El Tren de Aragua, organización criminal de Venezuela que se consolidó con el ascenso de Nicolás Maduro al poder en el 2013, tiene una década convertida en una de las mayores marcas criminales de Sudamérica. OjoPúblico —como parte de NarcoFiles, la serie investigativa coordinada por Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP)— accedió a una masiva filtración de documentos policiales y fiscales de Colombia que ayuda a revelar cómo opera, se expande y financia este grupo delictivo. La investigación —basada también en bases de datos propias, expedientes judiciales, reporteo de campo y entrevistas a altos mandos policiales y fiscales del Perú— es además una radiografía de la violenta economía del crimen.
El video muestra a un grupo de hombres en medio de un pasadizo de techo blanco y paredes y pisos cubiertos con telas blancas. Visten todos de negro. Sus rostros van cubiertos con pasamontañas y cargan armas de guerra: fusiles, escopetas y ametralladoras. Este grupo de hombres de negro amenazan con asesinar a los motorizados peruanos de los distritos limeños de La Victoria y El Agustino si no paran los ataques contra los motorizados venezolanos. Dicen ser miembros de Los Gallegos, una de las facciones de la poderosa organización criminal venezolana: El Tren de Aragua. “¡Estamos en Perú!”, aúllan en coro los encapuchados, mostrando hacia la cámara la edición del día del periódico El Trome.
Mientras este video se difundía en Perú, en Ecuador anunciaban la captura de Hernán David Landaeta o José Manuel Vera Sulbarán, alias Satanás, uno de los cabecillas más buscados de la organización criminal. Desde alrededor de 2018, con el pico de la migración venezolana, los atentados criminales de El Tren de Aragua han ocasionado extorsión, trata y asesinatos en Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Su presencia se ha extendido rápidamente, y en medio de una feroz violencia urbana, este grupo ha desplazado a las bandas locales y tomado el control de las principales zonas de fronteras y ciudades latinoamericanas, que ellos denominan “plazas”.
OjoPúblico —como parte de NarcoFiles, la serie investigativa coordinada por Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP)— accedió a una masiva filtración de correos electrónicos, informes de inteligencia y documentos de la Policía, el Ejército, Ministerio de Defensa de Colombia, comprendidas entre 2019 y 2022, y la contrastó con reporteo de calle, expedientes judiciales entrevistas a víctimas y a altos oficiales de la Policía peruana, con el fin de elaborar una radiografía de la forma en la que opera esta organización criminal que se conformó originalmente en Venezuela.
Las autoridades colombianas rastrearon la expansión del Tren de Aragua y sus facciones desde Venezuela hacia Colombia, Ecuador y Perú. Gran parte de los documentos policiales revelan el alarmante nivel de violencia de esta organización criminal, en años de compartir áreas limítrofes con los Grupos Armados Organizados Residuales (GAOR) o las disidencias de las FARC, como se ha bautizado a los herederos de los cárteles y las organizaciones terroristas de antaño.
Solo en Perú, OjoPúblico identificó —a través de una sistematización de información oficial producida entre 2018 y 2023 por la Policía, la Fiscalía y distintos medios— los casos más emblemáticos de actividades criminales atribuidas al Tren de Aragua y sus facciones operativas en la capital.
ESTADO DE EMERGENCIA. Algunos de los distritos limeños con “plazas” de explotación sexual del Tren Aragua están vigilados por policías y militares, por ejemplo el distrito de Lince.
Foto: OjoPúblico
El análisis determinó que durante los últimos cinco años la Policía capturó al menos a 219 personas vinculadas al Tren de Aragua. Los lugares donde se realizaron estas detenciones son Lima Metropolitana, Callao, La Libertad, Arequipa, Lambayeque, Ica, Cusco, Tacna. El 83,5% de estas detenciones (183) se produjeron en 2023.
En Lima Metropolitana, las detenciones han ocurrido en distritos como San Martín de Porres, Comas, Independencia, Los Olivos, Lince, San Juan de Lurigancho, Chorrillos, Santa Anita, Ate. En regiones, la provincia que tiene más capturas vinculadas a presuntos miembros del Tren de Aragua es Pataz (8), en La Libertad.
El origen de una megafranquicia criminal
El Tren de Aragua nació y creció durante los primeros años del gobierno de Hugo Chávez y de sus gobernadores bolivarianos. La mayor franquicia del crimen organizado se forjó en Venezuela entre 2007 y 2010, en el corazón del gremio sindical de trabajadores de la construcción del tren de Aragua, un estado habitado por 1,3 millones de personas, ubicado a orillas del Lago Valencia, a una hora y media de Caracas y cerca del Mar Caribe.
