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Opinión

Propone gobiernos de “sabios elegidos por el pueblo” y asegura: “La democracia se ha convertido en un gran populismo”

El español Pedro Baños es coronel del Ejército de su país y escritor. Empezó con libros sobre geopolítica y defensa; ahora empuja la “revolución pacífica” protagonizada por aquellos que deban recuperar para sí mismos la soberanía popular.

Baños visitó Buenos Aires para presentar “La encrucijada mundial”, su último libro. (Nicolas Stulberg)

Publicó cinco libros y parece, siempre, tener mucho para decir. Es que ninguna de sus obras tiene menos de 500 páginas y algunas superan las 600. No sólo escribe mucho, también escribe variado: el coronel Pedro Baños, español, pasó de escribir sobre geopolítica, seguridad y defensa a meterse en cuestiones sociales, económicas y mediáticas, sólo para nombrar algunos de sus temas. Concentró toda esa actividad en apenas cinco años, de 2017 a 2022.

Con esas mismas ganas de decir mucho visitó la ciudad de Buenos Aires para presentar su último libro, La encrucijada mundial: un manual del mañana. Se trata de una obra editada por el sello Ariel y también de la excusa central de la conversación que el autor ibérico mantuvo con Infobae Leamos

“Cuando me propusieron escribir en 2015 el primer libro, que finalmente se publicó en 2017, me dediqué a lo mío, a los temas de geopolítica. Pero ahora ya de geopolítica prácticamente habla todo el mundo, cuando entonces, por lo menos en España, nadie hablaba de geopolítica, salvo un pequeño grupo de militares o de personal de servicios de inteligencia”, explica. Y agrega que él siempre ha intentado hacer algo un poco diferente.

-¿Y con los libros siguientes?

-El segundo libro, El dominio mundial, es una continuación del primero. El tercero, El dominio mental, ya varía un poco metiéndome en el tema de cómo nos dominan mentalmente. Muy interesante. El cuarto, El Poder: un estratega lee a Maquiavelo, es un traslado al momento actual de El Príncipe, de Maquiavelo, pero ahí también hay un poco de geopolítica, hay política, hay sociedad. Pero este último libro es muy especial. Tengo la suerte de estar todos los días en una ciudad diferente. Me gusta dejar hablar a las personas, es una manera de pulsar a la sociedad, de ver sus preocupaciones. A base de estos dos años de escuchar a todo el mundo, me daba cuenta de que había una serie de temas que eran recurrentes, que eran siempre los mismos, con independencia de que estuviera con personas de uno u otro perfil político. Entonces me atreví a ir un poco más allá, además de que por supuesto hablo de política.

infobae
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-¿Ir un poco más allá hacia dónde?

-Enlazarlo con toda esta transformación que está habiendo en el mundo, en todos los órdenes. Apuntar a todas las problemáticas y ver también cómo podemos salir de esas problemáticas y buscar entre todos una sociedad mejor. Como militar, jamás cargaría las tintas en ningún partido político o ideología en concreto, pero sí que creo que el sistema como tal lo debemos modificar. El sistema democrático y el sistema de liderazgo en este mundo democrático. Porque al final está relacionado también con la geopolítica en el sentido de ver cómo podemos sobrevivir en un mundo muy complejo en el que, además, si no se nos van a imponer los autoritarismos.

-Incluso dices que “los sistemas democráticos se han encontrado dirigidos por personas mediocres, en algunos casos verdaderos anti líderes”. Frente a esto, propones la noocracia ¿En qué consiste?

-La noocracia es el gobierno de los sabios pero elegidos por el pueblo. Cuando se nos presente para elegir un gobierno, se nos debiera presentar quiénes van a ser los ministros, los secretarios y los subsecretarios, que serán los que llevan el día a día de los ministerios. Porque muchas veces nos sorprende que los ciudadanos votamos y luego resulta que no sabemos quién va a salir porque al final todo se resuelve entre bambalinas en los despachos. Y tampoco sabemos quién va de verdad a dirigir el país, más allá de se supone la cabeza visible que es el presidente, o sea, el director de esas siglas. Porque votamos a las siglas, no votamos a las personas. Y muchas veces se colocan cargos por amiguismo, por favores…

-Por nepotismo.

-Y es verdad que pueden llegar personas absolutamente incapaces. Y ahora mismo es que necesitamos a los mejores. No podemos seguir dándole las riendas de nuestra vida, de nuestra hacienda, de nuestra honra a personas totalmente incompetentes cuando hay personas muy buenas y muy valiosas en todos los países.

