El debate nacional acerca de la descentralización versus centralismo tiene una larga historia, se han modificado los intereses y quienes lo representan, también hay experiencias en su estructuración y realidad económico social.
En nuestra historia desde el siglo XIX con Manuel Pardo, se inician los intentos entre regionalismo versus centralismo, el intenso debate en la década del 20 por una nueva relación del poder con el espacio territorial, económico-social y cultural; desde la década del 70 SXX. la experiencia protagónica de los frentes populares en paralelo a la reforma velasquista de 1969; y con la Constitución de 1979 la nueva estructura del Estado a partir de la transferencia del gobierno a los civiles, aprobado en la Asamblea Constituyente y en la que confluyeron: apristas, liberales, demócratas, socialistas y nacionalistas; luego seguirá el Plan Nacional de Regionalización (Ley N° 23878, 1984) y la Ley de Bases de la Regionalización (Ley N°24650,1987), se establecieron 24 departamentos y una Provincia Constitucional El Callao, y por el breve periodo 1989-92 la instauración de 12 regiones.
La efervescencia por el ingreso al sistema democrático dejó pasar el desmontaje de la segunda fase militar, y su resultado fue una concertación transitoria con diferenciados intereses y estrategias, que se manifestarán en su implementación entre los partidos tradicionales (PAP, AP, PPC) en representación de la burguesía intermediaria que restaura alianzas locales-regionales, y la izquierda legal que canaliza el desenlace de la insurgencia de sectores populares que emergieron con el histórico Paro Nacional del 19 de julio de 1977 y los Frentes de Defensa por una salida a la crisis; en una encrucijada de profunda crisis económico – social e institucional, mutación constitucional y guerra interna.
En la década del 80 los gobiernos locales implementaron interesantes experiencias de democracia participativa con autoridades de Izquierda Unida y sectores progresistas, de otra parte la regionalización que fue tardía, estuvo limitada con competencias delegadas, vetada su legislación regional por el ejecutivo, sin autonomía financiera; entre los años 1987 fue un intenso debate hasta elegir sus autoridades entre los años 1989/90 y 1992, tuvo gran riqueza intelectual para su diseño, esta experiencia quedara trunca.
El desenlace del riesgo país en la década del 80 SXX. fue la instauración neoliberal que se estructuro en la década del 90 uniendo globalización, voracidad privatizadora y el autoritarismo que desmantelo el Estado que encontró para su captura, y en su arrasadora trayectoria destruyo la breve experiencia regionalista para debilitar las elites regionales y locales, reemplazar los caciquismos locales vinculados a los partidos tradicionales y establecer alianzas propias asignándole al Ejecutivo el rol central que tuvo el manejo financiero y los fondos de venta de las empresas del Estado.
La efervescencia democratizadora con la instauración de un proceso de transición que ponga fin a un gobierno autocrático, 2000 – 2001 producirá una reforma parcial de la Constitución 1993 sin recoger la experiencia trunca que la antecede, capítulo XIV del título IV, estableciendo la base política, jurídica de la descentralización con la Ley N° 27680, Ley de Reforma Constitucional, publicada en el diario oficial El Peruano el 7 de marzo de 2002; desde espacios departamentales, sin plan estratégico, y en base a una concertación concesiva “en nombre de la democracia” con los responsables que ocasionaron la hiperinflación, la mutación constitucional, desmantelamiento del patrimonio de todos los peruanos, delitos vinculados a la criminalidad organizada; fue un proceso permisible con sus posteriores costos hacia una nueva forma de organizar y distribuir el poder.
Resaltan en un breve balance la continuidad de los departamento a pesar de existir consenso sobre el fracaso de esta demarcación, persiste el rechazo a la integración regional, así el balance después de cinco años “La regionalización ha sufrido un traspié al rechazar la población la propuesta de integrar 16 departamentos en cinco regiones.”1, la percepción de haber fracasado la regionalización en un 61% de los encuestados en julio 2014 según la encuestadora Pulso Peru (Gestión 11-08-2014), no culminará este proceso el 2015 previsto, no existen regiones que puedan “generar las bases para un nuevo equilibrio en la distribución espacial del poder y permitir mejores condiciones para el desarrollo territorial”2, sino elites de poder que pugnan en su mayoría por un reparto frente al centralismo económico, que genera desigualdad económico social.
El factor democratizador que la protagoniza, fue el problema del indio y la reforma agraria que dio fin a la república aristocrática; se modificara el problema nacional con nuevos sectores sociales, desde la década del 70 SXX y sigue pendiente la agenda por la democratización y transformación de la sociedad, sus causas, proyecto de peruanidad y quien la debe representar.
Somos calificados como un país en desarrollo sin llegar a ser un país desarrollado; nuevos y complejos problemas con nuevas realidades demográficas y urbanas, expansión de sectores empresariales vinculados al comercio y los servicios, los megaproyectos y espacios territoriales que posibilitan la mancomunidad y la descentralización hacia una nueva escala regional, corrientes migratorias internas y extranjeras, la creciente no formalidad y la oportunidad de ser parte del concierto mundial que demanda transformar una economía primaria, más equidad frente a una acrecentada desigualdad y pobreza extrema y la crisis institucional motorizado por lo delictivo.
Sigue pendiente la urgencia de una nueva clase política y nuevas elites que articulen la descentralización con la diversificación productiva y la integración nacional que sea endógeno y abierto al desarrollo civilizador de la humanidad; todos los factores articulados competitividad y democratización: energía, conectividad, servicios, tecnología, educación, cultura, ambiente, etc, en un plan estratégico como política de Estado, el rol promotor del Estado, el control financiero permanente de toda autoridad, una demarcación regional, desechar el manejo inducidor de la encuestología asociada a los medios televisivos que hacen uso del sicariato mediático que son favorables a “preferidos”, son temas del debate para la gestión pública regional – local y el cambio constitucional.
¿Cuáles son las elites que están representadas en las elecciones regionales y locales?, es nuestra pregunta y en la que no podemos ser indiferentes, la memoria colectiva nos debe servir para contribuir a la elección de los que tendrán que establecer relaciones con el poder real de los oligopolios, diversas fracciones de la burguesía mercantilista, sectores medios vinculados a la expansión del mercado interno y procesos de urbanización, con elites regionales y locales vinculados a la finalidad del desarrollo con equidad y justicia social o la acumulación del capital excluyente a su desarrollo o una economía subterránea delictiva, ahora está en debate la gobernabilidad con descentralización de cara con el presupuesto 2023 y que sea reactivador.
Soc. Hernan Gonzales Espinoza
21/09/2022
Nota: 1,2 (en referencia pp.8, 29 al 32 La descentralización en el Perú Un balance de lo avanzado y una propuesta de agenda para una reforma imprescindible, Javier Azpur, Eduardo Ballón, Luis Chirinos, Epifanio Baca y Gerardo Távara, CIES-Grupo Propuesta Ciudadana, 2006, ediciones Nova Print SAC).