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Opinión

Perú, un país con hambre

Jessica Huaman Vilca

Por Jessica Huamán

El Perú está situado en una región en donde una dieta saludable cuesta en promedio 3.98 dólares, siendo la más cara en comparación con el resto del mundo, esto según el informe «Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional – América Latina y el Caribe 2022» publicado por Naciones Unidas. Además, según el último mapa de la FAO, nos han colocado como el país que se lleva el primer lugar en niveles de inseguridad alimentaria, teniendo a 16.6 millones de peruanos en situación de inseguridad alimentaria, es decir, más de la mitad de peruanos no logra acceder a alimentos que cubran sus requerimientos nutricionales.

Datos preocupantes que evidencian que el Perú no ha abordado de manera correcta el perfil nutricional de la población, ya que se ha centrado en generar políticas sectorizadas como si la nutrición y la alimentación de los peruanos dependiera de un solo sector. Y un gran ejemplo es lo sucedido con la atención de las ollas comunes, organizaciones sociales de base que nacieron a inicios de pandemia siendo a la fecha 3567 ollas comunes existentes a nivel nacional, las cuales alimentan a más de 235mil personas diariamente y a las cuales el Estado demoró en atender de una forma correcta.

Hoy las ollas comunes son atendidas desde el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, sin embargo, hay una serie de iniciativas que podrían potenciarse para atender el hambre existente en el país y que puede evidenciarse en los miles de beneficiarios de las ollas comunes. Estas iniciativas pueden ser el potenciar la labor de los agricultores familiares y seguir posicionando a la agricultura en las zonas urbana y periurbanas, así como también potenciar la recuperación y el rescate de alimentos de mercados mayoristas y mercados de abasto, considerando que la FAO estima que en Perú se desperdicia más de 12mil toneladas de alimentos anualmente. Dichas iniciativas pueden ser potenciadas por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, pero hasta el momento no se vuelven tangibles los resultados de los que pueda estar realizando dicho ministerio.

Por otro lado, la venta directa de alimentos a la población más vulnerable es necesario también potenciarla, es por ello que resalto la labor que el Ministerio de Producción realiza con el Programa “A Comer Pescado”, el cual acerca productos hidrobiológicos a la población beneficiaria de las ollas comunes, brindando de esta forma la oportunidad de acceder a un alimentos altamente nutritivo como el pescado, además de complementar dicha labor con sesiones educativas realizadas por nutricionistas.

Cabe resaltar que he citado propuestas que pueden ejecutarse por parte del gobierno Central, pero también existe una responsabilidad para atender al hambre desde los gobiernos locales. Ya que son las instancias estatales más cercanas al ciudadano, y están con toda la posibilidad de promover ordenanzas que potencien acciones que garanticen sistemas alimentarios saludables desde los territorios.

Es por ello que debemos considerar la importancia de abordar a través de políticas alimentarias integrales y eficaces, el estado nutricional del país. Esto debido a que durante años hemos sectorizado la atención que se le debe dar a nuestra alimentación y nutrición, cuando en realidad lo que debemos hacer es abordar el hambre del país de manera multisectorial, intergubernamental y de la mano con sociedad civil, garantizando así la gobernanza alimentaria.

Fuente: Pata Amarilla

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