-Al leer tu libro queda claro que estamos en un escenario de transición. La pregunta es hacia dónde es esa transición y si esa transición implica un cambio necesariamente positivo.

-El mundo que conocíamos hasta hace muy poco ya no existe, que era un mundo controlado prácticamente a capricho por una única potencia que era Estados Unidos en todos los órdenes: en el ámbito geopolítico, económico…

Geopolítica, uno de los temas de Baños, también por su carrera en el Ejército.Geopolítica, uno de los temas de Baños, también por su carrera en el Ejército.

-…Cultural.

-Cultural, absolutamente clave. Pero ese mundo ya ha dejado de existir. Se están produciendo unas transformaciones sociales, políticas y económicas muy importantes y muy relacionadas con la tecnología. Y quizás sean un poco demasiado precipitadas hacia esa sostenibilidad, hacia el eco-friendly, la resiliencia. A lo mejor con todos estos temas estamos corriendo demasiado hacia un proceso para el que no estamos plenamente preparados. Al final para el ciudadano en general va a ser primero un gran sacrificio y en cierto modo retroceder en algunos de sus avances.

-En este clima de incertidumbre y de cambios, ¿la guerra en Ucrania es un síntoma, es una consecuencia o es parte de la causa que lleva esto?

-Es un síntoma clarísimo del gran problema geopolítico: la rivalidad entre Estados Unidos y China, a la que además hemos cometido el error de ponerle a Rusia en sus brazos. Pero también es causa en el sentido de que ha acelerado un proceso que ya se venía manifestando, que es la ruptura del mundo. Ahí se está librando una guerra que va mucho más allá de Rusia y Ucrania, evidentemente. Es una guerra muy difícil de resolver precisamente porque es causa y porque es consecuencia. En cierto modo, es como pasaba durante la Guerra Fría, que se eligen escenarios de guerras interpuestas para que los grandes poderes combatan indirectamente. Lamentablemente, eso lleva a la destrucción total y absoluta de un país.

-Hablas del paternalismo estatal, de pérdida de responsabilidad individual, de una infantilización del ciudadano. Y en un escenario de tanta incertidumbre, de tanta inestabilidad que lleva a que se cuestione el propio sistema democrático, ¿todo esto deriva en el auge de nuevos populismos o hacia dónde va el sistema político?

La democracia se ha convertido en un gran populismo, en una especie de farsa en la que el político en campaña ofrece aquello que sabe que no va a poder cumplir simplemente con el único afán de captar el mayor número de votos para llegar al poder. Ese mercadeo de votos es falsear a la democracia. Y luego los ciudadanos no exigimos al político que cumpla con su programa y, si no lo cumple, no pasa absolutamente nada. Si no lo cumple, deberíamos ponerle de patitas en la calle casi de manera inmediata, no esperar cuatro, cinco o seis años.

-¿Y por qué ocurre eso?

-Todo eso viene porque tenemos poca cultura política, porque estamos demasiado adormecidos. Al mismo tiempo estamos viendo un proceso de polarización extrema de la sociedad que le interesa al político porque, al final, tiene una base que le va a ser fiel haga lo que haga. Hay muchas cosas que evidentemente tenemos que cambiar si de verdad queremos seguir creyendo en la democracia porque sino, una vez más, los otros sistemas autoritarios vienen empujando muy fuerte con fórmulas novedosas y que además se venden a sí mismas como más ventajosos para los ciudadanos.

La histórica rivalidad entre China y Estados Unidos es, para Baños, uno de los ejer que organiza al mundo. REUTERS/Kevin Lamarque/File PhotoLa histórica rivalidad entre China y Estados Unidos es, para Baños, uno de los ejer que organiza al mundo. REUTERS/Kevin Lamarque/File Photo

-¿Cómo conjuga esto esta suerte de conformismo, de quedarse con alguien que aún si no cumple no hacemos nada al respecto, con el vivir, como dices, en una “sociedad consumista, insatisfecha e individualista” en la cual hablas incluso de que vamos camino a una libertad asistida. ¿No son contradictorios el conformismo y la insatisfacción?

-Sí. Para evitar esas situaciones hace falta una buena educación, en la que precisamente se fomente el espíritu crítico. Eso evitaría todas esas situaciones de debilidad social en las que estamos cayendo, donde formemos de verdad a los ciudadanos para valerse por sí mismos el día de mañana y que sirvan a esa sociedad que hace ese esfuerzo en educarles desde su más tierna infancia. Pero claro, el problema es si hay verdadera voluntad en llevar esto a cabo, en que los ciudadanos estemos bien formados. Que a lo mejor si estuviéramos muy bien formados, empezando por esa educación política, no permitiríamos muchos de los desmanes que se cometen actualmente.