Este grupo delictivo consolidó su expansión y transformación después de la muerte de Chávez, en 2013. Desde entonces, con Nicolás Maduro como jefe de Estado, y el abogado Tareck El Aissami como gobernador de Aragua, entre 2012 y 2017, la organización dejó de ser una simple fuerza criminal local, para convertirse, en solo una década, en una organización transfronteriza. Lo consiguieron atacando o enfrentando a las fuerzas de seguridad del régimen bolivariano, a otras bandas de alcance regional, o disputándose territorios en zonas de frontera con los rezagos de agrupaciones, con mayor experiencia y poder, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El punto de quiebre ocurrió en 2018, con uno de los picos de la crisis migratoria venezolana. Ese año, la Organización de Estados Americanos (OEA) consideró que la migración de venezolanos era la “más grande en la historia del hemisferio occidental”. Entonces, Human Rights Watch estableció que Colombia albergaba a 1 millón de ciudadanos extranjeros, Perú 395.000, Ecuador 250.000 y Chile 84.000.
Cinco años después, las cifras de la migración ascienden a 2,4 millones de personas, 1,1 millones, 500.000 y 400.000, respectivamente. En ese lapso —aprovechando la emergencia humanitaria y la fragilidad estatal de estos países, luego de dos años de pandemia— los grupos criminales de Venezuela empezaron a consolidar sus operaciones a lo largo del corredor andino.
El Niño Guerrero y la incursión en América Latina
La historia del Tren de Aragua también está vinculada a Héctor Guerrero Flores, Niño Guerrero, famoso y hoy prófugo criminal venezolano cuyo prontuario saltó a la palestra en su país cuando fue detenido en el 2010, con solo 27 años, y fue enviado a la cárcel de Tocorón en Aragua.
Desde este lugar, que se convirtió en el centro de operaciones de esta organización criminal, el Niño Guerrero fugó por primera vez en el 2012. Entonces, la Policía de Venezuela, a través del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), fijó su atención en él y lo recapturó en 2013.
Guerrero Flores fue el Pran de dicho penal (acrónimo de Preso Rematado, Asesino Nato) —como se le conoce en la jerga carcelaria de Venezuela al jefe criminal más poderoso de una prisión— hasta que se fugó, en setiembre de este año. Hasta ahora las policías no han logrado capturarlo. El gobierno peruano ofrece medio millón de soles (132.000 dólares) a quienes ayuden a identificar su paradero.
Sin embargo, el punto de quiebre para el grupo delictivo del Niño Guerrero, condenado a 17 años de prisión por homicidio, narcotráfico y tenencia de armas, ocurrió entre los años 2015 y 2016, los de mayor criminalidad y muerte en este país, según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). En 2015, por ejemplo, diferentes bandas cometieron una serie de ataques con armas de guerra y explosivos contra sedes de la Policía Bolivariana, desde comisarías y puntos de control, hasta actos de sicariato contra efectivos. La feroz guerra por el control territorial que se desató entre ambas fuerzas dejó más de 20 policías fallecidos y un número superior de delincuentes abatidos.
CONQUISTA. A punta de actos cruentos y enfrentamientos letales, el Tren de Aragua ha dominado los puntos de explotación sexual en distintos distritos de Lima.
Foto: OjoPúblico
Para el 2018, de acuerdo a los reportes del OVV, las cifras y tasas de homicidios violentos en Venezuela empezaron a reducirse drásticamente (de 28.000, en 2016, a 9.000, en 2022). Mientras, las fuerzas del orden de los países andinos comenzaron a ser testigos de la reconfiguración de los grupos del crimen organizado en zonas fronterizas, desde Cúcuta a Ipiales (Colombia), Tulcán y Huaquillas (Ecuador), hasta Aguas Verdes y Tacna (Perú); o Tarapacá (Chile). Luego, el nuevo fenómeno criminal llegaría a las capitales de estos países.
En Colombia, la primera zona que recibió el impacto inicial de la expansión del Tren de Aragua fue el departamento de Norte de Santander, cuya capital, Cúcuta, se ubica frente a San Cristóbal de Táchira, puerta principal del recorrido migratorio de Venezuela.
Hacia 2019, la Fiscalía de Colombia ya tenía iniciadas por lo menos cuatro investigaciones relacionadas al grupo del Niño Guerrero. Precisamente, una de las indagaciones se dio en Norte de Santander, donde se investigaban los homicidios en caminos fronterizos en el contexto de un enfrentamiento entre el Tren de Aragua y el Clan del Golfo, herederos de los paramilitares y considerado uno de los grupos criminales con más poder en Colombia. Estas pesquisas, sin embargo, solo serían las primeras.
