Todo indica que Brasil le ha parado los pies al fascismo. Le ha dicho que NO a Bolsonaro, a sus políticas negacionistas, a su neoliberalismo criminal, a su destrucción de la Amazonía, a su racismo desde el Gobierno, a sus fakenews y a su odio. Una noticia que alienta en toda la región que necesita más que nunca de un frente antifascista poderoso que por definición no puede ser equidistante. Recuérdalo mañana cuando los analistas te quieran vender gato por liebre.
El margen de victoria, sin embargo, es corto. Debe servirnos para analizar los reales alcances del poder que cuando inicia una orquestación contra un adversario político logra en realidad aupar a un fascista que les resulta más cómodo económicamente y políticamente. Que nos sirva para entender las coordenadas de la disputa que no son limpias hace mucho. Democráticas, aún menos.
Se viene en Brasil el segundo round. Ese que en Perú conocemos muy bien. El del discurso del fraude falso, el de la impugnación de votos, el del poder resistiéndose en todas sus esferas. El que intente sostener una disputa ya dirimida en las urnas. Espero equivocarme, pero Brasil se asemeja más a Perú en sus élites nefastas que a Chile donde, por cierto, aguantaron unos meses pero luego levantaron rápidamente la cabeza.
Mucha fuerza para lo que se viene, Brasil.
Por suerte la democracia siempre habla más fuerte.
¡Gracias por esta lección de antifascismo tan necesaria! 
