A propósito de la interesante encuesta del IEP presentada ayer en el diario La República planteé en tuiter unos apuntes debido al enfoque de presentación de la data, así como de las preguntas que delinean respuestas en la misma encuesta. Comparto los apuntes por esta vía a fin de que sumen a la reflexión sobre lo que se dice, cómo se dice y, por supuesto, lo que se omite.
Empecemos por lo primero: Las encuestas muestran data que SIEMPRE se lee políticamente. La data en sí misma, de hecho, es pocas veces accesible. Accedemos ya a lecturas de la misma que la hacen más digerible y delinean una foto. Sin embargo, las fotos se delinean políticamente y sirve, por lo mismo, reconocer las intenciones detrás de cómo se hace. En el caso concreto de la encuesta del IEP presentada ayer por La República hay algunos análisis del medio que resultan completamente rebatibles desde la misma data presentada por la encuesta.

Ninguna pregunta puede responderse sin resaltar (y aceptar) esa subida que algo nos dice.
Por otro lado, en la sección de “Data” de La República se presenta la información remarcando que se trata de una “ligera subida” resaltando en el titular que su desaprobación se mantiene. La presentación de esta información no es gratuita y resulta curiosa sobre todo si la tesis principal del medio es que la desaprobación presidencial justifica un adelanto electoral. Si llevan semanas señalando que es esa desaprobación variable fundamental que sostiene la tesis de adelanto electoral, ¿no resulta crucial valorar un aumento por ligero que sea? Al respecto, ojo, hablamos de una aprobación presidencial que aumenta más que el margen de error (+-2.8 ).
ADELANTO ELECTORAL: Sobre el adelanto electoral, interesante lo que se publica pero más lo que se oculta. De hecho, la portada de La República resalta que un 65% demanda elecciones generales. Veamos bien la encuesta pues aquí sí vemos más de un titular engañoso.
Es verdad que vemos que un 42% cree que un adelanto “mejoraría la situación”, pero lo que omite La República al respecto de que la suma de quienes dicen que todo seguiría igual o sería peor es mayor: 47% en total. ¿Hablamos entonces de una mayoría que considera que el adelanto electoral es la mejor opción? No. Al respecto, la columna de Patricia Zárate, Jefa de Estudios de Opinión del IEP, no deja lugar a dudas. Recomiendo más leerla a ella que al diario que presentaba tendenciosamente esta información cuando claramente no hay claridad mayoritaria sobre el adelanto electoral como mejora de la situación del país.


Dicho en simple, si en un menú sólo tengo de opción mondonguito y tallarines verdes elegiría tallarines verdes aunque mi plato favorito sea el lomo saltado. Las opciones limitan las posibilidades de elección. No está mal pero sin duda guían las respuestas al delinear el espectro de posibilidades.

La finalidad de estos apuntes no es desprestigiar a las encuestadoras que cumplen con su rol estadístico y político de manera rigurosa. Lo que sí buscan es problematizar el mito de que no existe política en la forma en que se elaboran y presentan luego los datos en ciertos medios. Asimismo, pensar colectivamente en una pedagogía ciudadana sobre el análisis de medios ya que en tiempos de desinformación y descrédito de los poderes mediáticos es más necesario que nunca reflexionar sobre los poderes por los que nunca se pregunta en las encuestas pero son también parte de la crisis sistémica.
El poder mediático es uno de ellos .
Ningún análisis político serio debería perder de vista esa variable.