Alejandra Dinegro M.*
Una antigua leyenda oriental nos habla de la importancia de saber conocer nuestras habilidades personales y la capacidad de pulirlas para adaptarlas a los cambios.
Había una vez un joven que se presentó ante un maestro de artes marciales, buscando que lo tomara como discípulo. El maestro lo observó por unos minutos y le preguntó: ¿Cuál es tu habilidad principal? El joven, con seguridad y convicción, respondió: mi habilidad principal es la espada. Desde muy joven he practicado y puedo enfrentar cualquier reto que se me presente.
El maestro, sonriendo, le dijo: si tu habilidad principal es la espada, entonces te propongo un desafío. Ve al jardín y corta todas las ramas que puedas con tu espada. El joven, emocionado, corrió al jardín y comenzó a cortar las ramas con gran habilidad y precisión. Pero después de un rato, se dio cuenta de que la espada ya no cortaba como antes. Había perdido su filo.
De regreso con el maestro, el joven le dijo: maestro, mi espada ya no corta como antes. ¿Qué debo hacer? El maestro le respondió: hoy aprenderás tu primera lección: tu habilidad principal no es la espada, sino el afilarla. De nada sirve tener una gran habilidad si no la mantenemos afilada y en constante aprendizaje.
Al igual que esa historia, las y los jóvenes peruanos necesitan entender que la habilidad principal no es lo que sabemos hacer hoy, sino la capacidad de seguir aprendiendo y adaptándonos a los cambios del mercado laboral. En esta columna, hablaremos sobre las nuevas habilidades que se necesitan desarrollar y aprender para insertarse en un mundo laboral cada vez más competitivo y exigente.
El Perú ya no enfrenta un importante desafío en cuanto a la generación de empleo para los jóvenes, sino, uno inmenso. Especialmente, para aquellos que no estudian ni trabajan. La situación es aún más preocupante si consideramos que la gran mayoría de jóvenes que trabajan, lo hacen en la informalidad (9 de cada 10, menores de 25 años; a finales del 2022, según INEI), lo que significa que no cuentan con las garantías laborales y sociales que ofrece un trabajo formal.
Abundante bibliografía señala como principales barreras que enfrenta la juventud para conseguir empleo formal a: la falta de experiencia y la falta de capacitación. En muchos casos, las empresas requieren que cuenten con experiencia previa en trabajos similares, lo que deja a muchos jóvenes sin oportunidades de empleo. Por otro lado, la falta de capacitación también es un problema importante, ya que muchos jóvenes no cuentan con las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñar trabajos especializados.
Además, con los avances de la tecnología y la creciente automatización del empleo, se espera que muchos trabajos sean reemplazados por softwares y algoritmos cada vez más sofisticados, en un futuro no muy lejano. Esto plantea un importante desafío para los jóvenes peruanos, ya que deberán estar preparados para enfrentar un mercado laboral cada vez más tecnológico y especializado. Y por supuesto, el reto es mayor para el Estado.
¿Qué está haciendo el estado peruano para mejorar el acceso de los jóvenes a trabajos formales? Cuando se suelen responder preguntas similares, las opiniones suelen estar enfrentadas. Para un sector de la población la respuesta es: nada. Pero para otros la respuesta sigue siendo incompleta. Así que cambiaremos la pregunta a lo siguiente: ¿Qué podría hacer el estado peruano para mejorar el nivel de empleabilidad de sus jóvenes?
Es necesario reconocer el problema y asumirlo como urgente e importante. Un diagnóstico actualizado de la problemática que recoja las percepciones/intereses de los jóvenes y la oferta laboral, permitiría aterrizar en políticas públicas integrales y sostenibles. Es necesario invertir en educación de calidad y en programas de formación técnica y profesional para que puedan acceder a trabajos mejor remunerados y con mejores garantías laborales.
Algunos ejemplos concretos son: implementación de programas de formación técnica y profesional que permitan a los jóvenes adquirir las habilidades y conocimientos necesarios para realizar trabajos especializados. Capacitación en competencias blandas: habilidades de comunicación, liderazgo y trabajo en equipo. Programas de empleo temporal: pueden brindar a los jóvenes una experiencia laboral demostrable. Establecer alianzas entre empresas y centros educativos: las empresas pueden colaborar para definir los perfiles de los trabajadores que necesitan y colaborar en el diseño de los planes de estudio. Sistema de aprendizaje dual: combinar la formación técnica/académica con la formación práctica en el lugar de trabajo. Esto permitiría que los jóvenes adquieran habilidades y experiencia laboral al mismo tiempo.
El mundo como lo conocían nuestros padres, está dejando de existir. Las habilidades laborales necesarias para los jóvenes están evolucionando significativamente en comparación con las habilidades que tenían o desarrollaron sus antepasados. Unas décadas atrás, muchos trabajos requerían habilidades manuales, como la carpintería, la herrería y la mecánica. En un mundo más globalizado y conectado y con fuerte presencia de la tecnología está requiere que los jóvenes tengan habilidades en informática, marketing, programación, análisis de datos, manejo de plataformas digitales, idiomas, comunicación efectiva, pensamiento crítico y resolución de problemas. En otras palabras: alfabetización digital.
Hay habilidades que seguirán siendo importantes en el mercado laboral, ya que son habilidades blandas, de reflexión, creativas, de comunicación, que no pueden ser reemplazadas por la tecnología. La tecnología más bien, debe ser un insumo más que acompañe los procesos de aprendizaje de la niñez y la juventud y brinde las oportunidades de empleo formal que se necesita.
Muchos jóvenes enfrentan desafíos y obstáculos en su camino hacia el éxito laboral. Pero si tienen las habilidades necesarias para desenvolverse pueden lograrlo. Como sociedad, debemos apoyarlos y brindarles las herramientas necesarias para que puedan desarrollarse y crecer en un mundo laboral cada vez más exigente y competitivo. Si invertimos ahora, estaremos asegurando un futuro más próspero y justo para todos.
* Licenciada en Sociología por la UNMSM. Directora del Observatorio de Plataformas-Perú.
Fuente: La Otra Mirada