Mientras la lluvia trae fecundidad y bendición, la desidia y sumisión de los ciudadanos, trae corrupción. Las tres ciudades más corruptas del Perú, se ubican en el norte y son: Tumbes, Piura y Lambayeque.
Las tres, ostentan los mejores destinos turísticos en el verano, pero paradójicamente y casi en simultáneo, las tres comparten los mismos flagelos entre diciembre y abril; curiosamente las tres votan igual.
Piura, la tierra donde nació el máximo héroe nacional, don Miguel Grau Seminario, es de las tres ciudades norteñas, la más castigada y humillada ininterrumpidamente desde hace 40 años.
En 1983, el Fenómeno del Niño dejó en ruinas a la ciudad. Las autoridades de aquel entonces no se prepararon ni tuvieron la capacidad de menguar cada calamidad que iba sucediendo. Tenía 5 años de edad y empecé a retener con asombro las imágenes de la primera inundación en mi casa, en el Centro Histórico de Piura, y lo que significó para mi familia y vecinos cuando las carreteras se cortaron y hubo escasez de alimentos. El saldo fue de más de 1 millón de damnificados y 512 personas fallecidas. Aún conservo en mi memoria aquellas optimistas campañas de reconstrucción que se empezaron a hacer por radio y televisión, especialmente aquellas lideradas por el Banco Regional del Norte. En aquel momento, fuimos noticia internacional y los adultos mayores se persignaban para que no vuelva suceder algo así en Piura.
Pero entonces llegó 1986 con un verano inusual y un período de lluvia copiosa. En marzo de aquel año, las calles volvieron a ser riachuelos y los desagües colapsaron al igual que en 1983. El pánico de lo vivido tres años antes, regresó y la ciudad, no estaba preparada. El gobierno de Alan García, quien ganó abrumadoramente en el norte las elecciones de 1985, no hizo nada. Por suerte divina, no llegó a mayores; todo quedó resumido en un lodazal.
Los años transcurrieron con veranos cálidos y lluvias propias de la corriente del niño. Sin embargo, los vecinos del Centro Histórico de Piura, Urbanización Bancarios e Ignacio Merino, siempre terminaban con agua empozada y siempre la Municipalidad les llevaba motobombas para desaguar. Es decir, paliativos que no solucionaban el problema de fondo, que era y es, el de contar con un sistema de drenaje pluvial en toda la ciudad.
Y de repente, llegó 1998 con un “Meganiño” que arrasó a la región y la sumió en un vórtice implacable de desgracias. En conclusión, no se había aprendido nada en esa tregua de 15 años. La ciudad estuvo en todo momento en peligro inminente. En noviembre de 1997, el expresidente Alberto Fujimori, que había ganado ampliamente en el norte peruano las dos elecciones (1990 y 1995), se encargó de hacer pomposos trabajos de descolmatación del río Piura, que él mismo dirigió montado en un cargador frontal a la vista de todos. Estaba claro; Fujimori iniciaba su campaña proselitista con miras hacia el 2000, y quería ir abonando el terreno de su más leal bastión electoral, el norte.
Cegado en todo momento por perpetuarse en el poder, el ingeniero Fujimori cometió un garrafal error técnico; socavó las bases del puente Bolognesi, debilitándolo hasta tal punto que éste, no resistió una de las crecientes que tuvo el río Piura. El 16 de marzo de 1998, cerca de las 10:30 de la mañana el puente Bolognesi se desplomó, levantando una ola gigante, con un nefasto saldo de 20 fallecidos. La tragedia nos convirtió nuevamente en noticia internacional. Piura se demoró más de cuatro años para recuperarse.
Llegó el 2000 y Piura volvió a darle su voto al ingeniero Fujimori, que por aquel entonces empezó a ser asediado por los escándalos de corrupción en los que estaba involucrado, hasta que el 14 de setiembre de ese año, apareció la flagrante prueba de corrupción: el video de Montesinos con Kouri, cuyo efecto demoledor puso fin a uno de los gobiernos más corruptos que ha tenido el Perú.
Piura, a pesar de sus tragedias, se convirtió en el mapa naranja más sólido del país y dio su respaldo a Keiko Fujimori en sus tres postulaciones (2011, 2016, 2021). En el 2014, los piuranos volvieron a las urnas y eligieron como Gobernador Regional al ingeniero Reynaldo Hilbck. Un año después, una alarma se encendió. Se avizoraba un Fenómeno del Niño que sería devastador en el 2016, por lo cual se decretó Estado de Emergencia, el cual se prorrogó el 9 de octubre de aquel año. Todo se destinó a preparar la ciudad ante el inminente peligro, pero el 2016 pasó sin novedad.
En febrero del 2017, inesperadamente Piura empezó a recibir lluvias con fuerte intensidad y aunque sus características y efectos son similares al Fenómeno del Niño, se le bautizó como “El Niño Costero”, debido a que a diferencia del primero solo abarca las costas del Perú y Ecuador.
Ese “Niño Costero” volvió a asolar la ciudad en poco tiempo y esta vez fue tan inclemente como en 1983. Las carreteras se volvieron a cortar, se reportaron más de 100 mil damnificados, 75 fallecidos y medio millón de afectados. El día más aterrador se vivió el 27 de marzo del 2017, fecha en que el Río Piura se desbordó dejando devastada a la ciudad y especialmente a los campesinos del Bajo Piura. Días después se conoció con escándalo y repudio, que una temeraria e imprudente orden, “rompan el dique del Puente Independencia urgente”, salió de Carlos Bertini, el asesor del Gobernador Regional Reynaldo Hilbck; decisión que puso en riesgo de inundación y destrucción total a los pobladores del Bajo Piura. Inmediatamente vino el dengue y la chikungunya, cobrándose la vida de más piuranos y piuranas, mientras los hospitales carecían de reactivos para diagnosticar estas enfermedades colaterales.
Según información del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Gobernador de Piura (2014 – 2018) Reynaldo Hilbck, utilizó menos del 3% de los 23 millones de soles que se destinaron para la prevención de los desastres que ocasionaría el Fenómeno del Niño. ¿Qué pasó con el resto del presupuesto? ¿Por qué este señor que encarna el rostro de la desgracia y que debiera estar procesado por tener responsabilidad directa, volvió a postular en las recientes elecciones regionales?
Piura recibió en el 2017 más de S/ 3,000 millones para obras de reconstrucción. De acuerdo con una investigación periodística del portal Convoca, Hilbck, habría estado vinculado a actos de corrupción al favorecer a empresas que hicieron trabajos de prevención y reconstrucción luego del Fenómeno del Niño del 2017.
Hoy, aquí y ahora, estando en marzo del 2023, las lluvias han vuelto a Piura y la ciudad sigue desprotegida. Muchos lugares amanecen inundados, entre charcos y lodazales y el temor recurrente a padecer otra tragedia de grandes proporciones, vuelve como el monstruo que nos recuerda que no hemos podido derrotarlo en estos 40 años, que seguimos desprotegidos y que las autoridades que elegimos, son verdaderas sabandijas inclinadas a la rapiña. Buitres que se alimentan de las desgracias de su pueblo, pero más allá del lamento, muchas preguntas surgen en medio de esta larga incertidumbre y la respuesta está más cerca de lo que creemos. Sí, allí en las urnas, cuando nos toca decidir quién debe gobernar y también cuando nos quedamos callados viendo cómo se saquea a la región.
Fuete: la Mula