Después de la muerte de Mao Zedong, el liderato chino encabezado por Deng Xiao Ping, estableció la regla que los líderes máximos de China gobernarían por un periodo máximo de 10 años, luego de la cual dejarían el poder. Está regla ha sido cambiada por Xi Jinping, quien en el próximo Congreso del Partido Comunista China se ratificará como líder máximo
del gigante oriental. Xi Jinping refuerza su liderazgo en un momento en que China es más poderosa económicamente. ¿Xi quiere aprovechar este momento de gran crecimiento de China para continuar liderando su país solo por ambición? ¿La propuesta de extender el mandato más allá de los 10 años es un tema personal de Xi Jinping o de la élite política del Partido
Comunista Chino?¿Será beneficioso para China extender el mandato de Xi Jiping por más de 10 años?
El tema es relevante porque los liderazgos personales por muchos años han demostrado que no son beneficiosos para los países. China lo padeció con Mao, motivo por el cual Deng estableció que no podría haber gobierno por más de 10 años de una sola persona. Incluso una democracia Estados Unidos reformó su Constitución para establecer que un Presidente
sólo podía reelegirse una sola vez. Esto a raíz de las cuatro victorias electorales presidenciales consecutivas del Presidente Franklin Delano Roosevelt.
Señalemos como antecedente que los liderazgos fuertes y personales no son novedad en China. Los emperadores y sus dinastías gobernaron China por cientos de años. El liderazgo de Mao también fue autocrático y gobernó China hasta su muerte. Perfil de Xi Jinping Según Xulio Ríos “Xi Jinping es un “príncipe rojo”; pertenece al clan de aquellos altos
funcionarios que participaron en la revolución y desempeñaron cargos de cierta relevancia en su aparato político-burocrático. Es el caso de su padre, Xi Zhongxun…”1
En relación a su llegada al poder Ríos comenta que “a nivel interno, la consolidación del poder de Xi se consagró en un tiempo récord con su reconocimiento como “núcleo” de la dirección del PCCh, lo cual le confiere un estatus especial. Su condición de “líder fuerte” le reserva una posición destacada en el máximo liderazgo, aun a costa de menguar la
colegialidad en el seno del Comité Permanente del Buró Político, el máximo órgano de poder en China.”2
Por otro lado, en cuanto a su visión política se ha mencionado que “a Xi cabría definirlo como un nacionalista, de tendencia de izquierdas y de sensibilidad marxista, y más neolegista que confuciano.”
Características del liderazgo de Xi Jiping
Entre las características del liderazgo de Xi Jiping Ríos menciona que “el reforzamiento de su liderazgo ha estado acompañado de un creciente culto a la personalidad.” 4 Además, del culto a la personalidad “en el XIX Congreso celebrado en el otoño de 2017, su “pensamiento sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era” fue reconocido como guía principal del momento presente (Bougon, 2017).”
El fomento del culto a la personalidad y de un pensamiento Xi denotarían la intención de establecer que el liderazgo es único y por lo tanto indispensable para China. De esta manera se justifica que el líder se quede en el poder por un tiempo indefinido.
Por su parte, Eugenio Anguiano opina que “la llegada de Xi Jinping como líder del partido y del Estado parece anunciar el retorno del caudillo fuerte.” 6 En el caso de China, los liderazgos fuertes no son novedad. Los emperadores son de larga data en China, el propio Mao Zedong gobernó con un estilo imperial.
Al ser un “príncipe rojo”, Xi tiene vínculos directos con el núcleo de los líderes que forjaron la República Popular China. Esta relación le da mucha más legitimidad al liderazgo de Xi.
Riesgos de la extensión del liderazgo de Xi Par Xulio Ríos “la eliminación del límite de los dos mandatos, el cuestionamiento de las reglas del proceso sucesorio y el abandono del consenso ponen fin a una etapa de estabilidad institucional “con características chinas” que abre un horizonte de incertidumbre respecto al futuro político del PCCh.”7
De acuerdo a Ríos “la eliminación del límite de los dos mandatos” rompe una etapa de “estabilidad institucional” y abre un “horizonte de incertidumbre respecto al futuro político del PCCh”. Uno de los aspectos más importantes de la historia política de China ha sido la búsqueda de la estabilidad. La continuidad de Xi podría desencadenar pugnas al interior
del Partido Comunista Chino que podría generar inestabilidad en el gobierno chino. La incertidumbre es porque no se sabe cuánto tiempo va gobernar Xi Jiping. Dado el culto a la personalidad que se ha desarrollado en torno a Xi Jiping hay la posibilidad que intente quedarse hasta su muerte.