De Venezuela a Colombia y Ecuador
En 2021, mientras los gobiernos del hemisferio sur aún estaban concentrados en la pandemia, el crimen organizado se instaló y tomó el control de varias zonas de ciudades importantes.
Aquel año, según reportes secretos —a los que OjoPúblico tuvo acceso como parte de la serie NarcoFiles—, la Fiscalía de Colombia ya tenía 56 casos relacionados al Tren de Aragua en todo el país. Los crímenes empezaron a multiplicarse en el Norte del Santander y Arauca, en la frontera con Venezuela; Nariño, en el límite con Ecuador; y en Bogotá.
CRECIMIENTO. Para 2021, la Fiscalía de Colombia ya registraba 56 casos relacionados al Tren de Aragua, en 15 municipios y 28 tipos penales.
FRONTERAS. La organización criminal venezolana se encontraba presente en la frontera con Venezuela, la frontera con Ecuador y la capital colombiana.
El Ministerio de Defensa de Colombia también detectó que el grupo dirigido desde la prisión de Tocorón —la cárcel ubicada en Aragua desde donde operaba esta organización criminal— no solo se involucró en guerras clandestinas con el Clan del Golfo, sino que también se atrevió a desafiar al Frente 10 Martín Villa (disidentes de las FARC) y a los remanentes del ELN, el grupo armado más antiguo de Colombia.
Un reporte de inteligencia del Ministerio de Defensa de Colombia, clasificado como “ultrasecreto”, hace una radiografía sobre el Tren de Aragua en esa época: “En 2020, se evidencia la participación de esta banda en actividades como homicidios, extorsiones y secuestros en algunas ciudades del país, como Bogotá, Popayán (Cauca), Cali (Valle del Cauca), Pasto (Nariño), Cúcuta (Norte de Santander) y Bucaramanga (Santander), en donde su característico modus operandis [es] grabar sus ilegalidades para subirlas a redes sociales e infringir miedo en las comunidades y demostrar poder ante las demás bandas, incluso ante los GAOR colombianos (Grupos Armados Organizados Residuales), como el ELN y las disidencias de las FARC”.
El informe también dice que el grupo venezolano pasó a consolidar sus operaciones en Cúcuta, la séptima ciudad más poblada de Colombia y la primera en la que este grupo ilegal se consolidó a la fuerza. El documento describe cómo El Tren de Aragua estableció en la capital de Norte del Santander una amplia red financiera con violencia, copando todos los medios de recolección de dinero.
“La organización logró controlar el microtráfico, el contrabando, [y] el control de las trochas para el paso de inmigrantes, además, cobran a sus compatriotas el paso por Cúcuta, y a los que no pagan no se les permite el paso, aunque ya se encuentren en el terminal de transporte de la ciudad. De igual forma, establecieron una cuota a las mujeres migrantes y locales que ejercen la prostitución”, indica el documento.
PATRÓN. El Ministerio de Defensa colombiano identificó la forma en la que el Tren de Aragua operaba en el departamento Norte de Santander, en la frontera con Venezuela.
El reporte fechado en 2020 predice el accionar de la organización en su posterior avance a zonas fronterizas de Ecuador, Perú y Chile. “Estas posiciones [el copamiento de liderazgos en actividades ilícitas] fueron impuestas mediante actividades de amenazas y confrontaciones con bandas locales, las cuales fueron absorbidas o sus integrantes asesinados en la disputa por el control del territorio”.
En el mismo diagnóstico, la autoridad describe la estructura que puede llegar a tener el Tren de Aragua a nivel local: “[En un] municipio se posiciona lo que la banda denomina un ‘carro’ que consta aproximadamente de 30 personas que cumplen un rol específico, unos son de acciones armadas, otros de inteligencia, otros de venta de alucinógenos, extorsiones… o robos dado que es zona de transeuntes alrededor de bares en donde se ubican mujeres venezolanas que ejercen la prostitución”.
Para el año 2021, cuando en el Perú comenzaron a realizarse las primeras intervenciones contra grupos criminales procedentes de Venezuela, la expansión del Tren de Aragua en Sudamérica ya era un hecho confirmado por la Fiscalía de Colombia. Las interceptaciones telefónicas con orden judicial confirman la consolidación y violento avance de esta organización.
