El fracaso de la gobernanza local y el crecimiento caótico de las ciudades peruanas
Lima y las principales ciudades del Perú son el reflejo de décadas de mala gestión municipal, donde la falta de visión, la improvisación y la complicidad con intereses privados han convertido el espacio urbano en un caos insostenible. Avenidas estrechas que colapsan ante el mínimo tráfico, áreas verdes devoradas por el concreto, zonas agrícolas lotizadas sin control y una expansión urbana agresiva y desregulada son el legado de autoridades locales que no entienden —o no quieren entender— su rol como planificadores de ciudades.
Mientras tanto, las municipalidades observan impasibles cómo se repiten los mismos errores: no reservan vías principales, no protegen pulmones ecológicos, no planifican equipamientos urbanos y, peor aún, permiten que el tráfico de tierras y la corrupción decidan el futuro de las ciudades. El resultado es un Perú urbano cada vez más invivible, donde el crecimiento desordenado multiplica los problemas que las siguientes gestiones —igualmente improvisadas— tendrán que resolver.
1. La Falta de Visión: ¿Por Qué las Ciudades Peruanas Crecen Mal?
El problema no es nuevo, pero es cada vez más grave: las ciudades peruanas se expanden sin planificación, siguiendo la lógica del corto plazo y la especulación inmobiliaria. Ejemplos hay por doquier:
- Avenidas que nacieron estrechas y hoy son trampas vehiculares (como la Av. Universitaria en Lima o la Av. La Marina, saturadas desde hace años).
- Áreas verdes que desaparecen para dar paso a condominios o mercados informales (como los humedales de Ventanilla o los terrenos agrícolas de Lurín).
- Zonas de equipamiento urbano (colegios, hospitales, parques) que nunca se reservan, porque el interés de unos pocos lotizadores prevalece sobre el bien común.
Las municipalidades no exigen estándares urbanísticos mínimos, no planifican redes viales integradas y, en muchos casos, facilitan la informalidad al no hacer cumplir sus propios planes de desarrollo urbano.
2. El Desconocimiento (o Desinterés) de las Funciones Municipales
Una ciudad bien gestionada requiere:
Planificación urbana estratégica (no solo reactiva).
Reserva de tierras para infraestructura crítica (vías principales, áreas verdes, equipamientos).
Fiscalización rigurosa contra el tráfico de terrenos y construcciones ilegales.
Pero en el Perú, muchas autoridades locales:
- No saben cómo gestionar una ciudad (improvisan).
- Priorizan obras visibles (pero inútiles) sobre soluciones estructurales.
- Se dejan presionar por lobbies inmobiliarios que buscan maximizar ganancias, no ciudades habitables.
El caso de Lima es emblemático: mientras la ciudad crece hacia el norte, sur y este, no existe una autoridad metropolitana fuerte que ordene este crecimiento. Cada distrito actúa por su cuenta, y el resultado es un mosaico de urbanizaciones desconectadas, sin servicios ni movilidad integrada.
3. El Peligroso Ciclo de la Improvisación
Lo más grave es que el caos urbano no es un accidente, sino consecuencia de negligencia:
- Municipios que no actualizan sus planes urbanos (o los ignoran).
- Autoridades que otorgan licencias sin exigir contrapartidas (como vías adecuadas o áreas verdes).
- Funcionarios que hacen la vista gorda ante invasiones o cambios de zonificación ilegales.
Y así, el problema se hereda:
- Una gestión municipal permite urbanizar tierras agrícolas sin reservar vías anchas.
- Diez años después, esas calles angostas colapsan con el tráfico.
- La siguiente gestión anuncia «megaproyectos» (costosos y tardíos) para remediar lo que pudo evitarse.
¿Hay Solución?
El crecimiento desordenado no es inevitable. Se necesita:
Autoridades con expertise en gestión urbana (no improvisados).
Planes de desarrollo urbano vinculantes (que no se ignoren).
Fiscalización real contra el tráfico de tierras y construcciones ilegales.
Participación ciudadana activa para exigir transparencia.
Si no cambiamos este modelo, seguiremos construyendo ciudades invivibles, donde el espacio público sea un lujo y el caos vehicular, la norma. El Perú merece urbes mejor pensadas, pero eso requiere gobernantes que dejen de mirar solo su propio periodo y piensen en el futuro.