En estas últimas semanas hemos vivido desgracias que pudieron evitarse, situaciones que fueron consecuencia de la inoperancia de autoridades que durante años no le han dado una real importancia a la prevención de riesgos y desastres. Lamentablemente hoy el fenómeno Yaku ha dejado a miles de peruanos en la calle, y en una situación bastante precaria en la que ni siquiera tienen la posibilidad de alimentarse y alimentar a sus familias.
Y es justamente en estos momentos en los que lamentablemente algunas personas utilizan el populismo para visibilizar sus alicaídos “liderazgos”, llevando donaciones que muchas veces ni siquiera aportan a la nutrición de la población, y solo le sirve a ciertas empresas para reducir impuestos. Sin embargo, es en situaciones como las descritas en donde también se avizoran oportunidades para promover el liderazgo colaborativo.
En ese sentido y ante la improvisación de algunas autoridades, la esperanza también se visibilizó, mediante el apoyo solidario de miles de mujeres quienes a través de sus ollas comunes hoy están alimentando a casi 600 damnificados diariamente por distrito. Carabayllo, Puente Piedra, Ancón, Pachacamac, Cieneguilla, Ate, son algunos distritos en donde las Redes distritales de ollas comunes se han activado y en plena emergencia siguen funcionando de manera muy proactiva.
Ojalá las ollas comunes, o las también conocidas como organizaciones sociales de base, sigan siendo consideradas por nuestras autoridades y les den el lugar que merecen. Ya que son instancias de alimentación colectiva las cuales están preparadas para dar respuestas ante emergencias, además que permiten identificar carencias que la población en estado de vulnerabilidad puede estar sufriendo durante y después de la emergencia suscitada, algo que hoy en día es necesario implementar en los territorios.
Sigamos fortaleciendo la participación ciudadana desde los espacios en donde nos encontremos, porque apostando por el fortalecimiento de la organización social.
Fuente: Pata Amarilla