En agosto de ese año, en el marco de una investigación para desarticular una organización de trata de personas en Cúcuta (Colombia), se oyó el extenso diálogo de un ciudadano colombiano apodado Nino, que recibía múltiples giros y consignaciones de dinero por intermedio de bancos y plataformas online por dedicarse al transporte de migrantes en buses interprovinciales.
“Las conexiones las tienen ellos mismos [el Tren de Aragua], en toda la frontera tienen gente… ahí en Bogotá… en Ipiales [frontera de Colombia con Ecuador] tienen sus contactos, pasan la trocha y pa’ arriba a Ecuador, Perú, Chile, toda esa vía. Tienen su olla redonda. No ve que el Tren de Aragua tiene un solo cabecilla que es duro y a él tienen que entregarle… Cuántos pasajeros para Chile, para Ecuador, para donde sea… ese se debe estar metiendo a la semana como 5.000 o 6.000 dólares”, dice Nino en una de las decenas de diálogos interceptados por la Fiscalía de Colombia.
CONVERSACIONES. OjoPúblico analizó diversas escuchas telefónicas realizadas por la Fiscalía de Colombia, que ubicaban al grupo criminal venezolano en Pasto e Ipiales.
En 2020, la presencia del Tren de Aragua ya era visible al otro extremo de Colombia: en Nariño, una región de más de 1,6 millones de habitantes ubicada en la frontera con Ecuador.
Diversas escuchas telefónicas realizadas por la Fiscalía de Colombia —analizadas por OjoPúblico— ubicaron al grupo criminal en Pasto e Ipiales, últimas ciudades de importancia antes de ingresar a suelo ecuatoriano.
Una de las pesquisas del Ministerio Público de ese país reveló que el Tren de Aragua se disputaba el territorio fronterizo con la mayor disidencia de las FARC: la Segunda Marquetalia de Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, uno de los últimos líderes históricos de dicha organización.
El caso de la Fiscalía de Colombia se basó en la confesión de Jackson Murillo López o Flaco, líder de la Segunda Marquetalia en Ipiales (Nariño), que en los últimos años se convirtió en paso obligado de la migración venezolana hacia Ecuador, Perú y Chile. En su declaración dijo que, desde 2021, “recibió órdenes para hacer limpieza del Tren de Aragua”.
“La financiación —continúa la confesión— iba a salir del cobro de extorsiones a personas que trabajaban en Ipiales, en el terminal de Tulcán en Ecuador, fincas, transportadores de motos y carros… trocheros, y los dedicados al transporte de migrantes y contrabando en la frontera”. Además, indicó que llegaron a repartir volantes diciéndole a los ciudadanos de las localidades limítrofes de ambos países que “iban a dar muerte a quien pagara o colaborara con el Tren de Aragua”.
De acuerdo a la declaración de Flaco, sus superiores en la facción disidente de las exFARC tomaban en serio el arribo del grupo venezolano a través de Colombia y Ecuador. Por ello, empezaron a cobrar cupos con el objetivo de comprar armamento y otros medios logísticos para brindar protección a los dueños de fincas colombianas, que cobraban por el paso de migrantes, frente a la llegada del Tren de Aragua que les “robaba, extorsionaba y hasta mataba”.
“Ellos [los dueños de fincas] por el terreno cobran uno o dos dólares [por persona]. Un negocio redondo porque tienen carros para transportar migrantes, contrabando y droga. Entonces, a ellos les cobrábamos un millón de pesos semanales (alrededor de 220 dólares)”, dijo el exmando de Segunda Marquetalia en Ipiales, desde una prisión en el Cauca.
CRIMEN ORGANIZADO. El fiscal superior titular Jorge Chávez Cotrina conversó con OjoPúblico acerca de las víctimas de trata con fines de explotación sexual del Tren de Aragua.
Cinco años de presencia criminal en Perú
El ingreso de los integrantes del Tren de Aragua a Perú, como ocurrió en los países vecinos, se dio en el contexto de la migración venezolana, que tuvo su pico humanitario en 2018. Según la información de la Superintendencia Nacional de Migraciones del Ministerio del Interior, a la que OjoPúblico tuvo acceso a través de pedidos de información, entre 2018 y los primeros días de octubre de 2023, ingresaron al país 1’347.551 ciudadanos venezolanos, usando vías de transporte terrestre (81,6%) y aérea (18,3%).
En estos casi seis años, de acuerdo a estas cifras, fue en 2018 y 2019 cuando se registró el mayor ingreso de personas venezolanas al país: 814.813 y 440.926 respectivamente.
