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Opinión

Lic. Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara: LA INCERTIDUMBRE POLÍTICA Y LA FELICIDAD

La incertidumbre política en el mundo es un fenómeno que tiene impactos significativos en diversos aspectos, como la economía, las relaciones internacionales y la estabilidad global. A lo largo de la historia, ha habido momentos de gran incertidumbre política debido a cambios en liderazgos, conflictos regionales, tensiones geopolíticas y otros factores.

La incertidumbre política en el Perú ha influenciado significativamente en la felicidad y el bienestar de los peruanos. La incertidumbre política y la corrupción son dos problemas interrelacionados que tiene un impacto significativo en la estabilidad y el desarrollo del Perú.

La estabilidad política está vinculada a la seguridad y la tranquilidad en la sociedad. El incremento de la criminalidad en el Perú y el crimen organizado ha generado un clima de inseguridad ciudadana y de perdida de la felicidad. En el Perú se registran 296 robos cada 24 horas, en el 2023 se reportaron 26,562 robos y 265 asesinatos, de los cuales 215 fueron por la modalidad de sicariato, ello ha impactado en la seguridad, comercio, la educación, empresas y la felicidad de las personas. Cuando hay incertidumbre política, esta genera preocupaciones sobre la estabilidad del gobierno y la seguridad general, lo que viene afectando negativamente el bienestar emocional de la ciudadanía social de los peruanos y peruanas.

La confianza en las instituciones

La confianza en las instituciones gubernamentales es crucial para el bienestar de la ciudadanía social y la felicidad. La felicidad emocional es un estado subjetivo de satisfacción y bienestar emocional que puede estar influenciado por diversos factores en la vida de una persona.

La incertidumbre política, especialmente cuando está relacionada con la corrupción o la falta de transparencia, esta erosiona la confianza en las instituciones, lo que a su vez afecta la felicidad de la población. La incertidumbre política tiene repercusiones económicas, como la volatilidad en los mercados financieros y la inseguridad laboral. Estos factores afectan el bienestar financiero de los ciudadanos peruanos y, por ende, su felicidad, afectando la participación ciudadana. Porque los ciudadanos perciben que no tienen control sobre su futuro político o y sus voces no son escuchadas, surgiendo un sentimiento de impotencia que afecta negativamente su bienestar emocional.

La corrupción e inconducta funcional

La corrupción e inconducta funcional son las prácticas indebidas y comportamientos inapropiados dentro de las instituciones públicas y privadas. De acuerdo con el reporte de la Contraloría General de Republica del Perú (INCO 2022), funcionarios corruptos se apropiaron de S/ 24 mil millones. En el año 2022,  76,408 casos fueron detectados que represento apropiaciones indebidas e inconductas funcional por la suma de S/ 9 250 millones. La Contraloría General de la Republica detecto la designación de 8,441 consultores e inconductas funcionales donde se gastó más de S/ 123 millones, en proyectos fantasmas.

Los actos de corrupción e inconducta funcional del Gobierno Regional de Áncash (84.1), Gobierno Regional de Piura (82.2), MTC – Provias Nacional (81.7), Gobierno Regional de Junín (81.2), Gobierno Regional de Puno (80.4), Gobierno Regional de Loreto (80.4), Municipalidad Provincial de Trujillo (78), Universidad Nacional Mayor de San Marcos (77.8), Municipalidad Metropolitana de Lima (77.1), Gobierno Regional de Tumbes (76.1), Región Tumbes – Salud (75.8), Ministerio de Salud (75.5) y Gobierno Regional de Moquegua (75.2). Y las provincias, las que presentan un nivel alto de corrupción son Maynas (Loreto), Huancayo (Junín), Piura (Piura), Huaraz (Áncash), Puno (Puno), Callao (Callao), Mariscal Nieto (Moquegua), Moyobamba (San Martín) y Chachapoyas (Amazonas). La corrupción afecta significativamente la felicidad y el bienestar de los ciudadanos en una sociedad y socava la confianza de la población en las instituciones gubernamentales, judiciales y otras entidades.