“La era de Xi Jiping: ¿retorno del autoritarismo personal?
La corrupción es un grave problema que el Partido Comunista Chino arrastra durante varios años. A pesar que Xi Jiping ha dado muestras de luchar contra la corrupción, hay que recordar la frase de Lord Acton: “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.”
El problema de la corrupción en China se explica en parte porque solo un Partido tiene el poder en las principales instituciones políticas, militares y judiciales del país. Por lo que la frase de Lord Acton sería perfectamente aplicable a China. Si al gobierno de un solo Partido, agregamos el liderazgo máximo de una sola persona en un periodo indeterminado los problemas de corrupción podrían agravarse en vez de disminuir.
Por otro lado, el permanecer largo tiempo en el poder genera lo que el Dr. David Owen ha denominado el “síndrome de Hybris”, aunque como lo reconoce el Dr. Owen el término “Hybris” “no es un término médico.”9 El Dr. Owen señala en relación al término “Hybris” que “su significado más básico se desarrolló en la antigua Grecia simplemente como descripción de un acto: un acto de hybris era aquel en el cual un personaje poderoso, hinchado de desmesurado orgullo y confianza en sí mismo, trataba a los demás con insolencia y desprecio. Para él era como una diversión usar su poder para tratar así a los otros, pero esta deshonrosa conducta era severamente censurada en la antigua Grecia.”10
Agrega el Dr. Owen que “la trayectoria de la hybris tenía más o menos las siguientes etapas. El héroe se gana la gloria y la aclamación al obtener un éxito inusitado contra todo pronóstico. La experiencia se le sube a la cabeza: empieza a tratar a los demás, simples mortales corrientes, con desprecio y desdén, y llega a tener tanta fe en sus propias facultades que empieza a creerse capaz de cualquier cosa. Este exceso de confianza en sí mismo lo lleva a interpretar equivocadamente la realidad que lo rodea y a cometer errores.
Al final se lleva su merecido y se encuentra con su némesis, que lo destruye. Némesis es el nombre de la diosa del castigo; en el drama griego a menudo los dioses ordenan la némesis porque se considera que en un acto de hybris el perpetrador trata de desafiar a la realidad dispuesta por ellos. El héroe que comete el acto de hybris pretende transgredir la
condición humana, imaginando que es superior y que tiene poderes más similares a los de los dioses. Pero los dioses no toleran semejante cosa, de modo que son ellos quienes lo destruyen. La moraleja es que debemos guardarnos de permitir que el poder y el éxito se nos suban a la cabeza, haciéndonos sacar los pies del plato.”11
Luego el Dr. Owen precisa, sobre lo que él denomina “síndrome de hybris”, que, en su opinión, “es necesario que presente más de tres o cuatro síntomas de la siguiente lista provisional que se pueda considerar tal diagnóstico:
“En el poder y en la enfermedad. Enfermedades de jefes de Estado y de Gobierno en los últimos cien años.” (1) una inclinación narcisista a ver el mundo, primordialmente, como un escenario en el que pueden ejercer su poder y buscar la gloria, en vez de como un lugar con problemas que requieren un planteamiento pragmático y no autorreferencial;
(2) una predisposición a realizar acciones que tengan probabilidades de situarlos a una luz favorable, es decir, de dar una buena imagen de ellos; (3) una preocupación desproporcionada por la imagen y la presentación; (4) una forma mesiánica de hablar de lo que están haciendo y una tendencia a la exaltación; (5) una identificación de sí mismo con el Estado hasta el punto de considerar idénticos los intereses y perspectivas de ambos; (6) una tendencia a hablar de sí mismos en tercera persona o utilizando el mayestático “nosotros”; (7) excesiva confianza en su propio juicio y desprecio del consejo y la crítica ajenos; (8) exagerada creencia –rayando en un sentimiento de omnipotencia- en el o que pueden conseguir personalmente;
(9) la creencia de ser responsables no ante el tribunal terrenal de sus colegas o de la opinión pública, sino ante un tribunal mucho más alto: la Historia o Dios; (10) la creencia inamovible de que ese tribunal serán justificados; (11) inquietud, irreflexión e impulsividad; (12) pérdida de contacto con la realidad, a menudo unida a un progresivo aislamiento;
(13) tendencia a permitir que su “visión amplia”, en especial su convicción de la rectitud moral de una línea de actuación, haga innecesario considerar otros aspectos de ésta, tales como su viabilidad, su coste y la posibilidad de obtener resultados no deseados: una obstinada negativa a cambiar de rumbo; (14) un consiguiente tipo de incompetencia para ejecutar una política que podría denominarse incompetencia propia de la hybris. Es aquí donde se tuercen las cosas, precisamente porque el exceso de confianza ha llevado al líder a no tomarse la molestia de preocuparse por los aspectos prácticos de una directriz política.