Una de las primeras veces que se mencionó al Tren de Aragua en Perú fue en agosto del 2018. La División de Investigación de Robos (Divinrob) de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) capturó a cinco ciudadanos venezolanos que planeaban asaltar un banco en el centro comercial Plaza Norte, en el distrito de Independencia. Esta división de la Policía Nacional del Perú (PNP) se refirió al grupo como “Los Malditos del Tren de Aragua”.
Entre los detenidos se encontraba Edison Agustín Barrera, alias Catire, de 23 años. Catire —palabra usada en Venezuela para referirse a las personas con el cabello rubio— ya había cometido crímenes en su país en la modalidad de sicariato.
La posición de liderazgo de Catire dentro del Tren de Aragua ha sido reconocida a nivel internacional. A través de la filtración de los documentos de la Fiscalía colombiana, OjoPúblico pudo comprobar que el Ejército de dicho país indicó, en un informe de inteligencia de enero de 2022, que el coordinador de la banda criminal en el Perú era, en efecto, Edison Agustín Barrera.
PODER INTERNACIONAL. La Fiscalía de colombiana identificó a los distintos líderes del Tren de Aragua en otros países de América Latina.
Un año después de la captura de Catire y sus cómplices, en junio de 2019, el Octavo Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte lo sentenció a ocho años de prisión efectiva por los delitos de posesión ilegal de armas, municiones y tenencia de materiales explosivos peligrosos, por receptación agravada y por pertenecer a una banda criminal.
Catire fue el primero de los varios cabecillas del Tren de Aragua que llegaron al Perú. A lo largo de estos años, la Policía ha identificado a Freddy Xavier Romero Sulbarán, alias Machelo; José Ángel Ortega Padrón, alias Armando; Héctor Alfonso Prieto Materano o Mamut; Yomar José Delgado Palacios o Nino, entre otros.
Estos personajes y sus cómplices han sido involucrados en delitos como robo, extorsión, sicariato, secuestro, homicidio, tenencia ilegal de armas, tráfico ilícito de drogas, banda criminal, crimen organizado, trata de personas.
La trata de personas es el delito base del Tren de Aragua en Perú. Lo dice el general Carlos Malaver, director de la Dirección de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes (DIRCTPTIM) de la Policía. La trata de personas ha consolidado a la organización criminal en distintos puntos de la capital peruana y en regiones importantes de este país, como La Libertad, Lambayeque o Piura.
El Tren Aragua opera en diferentes niveles y a través de diferentes facciones. De acuerdo a las fuentes policiales y fiscales entrevistadas para esta investigación, existen distintos grupos de la organización criminal venezolana en el Perú.
Las facciones son grupos internos, con liderazgos propios, dentro del Tren de Aragua, que responden a los líderes principales en Venezuela. Según la policía peruana, esta estructura les ayuda a despistar o evitar el seguimiento de las autoridades. Las cinco principales facciones que operan en Perú, en orden descendente de importancia son: Los Gallegos, Hijos de Dios, Puros Hermanos Sicarios, Dinastía Alayón y Cota 905.
Las dos primeras, conforman la “parte ejecutiva” o de mayor poder y liderazgo del grupo delictivo, pues son más numerosos y se encuentran en más lugares, de acuerdo a Víctor Revoredo, jefe de la División de Homicidios y la Unidad Especial de Criminalidad Extranjera de la Dirección de Crimen Organización de la PNP.
Mientras que Puros Hermanos Sicarios, Dinastía Alayón y Cota 905 son facciones de importancia secundaria o menor.
El coronel Víctor Revoredo detalla que, si el Tren de Aragua acoge dentro de sí a distintas facciones, estas, a su vez, están separadas en pequeñas bandas de mínimo tres individuos. Pero lo que tienen en común es que todos responden y “dependen de las órdenes del Niño Guerrero”.
Jorge Chávez Cotrina, fiscal superior titular y coordinador nacional de las Fiscalías Especializadas contra la Criminalidad Organizada, explica que estas facciones funcionan independientemente la una de la otra. “Es una organización criminal en donde cada línea tiene sus propios integrantes, de modo que los integrantes de una línea no se conocen con los integrantes de otra línea. Todos son independientes y autónomos, pero le reportan a los líderes que están en el extranjero”, indica.
Esta forma de organización hace más complejo el seguimiento e investigación de esta organización criminal, señala la Policía peruana.
RECORRIDO. El coronel Víctor Revoredo habló con este medio sobre la historia del Tren de Aragua en el país.
OjoPúblico sistematizó todos los anuncios oficiales del Gobierno peruano y otras noticias acerca de detenciones o capturas, operativos, prisiones preventivas y sentencias a presuntos miembros de esta organización criminal, publicadas entre 2018 y la segunda semana de octubre de 2023.
