un ‘mediafare’, entendiendo que los poderes mediáticos son los altavoces de los poderes económicos, empresariales y políticos de la élite. Ese ‘mediafare’ une las patas con espacios judiciales en una estrategia donde se coluden diversos poderes para lograr hoy lo que no son capaces de conseguir en el Congreso: sacar a Castillo. Seguirán en la intentona con nuevas fases y distintos niveles de intensidad pero si algo hemos aprendido en este periodo es que no todo lo que se siembra se cosecha. Mientras tanto, el Presidente puede sentirse más tranquilo pues cuenta con la oposición que necesita para no hablar de su Gobierno.