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Opinión

Marisol Pérez Tello: “Entre la desconfianza y la determinación”

“Tacna tiene problemas de acceso y calidad del agua. Los que pueden toman agua embotellada y los que no, saben que el agua que toman está contaminada”.

Eran las nueve de la noche en la Cámara de Comercio de Tacna, conversábamos sobre el Perú y cómo recuperar la credibilidad en la política. Podíamos seguir toda la noche, pero había que llegar a Viñani.

Llegamos a la línea del tren en Gregorio Albarracín. Parte del distrito tiene calles amplias, iluminadas, plazas, jardines, postas. Otra parte la tiene complicada; después del terremoto, la zona de expansión creció sin plan territorial, sin orden y sin servicios. Son evidentes las necesidades, el abandono, las promesas incumplidas y la ineficiencia, pero también la capacidad de organización, el liderazgo, la solidaridad, la unidad. Se respiran fortaleza y valentía. Llegué al lugar y los dirigentes me dieron la oportunidad de presentar Lo Justo, el partido político en el que creo y que acababa de inaugurar comité en Tacna. Mientras les explicaba por qué era necesario hacer un partido político, buscar unidad y llegar al poder en 2026 para servir, modificar estructuras y trabajar las reformas en educación y salud pendientes, sentí una desconfianza profunda contra todo lo que representaba… la política.

A pesar de eso, decidieron confiar y darnos una oportunidad, acompañada de… ojalá que regreses. Regresaré.

La desigualdad es evidente, una troncal privada atraviesa su comunidad llevando agua y no hay siquiera piletas para ellos; resolver el problema tiene impacto en su salud y eso en el rendimiento académico. Tacna tiene problemas de acceso y calidad del agua. Los que pueden toman agua embotellada y los que no, saben que el agua que toman está contaminada. Igual que en el resto del país, los problemas se agudizan con la desigualdad, una enfermedad es distinta cuando tienes cómo pagar las medicinas, el médico y la clínica, aunque la pandemia nos igualó para abajo y se vio con claridad que la incapacidad de los gobernantes y la corrupción tienen impacto en la vida de todos, y que la economía no va por cuerda separada. Deyssi viene de Puno, de Juli, es fuerte y tierna a la vez, trabajadora, dirigente de la tercera etapa Señor de los Milagros, comprometida con su comunidad, compartimos un Shawarma con toque peruano en la calle, nos reímos, tomamos emoliente y después de disfrutarlo volvimos a la vida dura y a la política y decidimos seguir peleando. No tenemos derecho a bajar los brazos y quejarnos, ellas nunca lo han hecho. La adversidad las hace más fuertes y más unidas. Hay que aprender de los buenos ejemplos.

Fuente: Perú 21

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