Puede haber una falta de atención al detalle, aliada quizá a una naturaleza negligente. Hay que distinguirla de la incompetencia corriente, que se da cuando se aborda el trabajo, necesariamente detallado, que implican las cuestiones complejas, pero a pesar de ello se cometen errores en la toma de decisiones.”12
Lo que Dr. Owen manifiesta con su tesis sobre el “síndrome del hybris” es que los éxitos de los líderes políticos puede llevarlos a creerse infalibles, a pensar que todas sus propuestas son correctas y no hacer caso de las críticas, incluso de gente cercana. Aunque al inicio puedan tener éxitos, la continuidad en el poder puede llevarlos a cometer errores que
afecten a su país.
Desde el momento en que Xi planteo la extensión de su mandato se cree una persona indispensable, insustituible. Ni siquiera Deng, verdadero forjador de la China moderna, tuvo esa visión de sí mismo. Por el contrario, consciente de la mortalidad humana, Deng pensando en la continuidad del país, busco la alternancia en el poder como directriz política
en el PCCh.
En un contexto donde hay un único partido que gobierna, donde se está desarrollando un culto a la personalidad en torno a Xi, donde no se tolera la crítica al poder, donde hay un control sobre la población, Xi puede desarrollar algunas de las características del síndrome referido por el Dr. Owen.
La regla que los líderes chinos estén 10 años en el poder establecida por Deng Xiao Ping buscaba dinamizar internamente al Partido Comunista Chino. Con la referida directriz los militantes que habían hecho carrera política en el PCCH sabían que tenían la oportunidad de llegar a los máximos puestos directivos en algún momento. Es decir, la regla de Deng propicia la alternancia del poder en China, lo que conlleva a que las distintas facciones dentro del PCCH tengan espacios de poder.
Teniendo en consideración que China durante cientos años fue gobernado por regímenes autocráticos, la regla establecida por Deng en realidad fue una excepción a la tradición china. Hay que recordar que Deng tuvo la oportunidad de vivir fuera de su país en Francia varios años y realizar estudios universitarios en la Unión Soviética. Indudablemente estas experiencias le abrieron otros horizontes, otras miradas. Xi no ha tenido esa oportunidad.
La permanencia en el poder de Xi, y con el de sus colaboradores políticos, podría generar descontento al interior de PCCH al impedir que otros cuadros del partido puedan asumir posiciones de liderazgo. Este descontento podría traducirse en fuertes luchas entre facciones.
Otra hipótesis de la continuidad de Xi como líder máximo de China es que el núcleo ligado a los líderes comunistas que forjaron la República Popular China desconfían de las nuevas generaciones de cuadros políticos. Es probable que el núcleo al que hacemos referencia sea más ideologizado que los posteriores dirigentes chinos que han crecido en el contexto
del desarrollo económico capitalista.
Conclusiones
El rompimiento de la regla de gobernar solo por 10 años por parte de Xi Jiping puede noser muy beneficioso para China. Desde el momento en que Xi Jiping promovió quedarse más de 10 años en gobierno daba claros indicios que piensa que es un líder indispensable, insustituible para China. El culto a la personalidad y la promoción del denominado
“pensamiento Xi” van en esa dirección.
Aunque Xi Jiping ha fomentado campañas contra la corrupción, la permanencia en el poder por tanto tiempo puede generar corrupción, más aún en un país donde el sistema político, judicial y militar está controlado por un solo partido.
La falta de alternancia en el poder puede generar descontento entre los cuadros políticos del Partido Comunista Chino que ven postergadas sus aspiraciones políticas.
Bibliografía
1.- Anguiano Roch, Eugenio: “La era de Xi Jiping: ¿retorno del autoritarismo personal? En:
“Cuadernos de Trabajo del Chemichex, 2015.
2.- Owen, David: “En el poder y en la enfermedad. Enfermedades de jefes de Estado y de
Gobierno en los últimos cien años.” Madrid, Ediciones Siruela, 2015.
3.- Ríos, Xulio: “La China de Xi Jinping” En: Anuario CEIPAZ 2018-2019.