Como lo señala Eduardo Dargent, es imposible que el Congreso pueda sobrevivir a una caída del ejecutivo. Más allá de los argumentos que esgrime Dargent, la propuesta que se vaya Castillo y que se quede el Congreso, cuya aprobación es menos del 7%, cuatro veces menos que la del Presidente, movilizarían las calles, no en defensa del gobierno, sino para sumarse al
coro “que se vayan todos” y eso lo sabe la mayoría de los congresistas que no se suman a esta teoría descabellada.
En algún momento se nos pasó por la cabeza la posibilidad de vacancia presidencial por la existencia de un video o de un audio que comprometiera directamente al presidente Castillo. Alguna vez pensamos que el adelanto de elecciones era posible porque creímos en el desprendimiento, en aras del Perú, de una mayoría de congresistas. Nada de ello sucedió e incluso la propuesta de adelanto de elecciones —que cuenta con el respaldo de los dos tercios de la población terminó siendo más difícil que la vacancia presidencial.
Algunos pensarán que es cálculo político, pero lo cierto es que —como lo venimos afirmando hace varios números en Apuntes a Lápiz— nuestros congresistas tienen una profunda incapacidad de renunciar a sus sueldos, a sus beneficios sociales, a los bonos por incapacidad moral permanente y demás gollerías que otorga el poder, en lo que queda de la gestión del presidente Pedro Castillo.
Existe una incapacidad moral permanente del presidente extendida hacia los congresistas, en la que se suma la mediocridad, la ambición por el poder y una desubicación total respecto de la realidad.
Los vacadores alucinan con que no existe crisis, que vivimos en el país de las maravillas, que lo mejor que podría pasar a nuestro país es que expulsen al presidente de Palacio de Gobierno y quede el Congreso para reformar la constitución a favor de un adelanto elecciones.
Como lo señala Eduardo Dargent, es imposible que el Congreso pueda sobrevivir a una caída del ejecutivo. Más allá de sus
argumentos, la propuesta de que se vaya Castillo y que se quede el Congreso —cuya aprobación es menos del 7%, cuatro
veces menos que la del Presidente— movilizarían las calles, no en defensa gobierno, sino para sumarse al coro “que se
vayan todos” y eso lo sabe la mayoría de congresistas que no se suman a esta teoría descabellada.
La propuesta de adelanto de elecciones, una salida sensata y ordenada, que con el respaldo amplios sectores de la
población, tampoco anima a la mayoría de congresistas. En este caso, a diferencia de los que apoyan la vacancia, son éstos los que ponen mayor resistencia, además de que cuentan con el apoyo de Cerrón de los perulibristas, quienes ya adelantaron opinión al respecto, incluso vincularon a Keiko Fujimori culpándola de estar detrás de esta movida, como queriendo quemar
la propuesta de adelanto de elecciones.
No obstante lo señalado, en el fondo, la propuesta de adelanto de elecciones, no solo dejaría sin chamba a los congresistas, sino que también debilitaría a la mayoría de partidos en su aspiración presidencial o a contar con una bancada en el Congreso que los blinde de sus fechorías.
Lo cierto es que se quedan. Tal como van las cosas el fantasma de la vacancia se aleja lentamente y la iniciativa de adelanto de elecciones dormirá en el sueño de los justos en una de las gavetas del presidente de la Comisión de Constitución, salvo que el soberano pueblo diga lo contrario.
Fuente: Apuntes a Lápiz