Cuando los ciudadanos perciben que las instituciones están corruptas, sienten desconfianza y desilusión, lo que contribuye a niveles más bajos de felicidad. La corrupción en las fuerzas del orden y el sistema judicial puede fomentar la delincuencia y la impunidad. La falta de aplicación equitativa de la ley generar un entorno en el que los ciudadanos sienten inseguros y desprotegidos. El estrés y la frustración asociados con la percepción de que las instituciones están corruptas contribuyen a problemas de salud mental.

Los conflictos políticos y la polarización

La incertidumbre política en el Perú ha tenido un impacto en el clima social y comunitario. Los conflictos políticos y la polarización están afectando las relaciones interpersonales y comunitarias, lo que tiene consecuencias negativas para la felicidad de los ciudadanos. Afecta la planificación a largo plazo y la toma de decisiones relacionadas con la calidad de vida, como la educación, la atención médica y la vivienda. La falta de claridad en estas áreas está generando preocupación y estrés en la población. La corrupción asociada con la falta de transparencia y rendición de cuentas de las instituciones gubernamentales. Cuando hay corrupción, las instituciones se vuelven menos estables y confiables, lo que contribuye a la incertidumbre política. La corrupción erosiona la confianza de la ciudadanía en los poderes del estado (ejecutivo, legislativo y judicial) y su liderazgo y en las instituciones gubernamentales. Esto ha dado lugar a un clima de descontento y protestas, aumentando la incertidumbre sobre el futuro político del país.

La felicidad y la incertidumbre

La estabilidad política y social contribuye al bienestar emocional de las personas. Cuando hay incertidumbre política, crisis o conflictos, las comunidades experimentan estrés, ansiedad y miedo, lo cual afecta negativamente la felicidad y la calidad de vida de las personas y familias.  La felicidad y la calidad de vida te ofrece la sensación de alegría, placer y satisfacción que experimentamos cuando estamos contentos con nuestras vidas, relaciones y circunstancias. La felicidad emocional implica sentirse positivo, optimista y en paz con uno mismo.

La incertidumbre política socava la confianza en las instituciones gubernamentales y en la capacidad de los líderes para abordar los problemas sociales. La falta de confianza en la gobernanza genera descontento y contribuye a la insatisfacción general. Porque amenaza a los derechos humanos y a las libertades individuales. La restricción de derechos básicos, la censura y la represión afecta la sensación de libertad y seguridad de las personas, lo cual tiene implicaciones para el bienestar emocional. La incertidumbre política está asociada con la polarización y la división en la sociedad. La falta de unidad y la creciente polarización está contribuyendo a un clima social tenso, lo cual está afectando la cohesión comunitaria y la felicidad general.

Las teorías sobre la felicidad sugieren que hay múltiples dimensiones que contribuyen a la sensación de bienestar, incluyendo aspectos sociales, emocionales, psicológicos y físicos. Algunas personas también encuentran la felicidad a través del crecimiento personal, la realización de metas, la conexión con los demás y la práctica de la gratitud. Es importante destacar que la relación entre la incertidumbre política y la falta de felicidad no es universal y puede variar según el contexto cultural, social y económico de cada región. Además, otros factores individuales y comunitarios también influyen en la felicidad de las personas, y la política es solo uno de los muchos aspectos que contribuyen a la calidad de vida. La necesidad de promover la felicidad en sistemas educativos, familias y ciudades es crucial, especialmente en contextos de incertidumbre política, crisis de gobernabilidad y corrupción. La promoción de la felicidad puede contribuir a la resiliencia emocional de las personas frente a situaciones de incertidumbre política y crisis de gobernabilidad. Individuos felices tienden a ser más capaces de afrontar el estrés y adaptarse positivamente a los desafíos. La promoción de la felicidad puede ir de la mano con el fortalecimiento de valores éticos. La corrupción y la mala gobernabilidad a menudo están vinculadas a la falta de ética en el liderazgo y en la sociedad en general. Fomentar la felicidad puede contribuir a una cultura más ética y responsable.

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