-¿Y la libertad asistida?

Cuando tú no estás bien formado, hay quien cree que debe llevarte de la mano en tu libertad. Que tengas una libertad vigilada porque te considera incapaz para gobernar tu propia vida. Eso es un poco el globalismo: una élite que te dice cómo tienes que comer, cómo tienes que vivir, cómo tienes que comportarte, cómo tienen que ser tus relaciones familiares, tus relaciones sentimentales. Pero no predican con el ejemplo.

-Escribes desde España y mirando sobre todo Europa, ¿cuánto de lo que analizas existe de este lado del Atlántico, en América Latina?

-Cuando he estado ahora en Chile, parecía que el libro lo había escrito para ellos. Fue una cosa increíble, porque ahora mismo los grandes temas de debate allí son los impuestos, las pensiones, la sanidad, la inmigración, la seguridad. Cuando llegué a México y puse la televisión era prácticamente un caso de corrupción tras otro. Y parecía que estaba en España, porque allí también la mitad del telediario se habla de casos de corrupción. Siempre intento hacer los libros con una vocación absolutamente universal, porque son problemas que nos afectan a todo el mundo.

-¿Te refieres al mundo occidental o al mundo en general?

-Esto pasa en el mundo occidental, que en realidad somos una minoría: somos mil millones de personas en un mundo en el que hay otros siete mil millones. Sí, me refiero al mundo occidental, a lo que consideramos las democracias liberales-occidentales, por así decirlo. Efectivamente no tiene nada que ver con India, ni con China, ni siquiera con muchos países de África. Nos referimos a nuestro mundo. Es verdad que ellos tienen sus problemas, quizás similares también, porque hay casos de corrupción, de nepotismo. Pero en muchos casos, ni siquiera son democracias, con lo cual tienen sus particulares. A lo que me refiero es que nosotros, que presumimos de valores y principios democráticos, en realidad tenemos menos de los que presumimos o de los que deberíamos de tener, empezando por los propios países europeos.

Una obra sobre la psiquis de las sociedades.Una obra sobre la psiquis de las sociedades.

-Mencionas a la tríada igualdad, libertad, seguridad. ¿Cómo conviven estos tres conceptos?

-Hay que hacerlos convivir. Igualdad significa que no hay verdadera democracia en un país donde hay desigualdades sociales, donde hay injusticias sociales, y más allá de que pueda haber racismo, hay clasismo. Al final hay unas élites que son las que gobiernan, que son las que llevan a sus hijos a colegios elitistas, que ya crean esos grupos de relaciones y de poder. Y entonces, eso evidentemente no es una verdadera democracia. Otro de los principios democráticos básicos es la movilidad social, que tú puedas nacer en las capas más desprotegidas de la sociedad y que puedas llegar a tener altas responsabilidades por tu valía, por tu esfuerzo, por tu trabajo. Y te lo digo porque yo procedo de un origen muy, muy, muy humilde.

-¿Cómo es eso?

-Mi padre empezó del cero absoluto, casi de abajo de cero. Cuando yo era pequeño, pasamos mucha necesidad, pasamos frío, no nos alimentamos como debíamos. Por lo tanto la movilidad social es algo en lo que creo firmemente. Si no hay esa igualdad es muy difícil garantizar también la seguridad y sobre todo hoy en día porque todos nos estamos viendo unos a otros. No es como antes que podías vivir en tu valle aislado y no sabías lo que había al otro lado de la colina en el siguiente valle. Hoy, al lado de los edificios más fastuosos, en cualquier parte de Europa o de Latinoamérica, vemos miles de chabolas. Personas que viven casi con una diferencia total y absoluta. Esas desigualdades también son un factor de inseguridad. Obviamente no vamos a justificar nunca la violencia proceda de donde proceda, jamás. Pero es cierto que debemos comprender estas desigualdades que nos estamos viendo los unos a los otros,

-¿Y la libertad?

-Hay que pensar que la libertad absoluta no puede existir y por tanto tenemos que compaginarla con una seguridad para precisamente poder ser más libres. Porque si tampoco existe esa seguridad, ¿qué libertad hay? ¿Podemos salir a la calle a cualquier hora del día o de la noche? Pues evidentemente, muchas veces tenemos que ceder parte de nuestra seguridad para compensar la libertad y parte de nuestra libertad para compensar la seguridad. Al final se trata de que todos podamos vivir en un mundo más libre, más justo, más seguro y mucho más humano. Y, para hacerlo más humano, necesitamos que sea de verdad mucho más democrático.