Este análisis reveló —además de que al menos 219 personas relacionadas al Tren de Aragua han sido capturadas en el país en ese tiempo— que las facciones cuyos miembros han sido detenidos corresponden a Los Gallegos, Puros Hermanos Sicarios y la Dinastía Alayón. Dentro de las facciones, hay bandas, entre ellas se identificaron a Los gatilleros de San Martín de Porres, Los chamos de la hacienda de San Juan de Lurigancho o Los tratantes de Lince.
Sin embargo, para el general Carlos Malaver, responsable de la Dirección de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes, no todos los grupos o bandas que dicen pertenecer a la organización criminal venezolana lo son. Muchas veces, simplemente usan el nombre para lograr sus delitos con mayor éxito. “Hay algunos que se hacen pasar por el Tren. Porque la verdad es que es como un sello, una marca que mencionan y da cierto tipo de temor”, explica Malaver.
El negocio del crimen: la disputa por las “plazas”
Por las noches, las chicas caminan por las veredas en grupos de dos, tres o cuatro. Son jóvenes, veinteañeras. Algunas parecen menores de edad. Conversan despreocupadas, incluso ríen. Llevan ropas apretadas y cortas: vestidos o minifaldas de colores encendidos. Casi todas tienen el cabello largo y pintado de rojo o negro, van muy maquilladas y huelen a vainilla.
Las muchachas caminan por los alrededores del Centro Comercial Risso, en el distrito limeño de Lince, y son víctimas de la explotación sexual del Tren de Aragua. Los criminales las vigilan de cerca, pero intentan pasar desapercibidos mientras conversan con otras personas en los puestos de comida o en las bodegas.
Escenas muy similares se repiten en varios otros punto de la capital peruana: por ejemplo, en el Centro Comercial Plaza Norte, en Independencia; el jirón Zepita o la Plaza Dos de Mayo, en el Centro de Lima; la avenida Ruiseñores, en Santa Anita; cerca al supermercado Metro de la avenida Venezuela, en Breña.
El “delito base” del Tren de Aragua en Perú es la trata de personas con fines de explotación sexual, asegura el general Carlos Malaver. “Ellos también cometen tráfico de drogas, [préstamos] gota a gota, extorsión, sicariato, secuestro. Están metidos en todo, pero la trata de personas es como un delito transversal a toda la banda”, señaló a OjoPúblico.
FACCIONES. En conversación con OjoPúblico, el coronel Carlos Malaver habló sobre los distintos grupos dentro de la organización criminal venezolana.
El mecanismo con el que actúan es el siguiente, de acuerdo Malaver: los integrantes del grupo, desplegados en distintos países de la región, captan jovencitas en Venezuela, Colombia, Ecuador con falsas promesas de trabajo en Perú.
La mayoría son mujeres jóvenes, de entre 18 y 25 años, de estudios inconclusos, con necesidades económicas. Algunas han sido o son víctimas de violencia familiar, sexual o tienen adicciones, de acuerdo a la información de la Dirección de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes, y las Fiscalías Especializadas contra la Criminalidad Organizada.
“En algunos casos incluso saben a qué van a venir, pero no en esas condiciones, de un trato inhumano, un trato degradante. Simplemente tratan de convertir al ser humano en una cosa”, explica Malaver.
La organización criminal paga los gastos del viaje y con ello la víctima adquiere una “deuda”. “Ellos le imponen una cantidad: 15.000 soles a las que vienen de Venezuela, 13.000 a las de Colombia, y 10.000 a las del Ecuador”, sostiene.
Un informe de agosto de 2022, elaborado por esta dirección policial ―que se cita en el auto que resuelve la apelación de prisión preventiva de José Ángel Ortega Padrón, alias Armando y sus cómplices― señala que las ganancias anuales de la facción Los Gallegos alcanzaba alrededor de los S/4’448.400, por sus actividades de explotación sexual en distintas “plazas” de Lima Sur, Lima Norte y Lima Este.
El traslado de mujeres extranjeras a Perú para ser explotadas sexualmente también ha sido identificado por la Fiscalía colombiana, como consta en distintos documentos a los que este medio tuvo acceso. En uno de ellos, una mujer denuncia haber sido víctima de un engaño por parte del Tren: le prometieron un trabajo como niñera en Piura, por lo cual contrajo una deuda de 12 millones de pesos (alrededor de S/11.200).
