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Opinión

Una encuesta reveladora

Por Carlos Reyna.-Sociólogo

Foto: Antonio Melgarejo/La República

La última encuesta del IEP, como otras anteriores, contiene temas actuales e inactuales que, observados con cierto detalle nos permiten trazar unas cinco viñetas que muestran ángulos poco percibidos de lo que viene pasando.

Quien lo dijera, al final PPK y Pedro Castillo se terminaron pareciendo

Al culminar su primer año de gobierno, el buen PPK, ahora encerrado cual príncipe en desgracia en su palacete del jirón Choquehuanca, tuvo una desaprobación parecida a la que ahora tiene Pedro Castillo, el maestro rural que maldice al palacio que se le cruzó en la vida. A este, ahora, en similar circunstancia, lo desaprueba el 67 % de encuestados, y a PPK lo desaprobaba un 58 %. Considerando la enorme diferencia de recursos personales que hay entre ambos, sorprende que la diferencia en cuanto a esa desaprobación fuera tan poca.

Educado en Suiza, Oxford y Princeton, a lo largo de su vida fue alto funcionario en entidades internacionales financieras, miembro de directorios de muchas empresas fuera y dentro del Perú. Fue alto funcionario del BCR en el primer gobierno de Belaunde y luego ministro en el segundo. Ministro dos veces y una vez premier en el gobierno de Toledo. Desde décadas antes de lanzarse a la presidencia de la república ya era uno de los personajes más entrevistados por los medios peruanos. Es obvio que el capital intelectual y social, y el capital a secas que tenía PPK, era infinitamente superior a los que tenía Pedro cuando ambos llegaron a gobernar. Frente a esa diferencia infinita, la diferencia en desaprobación cuando llegaron a su primer año de gobierno es nada.

Más aún, las grandes diferencias entre PPK y Castillo como personas en general, se convirtieron en semejanzas como políticos; por eso mismo, su destino como políticos está siendo muy parecido. Deberían ser amigos y apostar sobre cuál de ellos terminará preso o cuál durará menos en la presidencia.

El débil punto de partida de Lady Camones

Para el caso de Camones, sabemos que es elegida formalmente por los congresistas, pero para poder compararla con la elección de Castillo tomamos en cuenta la opinión ciudadana sobre su elección, expresada en la encuesta ya mencionada del IEP. Para el caso de Castillo tomamos en cuenta los resultados de la votación de junio de 2021.

En la encuesta de IEP, respecto a su elección como presidenta del Congreso, Camones obtiene el apoyo de solo el 24 % de todos los ciudadanos encuestados. En el caso de la elección de Castillo, obtuvo una preferencia del 46.8 de todos los ciudadanos que votaron. Y hay algo más que tampoco favorece a Camones. Su elección ha sido desaprobada por el 51 % de los que respondieron la encuesta.

Se trata de un débil punto de partida que, sumado a la bajísima aprobación del Congreso en su conjunto, que es apenas del 10 %, va a pesar en contra de la gestión que hará en el año que viene. Estas cifras, más las mil batallas que tendrá la legislatura 2021 – 2022, son un presagio de que la música de fondo que tendrá la Sra Lady, en su paso por el Congreso, no se parecerá mucho a la balada en la que su nombre es susurrado por el cantante Kenny Rogers.

Que se vayan todos aunque todo siga igual

Este parece ser el ánimo prevaleciente en las respuestas a la pregunta del IEP sobre la mejor salida a esta crisis política. Una mayoría absoluta del 65 % se pronuncia a favor de elecciones generales adelantadas. Y, por otro lado, entre los que piensan que esto no mejorará la situación del país sino que seguirá igual o peor, también suman una mayoría esta vez relativa, de 47 %. No faltan los bien esperanzados, que no son pocos: 42 %.

Lo que estas respuestas indican son el realismo y la racionalidad de los ciudadanos. Por un lado, asumen que el bloqueo institucional ha sido construido desde este gobierno y desde este Congreso, por tanto, que ambos deber ser reemplazados. Por otro, que tampoco es seguro que las cosas vayan a mejorar, pero peor sería que nada cambie o que solo se cambie a uno de los poderes responsables. Su opción es la de volver a lanzar los dados antes que no jugar nada mientras el Perú se derrumba en cámara lenta.

Empate de “chinos”

La pregunta sobre cuál de tres dictadores listados, Velasco, Morales Bermudez y Fujimori ha sido mejor gobernante, tiene como respuesta a un primer lugar empatado entre los dos “chinos”, Velasco y Fujimori. La diferencia entre ambos es de dos puntos, entre 38 % y 40 %, la cual desaparece por el conocido efecto del margen de error.

De hecho, el Perú de hoy no se ha hecho sólo sobre lo que dejó Fujimori. Lo que este hizo no llegó a difuminar todo lo que dejó Velasco. Este abrió las compuertas por las cuales llegó y desestabilizó a la política peruana el caudaloso torrente de los pobres. En todas las décadas posteriores esa política nunca llegó estabilizarse. Pero esa llegada a la política dejó beneficiarios y simpatías. Estuvieron y están entre los más pobres, en el ámbito rural, el Sur, la izquierda, el centro.

El fujimorismo nunca pretendió canalizar institucionalmente la presión de la pobreza sobre la política. La sedujo temporalmente con sus programas sociales, y con la ilusión de volverse no pobreza por la misma vía por la que el fujimorismo se hizo fuerte políticamente: la ilegalidad, la informalidad. También tuvo y tiene beneficiarios y simpatías, Lima, el Norte, sectores medios y altos, la derecha.

Ambos “chinos,” Velasco y Fujimori, para bien o para mal, siguen siendo los referentes más fuertes de la política de hoy. Castillo es un beneficiario de la reforma agraria. Keiko es la heredera de sangre y de todos los activos y pasivos de su padre. La ya larga descomposición de la política peruana, quizás se explica justamente porque siguió girando en torno a esos referentes, sin que surgieran otros de parecida fuerza. Hubo intentos, pero parece que les faltó decisión para expresar orgánicamente al Perú de estos años. Los que quisieron expresarlo, olvidaron lo orgánico. Los que tenían lo orgánico siguieron dependiendo del pasado.

¿Vizcarra Presidente?

La encuesta también pide opinión sobre presidentes recientes. Vizcarra, Sagasti, Kuczynski y Castillo. El mejor valorado, por apreciable distancia de los demás, es Vizcarra, con 44 % de respuestas señalando que es el de mejor gestión. El segundo, Sagasti, con 16 %. El reconocimiento parejo a Vizcarra en todas las regiones, especialmente las que no son Lima, entre los estratos más pobres, mujeres, jóvenes y de diferente filiación ideológica, mostrarían sus posibilidades como candidato.

De hecho Vizcarra, casi por descarte, podría terminar siendo la única carta efectiva para enfrentar, en eventuales elecciones generales adelantadas, a una opción de derecha extrema, o directamente fujimorista, empoderada como se le ve últimamente. La izquierda, por lo ocurrido recientemente, no tendría chance, ni incluso ganas de tenerla, para un rol protagónico.

Si le sonríen los apus y las cochas, Vizcarra sería otro elegido como mal menor, o como malo conocido. Serviría para salir del paso. Pero, al igual que la mayoría o casi todos los demás, no parece tener ni el carácter ni la imaginación para encarnar un liderazgo que libere al Perú de los referentes que lo amarran al pasado. Ese liderazgo, así sea en ciernes, debe existir en algún o en algunos de los peruanos, aguardando una circunstancia favorable, sin asumir que esta se crea, no se espera.

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