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Opinión

Tribuno: La Justicia, convertida en baluarte de lo sectores conservadores en Latinoamérica

Evolución Histórica del Poder Judicial en América Latina

Históricamente, las fuerzas armadas fueron las principales defensoras de los intereses de las élites conservadoras en América Latina. Durante gran parte del siglo XX, especialmente en las décadas de los años 60 y 70, los golpes de Estado y las dictaduras militares fueron mecanismos utilizados para mantener el estatus quo y suprimir movimientos progresistas. Sin embargo, con el fin de las dictaduras militares y la transición hacia democracias formales, la influencia militar fue perdiendo peso en el escenario político, al menos de manera directa.

En este nuevo contexto, el poder judicial ha ido ocupando ese espacio vacante, y en muchos casos, ha tomado el rol de “guardia” de los intereses de los sectores conservadores y de las élites económicas. Las instituciones judiciales, que se suponía deberían ser independientes y garantes de la justicia imparcial, se han transformado en actores políticos de gran influencia.

El poder judicial, en lugar de ser un contrapeso necesario en una democracia, ha sido instrumentalizado para frenar iniciativas que buscan una mayor inclusión social y justicia económica. Esto ha sido especialmente evidente en países donde las reformas que promueven un cambio estructural han sido bloqueadas, no en las urnas, sino en los tribunales.

Casos Concretos de Intervención Judicial

Perú: Destitución de Pedro Castillo
La crisis política en Perú culminó con la destitución del presidente Pedro Castillo en 2022. Aunque Castillo asumió con una plataforma progresista que buscaba cambios en áreas como la redistribución de la riqueza y los derechos de los sectores más desfavorecidos, su gobierno fue enfrentado por el Congreso y el poder judicial desde sus inicios. Si bien hubo razones legítimas para cuestionar   algunas de sus acciones, es innegable que los sectores conservadores, utilizando el sistema judicial, jugaron un papel clave en su destitución. La judicialización de la política en Perú ha sido una herramienta para los intereses conservadores.

México: Reforma Judicial y la Suprema Corte
En México, la propuesta de reforma judicial del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha sido un punto de choque con la Suprema Corte de Justicia. AMLO busca una reforma que permita la elección popular de jueces y magistrados, bajo el argumento de combatir la corrupción y aumentar la transparencia en el poder judicial. Sin embargo, esta propuesta ha sido bloqueada por la Suprema Corte, que ha alegado que socava la independencia judicial. La presidenta de la Corte, Norma Piña, ha denunciado la “demolición del poder judicial” y ha sido uno de los principales opositores a la reforma. Este caso es emblemático porque ilustra cómo la justicia se convierte en un terreno de disputa política, con sectores conservadores resistiéndose a cambios profundos en la estructura del sistema judicial.

Ecuador: La fiscalía y la Corte Suprema impidiendo la participación  del ex presidente  Correa  en la vida politica de ese país

El Ex presidente Correa, quien  culmino su mandato con altos índices de popularidad  debido  a su buen  gobierno, es impedido hasta ahora  de participar  activamente en la vida politica del Ecuador, por la persecución judicial  de la que es objeto,  se han convertido  en el obstáculo para el retorno al gobierno  de un apreciado  político  por la mayoría de la población de  ese país.

El Poder Judicial como Actor Político

Este fenómeno no es exclusivo de Perú y México. En muchos países de América Latina, el poder judicial se ha convertido en un actor que ya no actúa únicamente desde la neutralidad, sino que interviene activamente en la arena política, a menudo alineándose con las élites conservadoras. Esto puede verse en:

  • Brasil: Donde la actuación del poder judicial jugó un papel crucial en la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff y la posterior encarcelación de Luiz Inácio Lula da Silva, ambos considerados figuras de izquierda que habían implementado políticas progresistas.
  • Argentina: En este país, las tensiones entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el poder judicial también evidenciaron el uso del sistema judicial para neutralizar líderes políticos y frenar reformas.

Este fenómeno genera un paralelismo con lo que fueron las fuerzas armadas en décadas pasadas. Así como los militares fueron actores políticos clave en las decisiones de gobierno durante las dictaduras, ahora el poder judicial ocupa ese espacio, moldeando la política y actuando como una barrera para los cambios que no favorecen a los intereses tradicionales.

Impacto en la Democracia

El creciente protagonismo del poder judicial en la política tiene consecuencias serias para las democracias latinoamericanas. En lugar de cumplir su función de garantizar el equilibrio de poder y la justicia, los tribunales han sido utilizados para preservar el inmovilismo social y económico. Esto ha paralizado importantes reformas en áreas como la redistribución de la riqueza, los derechos laborales, la justicia ambiental, y el acceso a servicios básicos como la salud y la educación.

La dependencia del poder judicial para bloquear reformas crea una democracia en la que, aunque los ciudadanos eligen a sus representantes, el verdadero poder de decisión queda en manos de jueces no electos que responden a intereses de las élites políticas y económicas. Esto erosiona la confianza en las instituciones democráticas y amplía las brechas sociales y económicas.

Además, la politización del poder judicial amenaza con crear un ciclo de inestabilidad, donde las decisiones judiciales pueden ser percibidas como sesgadas, lo que genera más desconfianza y división social.

Perspectivas Futuras

La situación actual presenta un desafío crítico para las democracias de América Latina. Los llamados a reformar el poder judicial, como los planteados por AMLO en México, reflejan un creciente descontento con el papel que los tribunales están desempeñando en la política. Sin embargo, las reformas judiciales también pueden conllevar riesgos si no se ejecutan con cuidado. La elección popular de jueces, por ejemplo, plantea preocupaciones sobre la posibilidad de que se politicen aún más las decisiones judiciales y que actores externos, como el narcotráfico o el crimen organizado, influyan en los procesos electorales.

Es evidente que, para avanzar hacia un sistema más justo y equitativo, se necesita una profunda revisión del poder judicial. Los mecanismos de control y equilibrio deben fortalecerse, y los procesos judiciales deben volverse más transparentes y responsables ante la sociedad.

El poder judicial ha reemplazado a las fuerzas armadas como el principal instrumento de los sectores conservadores para mantener el statu quo en América Latina. Aunque las democracias de la región han avanzado en muchos aspectos, las élites económicas y políticas han encontrado en los tribunales una manera efectiva de frenar los cambios que buscan una mayor justicia social y económica. Este fenómeno, que atraviesa a varios países, debe ser entendido como un desafío fundamental para el futuro democrático de la región. Sin una reforma judicial seria, América Latina corre el riesgo de seguir atrapada en un ciclo de inmovilismo y desigualdad.

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