Una vez en Perú, las víctimas se siguen “endeudando”. De acuerdo a fuentes policiales, la Fiscalía Especializada en Trata de Personas y de la Fiscalía Especializada en Crimen Organizado, además de abonar diaramente una cuota de entre 150 y 200 soles para amortiguar su préstamo, estas mujeres tienen otros pagos obligatorios.
Por el “derecho” de empezar a trabajar en los espacios que los criminales denominan “plazas” deben pagar una cuota de alrededor 200 soles. Para poder trabajar en estas todos los días, deben pagar de 200 a 300 soles a la semana. Por vivir en las “casas de acogida” —que son los lugares en donde las mantienen cautivas—, tienen que pagar el alquiler e inclusive los servicios. También deben pagar por su comida o “multas” si es que cometen alguna “indisciplina”, como tardanzas.
“Al final esta deuda se vuelve impagable y [las mujeres] están permanentemente en ese círculo vicioso, aumentando y aumentando [deuda]. Y para mantenerlas [los delincuentes] utilizan medios como la intimidación, la coacción, la violencia física y psicológica, la amenaza permanente”, dice el general Malaver.
Con este método, de acuerdo a la información de la Dirección de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes, la organización criminal de origen venezolano controla, a la fecha, la explotación sexual en la provincia constitucional del Callao y 14 distritos de Lima. Estos últimos son: Puente Piedra, Los Olivos, Independencia, San Martín de Porres, Ate, Santa Anita, Cercado de Lima, Breña, Lince, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, Villa El Salvador, La Victoria y El Agustino.
“Pero esos 15 distritos tendrán dos, tres, cuatro zonas de explotación. Multiplicado sale como 60 lugares que habrían, que hay todavía”, precisa el general Malaver.
“¿Qué es una plaza? Es la vía pública, con público flotante, con bares, cantinas, restaurantes que le dan cierto toque de “previas”. Por ahí están caminando mujeres mayores o menores, víctimas de la explotación. También hay hoteles que facilitan este trabajo: la prostitución y el proxenetismo”, explica Malaver.
PLAZAS. Cada uno de los 15 distritos donde el Tren está presente cuenta con varios puntos de explotación sexual, que en total suman 60.
Ilustración: OjoPúblico / Jhafet Ruiz Pianchachi
La forma de captación de las víctimas, las deudas que estas contraen, los lugares a donde llegan, las ubicaciones de las “plazas”, algunas de las funciones dentro de la organización criminal, también se puede comprobar en el auto que resuelve la apelación de prisión preventiva de José Ángel Ortega Padrón, alias Armando y sus cómplices de la facción Los Gallegos.
La expansión del Tren de Aragua en Perú, como ha sucedido en Colombia y Ecuador, se da con violencia y enfrentamientos, desplazando a los grupos criminales locales. El coronel Víctor Revoredo, de la División de Homicidios de la PNP, afirma que esta organización, en Lima, por ejemplo, ha logrado desplazar a grupos criminales nacionales como Los Vikingos o Los Escorpiones, que también controlaban “las plazas” de la explotación sexual en la capital.
Según la reconstrucción que ha realizado la Policía peruana sobre cómo esta organización ingresó, señala que inicialmente sus integrantes solo realizaban robos violentos con armas en Lima. Esto les sirvió para hacer una especie de “mapeo” del movimiento de la ciudad, señala la Policía.
“De este mapeo, estas personas vieron una ambición en las ‘plazas’ y cambian el giro […]. Inicialmente viene una guerra con los peruanos para sacarlos de circulación en estas ‘plazas’. En el caso de Lince, sacaron al Cholo Isaac, Los Escorpiones, Los Vikingos, y luego tomaron ellos estas ‘plazas’”, explica el coronel Revoredo.
El liderazgo que el Tren de Aragua tiene en Perú en el delito de la trata de personas con fines de explotación fue confirmado por Rocío Gala, coordinadora nacional de las Fiscalías Especializadas en Delitos de Trata de Personas.
“Definitivamente han desplazado a los tratantes peruanos. En realidad, como banda, organización, más presencia [en la trata de personas] tiene el Tren de Aragua”, dijo Gala a este medio.
Las autoridades afirman haber aumentado su carga procesal en estos delitos. Los 14 despachos fiscales especializados en Trata de Personas de Arequipa, Callao, Cusco, Huánuco, La Libertad, Lima, Loreto, Madre de Dios, Piura, Tacna y Tumbes concentran 1.388 casos abiertos por trata de personas (550), tráfico ilícito de migrantes (163) y otros delitos conexos (670).
