Hace unos días tuve el privilegio de conversar con dos jóvenes de 26 años que están directamente participando en el cuidado y apoyo a la democracia desde sus espacios activos en las movilizaciones, en este caso, en Lima. Indira Rodríguez, una abogada recién egresada de 26 años está involucrada en la defensa de cada campesino que fue intervenido en el allanamiento en la CCP hace unas semanas, también apoyando legalmente a quienes han sido desalojados de Plaza Manco Cápac y que no solo fueron desalojados con crueldad, sino que les han abierto procesos a muchos de ellos dentro de una lógica de persecución política completamente antidemocrática que está cercenando derechos e iniciando carpetas judiciales a quienes necesitan también que abogados y abogadas puedan seguir sus casos. Juan Vera es un brigadista.
Está en la primera línea de defensa, con escudos, poniendo el cuerpo para que los perdigones, los empujones de la policía y todas las formas de represión se queden en esa línea y no perjudiquen a quienes ejercen el legítimo derecho de protestar. Juan es un gestor cultural y no encuentro mejor manera para definir la palabra “arte” que el trabajo que hace en defensa de la democracia de su país desde las brigadas activistas. Esas mismas brigadas que son terruqueadas desde el poder mediático.
Las voces como las de Indira y Juan no son las voces a las que les ponen micrófonos. Por el contrario, son las voces que se invisibilizan desde los espacios mediáticos que delinean la agenda política y legitiman unas voces versus otras. A unos los terruquean por organizarse para cuidar vidas y defender derechos, a otros les hacen reglaje, a otros les quitan sus equipos o les amenazan si siguen cubriendo periodísticamente lo que ocurre en las calles. El cerco mediático es poderosísimo y, por ello, he puesto a disposición de estas voces, de quienes quieran un espacio para contar lo que están viviendo, cómo se están organizando y lo que se está pidiendo, mis redes sociales. Con Indira y Juan inicio el que espero que sea un ciclo corto (hasta que la dictadura se vaya) de conversaciones con estos actores y actrices que no oirás en la gran prensa.
He de decir que es particularmente esperanzador en un clima de tanta frustración y dolor, que haya jóvenes con tanta claridad sobre lo que hoy toca hacer y lo que está en juego. Es esperanzador aunque también triste, que estos jóvenes estén poniendo el cuerpo, la cabeza, las ideas, sus profesiones, sus redes de amigos y contactos, su tiempo, su dinero, su energía y todo lo que tienen (todo lo que tienen) al servicio de su país y su gente. Mientras desde las esferas del poder se les critica con racismo, se les discrimina, se les quiere denunciar por organización criminal, se les quiere intimidar para que dejen su labor y vuelvan a sus casas, ellos tienen claro que es parte de lo que hoy les toca vivir por elegir hacer política. Y no hay nada más revolucionario en estos tiempos que hacer política desde el lado de la democracia.
Les dejo esta conversación donde yo sólo soy una excusa. Lo que Indira y Juan nos cuentan desde las calles que es donde ellos están es elocuente. Se vienen más conversaciones con más voces que no ocupan ni un titular en los periódicos ni van a los sets de televisión del grupo mediático oligopólico. Difundamos esas voces. Este humilde espacio y todos los que tengo están a disposición de ellas.
Gracias Indira y Juan, por la conversa pero sobre todo, por lo que están haciendo. Son un orgullo.