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Opinión

Laura Arroyo Garate: La ruta de la OEA en el Perú

Termina la sesión de la OEA de manera predecible: se adopta la resolución sobre el Perú de manera unánime por aclamación. El Gobierno logra un respaldo internacional que le resulta indispensable en el contexto de agudización de choque de poderes. Un apoyo que debería ganar hacia dentro, como algunos decimos desde el día uno, con menos encuentros rimbombantes con reservistas para la foto y con las políticas que cumplan el programa de gobierno con el que ganó las elecciones.
Pero el respaldo internacional resulta indispensable frente a la orquestación golpista que en las últimas arreció todos los pasos y niveles, y lograron en este aumento de decibelios acorralar a los “liberales” y “centristas” (valga el entrecomillado) que terminaron posicionándose en las coordenadas golpistas sin un mínimo de rubor ni, me temo, análisis político.
El respaldo de la OEA, sin embargo, no es en ningún caso un borrón y cuenta nueva, ni tampoco obvia las sospechas de corrupción que rodean al Presidente. Es un respaldo a la institucionalidad democrática que está siendo violentada a diario desde antes del 28 de julio de 2021 por esa orquestación golpista que es la mejor aliada de la impunidad. Dicen luchar contra la corrupción, pero lo que hacen es garantizarla al usarla de excusa para su intención de recuperar Palacio de Gobierno. Son ellos quienes alejan la posibilidad de conocer las dimensiones de la corrupción y los y las implicadas. Son los lobos queriendo dar lecciones de cómo cuidar las ovejas.
El espaldarazo de la OEA debería servir para rebajar los ánimos, pero me temo que eso no lo veremos porque supone que el bando del choque interminable -el golpismo conservador- rebaje sus intenciones y acepte las condiciones democráticas. No lo harán. Si son capaces de vulnerar su propia constitución con tal de sacar a Castillo, lo que veremos es otras versiones -algunas creativas y otras ridiculas- de ese golpismo que es, lamentablemente, lo único estable en Perú.
Nunca ha sido más claro que ante esta crisis que solo se agudiza porque no inició con Castillo ni con este Congreso, lo que corresponde es que un nuevo pacto social sea escrito pero por todas las voces del Perú y no por su clase política deslegitimida, sus partidos fraudulentos, su poder mediático vergonzoso ni su élite discriminadora. Mientras se siga hablando de “resolver” en las alturas, con reformas constitucionales que firmen los impresentables del Congreso, o se diga “que se vayan todos” como si en ese “todos” no estuvieran los que nos trajeron hasta aquí que no solo están en Palacio de Gobierno o en el Congreso, no se plantea ninguna salida. Solo la continuidad de la crisis.
Días de posicionamiento que supone poner las luces largas. Y, lamentablemente, ese ejercicio no lo hace tampoco esa élite de opinadores y académicos que han olvidado que había que hablar del país y no ceñir la mirada a las burbujas que están encantadas de hablar de sí mismas.

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