Las fiscalías con más casos son Lima Centro (248), Arequipa (177), Lima Norte (152), Loreto (124), Madre de Dios (122), Tumbes (104), Piura (102). Estas investigaciones involucran a 2.495 víctimas, de las cuales 1.732 son mujeres y 1.421 son menores de edad.
En cuanto a los imputados, hay un total de 1.383 por trata de personas (681), tráfico de migrantes (261) y delitos conexos (898). De estos, la mayoría son peruanos (966) y en segundo lugar se encuentran los imputados venezolanos (135).
Entre enero y octubre de este año, la Dirección de Trata de Personas de la PNP, ha realizado al menos 91 operativos relacionados a delitos contra la dignidad humana. Estos han traído 188 detenciones y el rescate de 1.578 víctimas.
De estas últimas, 182 eran peruanas (38 menores de edad y 144 adultas) y 1.396 extranjeras (47 menores de edad y 1.349 adultas). En estos operativos, la policía consiguió desarticular 33 bandas de tres organizaciones criminales, una de ellas relacionada al Tren de Aragua.
CONTROL. Con suma violencia el Tren de Aragua desplazó a las bandas criminales nacionales que dominaban la explotación sexual en Lima hasta hace unos años.
Foto: OjoPúblico
Una estructura dinámica
De acuerdo a los documentos de la Fiscalía colombiana que OjoPúblico analizó, las autoridades de este país identificaron que el Tren de Aragua tenía una “amplia red de informantes” que pasaban “desapercibidos” con la población local.
En las “plazas” de Perú cada miembro de la organización cumple un papel distinto y volátil, señala la Policía. Están los “transportadores”, que llevan a las víctimas desde las casas de acogida hacia las plazas; los “vigilantes”, que vigilan las plazas; los “gatilleros”, que portan armas para “hacer respetar la plaza”; los “recaudadores”, que cobran las cuotas de las víctimas y demás cupos; los “administradores” son los que gestionan todo lo relacionado con las casas de acogida.
En Colombia, la Fiscalía también había identificado ciertos roles de los integrantes del Tren cuando se dedicaban a cometer secuestros. Así pues, los “pegadores” son los secuestradores; los “enfriadores” son quienes retenían a los secuestrados en sus escondites; los “gariteros” son los vigilantes, que pueden ser los propios vecinos de los barrios.
En Perú, los integrantes del Tren tienen una característica más cambiante. “La dinámica de este grupo es que intercambian los roles”, enfatiza el general Malaver. Es decir, quien es gatillero luego puede ser vigilante, después recaudador, más adelante gatillero y así sucesivamente. Esta es una estrategia para no ser fácilmente identificados o atrapados.
REPLEGADOS. OjoPúblico recorrió las “plazas” de Lince, el Centro de Lima y San Martín de Porres y encontró que, tras Estado de Emergencia, aparecen poco transitadas por trabajadoras sexuales.
Foto: OjoPúblico
Pero no solo son los miembros de la organización criminal venezolana quienes rotan de posición. Según Jorge Chavez Cotrina, fiscal superior titular y coordinador nacional de las Fiscalías Especializadas en contra la Criminalidad Organizada, las víctimas también pueden ir moviéndose de locación.
“Mueven a las víctimas, un mes las tienen en Arequipa, otro mes las traen en Lima, en Lima las tienen 15 días […]. Si se portan mal las mandan a Cajamarca, las tienen un mes y de ahí a Cajabamba. Están rotando a las víctimas”, explica Chavez Cotrina. Al menos así lo comprobaron cuando, en octubre pasado, le dieron un golpe a la facción Dinastía Alayón, en la que capturaron al cabecilla Yomar José Delgado Palacios o Nino.
El objetivo es que las mujeres no se arraiguen a un lugar, añade el fiscal superior. Es una forma de aumentar su vulnerabilidad: son chicas que se están moviendo de un sitio a otro, lo cual les impide hacer amigos o una red de contención que las proteja. “Ellos quieren tener a las víctimas, obviamente, bajo su yugo, bajo su custodia, bajo su poder”.
¿Cuál es el perfil de los integrantes del grupo delictivo? El coronel Víctor Revoredo, de la División de Homicidios de la PNP, señala que se trata de personas que desde muy jóvenes abandonaron los estudios y que desde muy temprana edad cometen delitos con violencia. Son hombres que suelen consumir drogas, sobre todo las sintéticas como el tusi o el poppers y licores caros, también tienden a ostentar ropas de marcas reconocidas.
Además, les gusta internarse en grupos en los llamados “búnkers”, mayormente los fines de semana. Algunos operativos de captura se han dado en estos lugares.
Fuente: Ojo Público