Ficha

Título: La encrucijada final

Autor: Pedro Baños

Editorial: Ariel

Páginas: 608

Precio (en Argentina): Papel: $20.400 – Ebook: $3.999,99

“La encrucijada mundial” (fragmento)

¿Por qué escribe un militar como yo un libro como este? Desde los inicios de mi infancia castrense, allá por 1980, en la Academia General Militar me inculcaron que la principal misión de un profesional de la milicia es servir a los ciudadanos, a los compatriotas, a la sociedad en general. Esta permanente vocación de servicio fue la que me guio durante la elaboración de mis libros anteriores. Y ahora ha seguido siendo mi faro, como un acto de entrega y dedicación a mis conciudadanos, a la hora de escribir esta nueva obra.

Por ello, y dadas las excepcionales circunstancias que estamos viviendo, y las que previsiblemente vamos a vivir y padecer en el futuro inmediato, parece llegado el momento de lanzarse a la aventura, casi suicida, de proponer soluciones que permitan conseguir un mundo más justo, más seguro y más libre. Soluciones que sirvan para cualquier persona, para todas las sociedades, para todos los países.

El poder mundial, en el centro del libro de Baños.El poder mundial, en el centro del libro de Baños.

En este contexto hiperconectado, ya nada se puede hacer en solitario. Y, además, deben ser soluciones de rápida aplicación. En la calle se vive un gran descontento, una profunda desilusión y desencanto. Si las soluciones no llegan cuanto antes, siempre dentro de los márgenes que nos hemos marcado como sociedad, la democracia corre el riesgo nada desdeñable de desaparecer, absorbida por otros sistemas políticos autoritarios que se muestren y se publiciten como más eficaces y mejor capacitados para satisfacer las necesidades universales y permanentes de las personas.

Y este es el enorme reto al que me enfrento aquí: proponer soluciones a los múltiples problemas y dificultades actuales y a los que, previsiblemente, marcarán la sociedad futura. El tiempo apremia y dar respuestas es más necesario que nunca, por la aceleración de los acontecimientos, por los imparables avances tecnológicos.

No se puede esperar más, salvo que se desee caer en una revolución —muy probablemente urbana e internacional— que no traerá nada bueno. He intentado recoger la voz de la calle, siempre atento a los comentarios. He prestado atención a lo que se refleja en las redes sociales, cada vez más importantes y que también permiten tomar el pulso a la sociedad. He procurado abrir mi mente al máximo, sin caer en prejuicios, escuchando a todo el mundo. Los problemas son muchos y la incertidumbre, máxima.

Soy consciente de que me sumerjo en aguas turbulentas, en remolinos que me pueden arrastrar al fondo con suma facilidad. Pero lo considero un deber social, y como tal acepto los riesgos con agrado, consciente de los peligros a los que me enfrento. He puesto toda mi energía en este proyecto, pues los ciudadanos lo precisan, lo exigen y lo merecen. Estoy seguro de que a muy pocos les agradará este libro en su totalidad.

Cada persona lo leerá e interpretará bajo el color de su propio cristal, de su ideología, de sus sesgos cognitivos, de sus circunstancias personales. Los que se sientan más perjudicados, los que crean que aludo a sus privilegios (de los que algunos han disfrutado con descaro) o simplemente a su modo de subsistencia, lanzarán los ataques más furibundos. Y si inician campañas de desprestigio, tanto contra la obra en sí como contra su autor, estaremos preparados para ello.

Me acusarán de revolucionario, y estarán en lo cierto. Antes de que se avecine una revolución generalizada y sangrienta, de que caigamos en las redes de flautistas de Hamelín, de políticos sin escrúpulos o de sistemas autoritarios, es necesario que quienes formamos la sociedad civil hagamos nuestra propia revolución, siempre pacífica, pero alzando suficientemente la voz. Exijamos que nos devuelvan la soberanía popular que nos han robado, que líderes de verdad y comprometidos con la sociedad nos lleven por el camino prometido y que reivindicamos.

Quién es Pedro Baños

♦ Nació en León, España, en 1960.

♦ Es coronel del Ejército de Tierra y diplomado de Estado Mayor, actualmente en situación de reserva. Ha sido jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo.

♦ Además de La Encrucijada Mundial: un manual del mañana (2022), ha publicado Así se domina el mundo: desvelando las claves del poder mundial (2017), El dominio mundial: elementos del poder y claves geopolíticas (2018), El dominio mental: la geopolítica de la mente (2020) y El Poder: un estratega lee a Maquiavelo (2022).

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