Perfil. Nacida en Huancapi (Ayacucho), de donde huyó con su familia por el conflicto armado, Aida Aroni Chillcce fue detenida por reclamar la renuncia de Dina Boluarte vestida con el traje de su pueblo.
No llevaba piedras ni hondas ni palos. Vestida con la indumentaria tradicional de su pueblo, Huancapi, en Ayacucho, solo ondeaba una bandera peruana. Aida Aroni Chillcce no era una amenaza pública. Pero, en la tarde del sábado 4 de febrero, cinco policías la detuvieron, le arrancaron la bandera, la pisotearon y la subieron a la fuerza a un bus, sin ningún motivo.
Fotos y videos de la prensa y de los testigos comprueban que Aida Aroni no participaba de ningún altercado. “Solo pedía piedad”, recordó Aida Aroni, entrevistada por La República. La policía la llevó a la comisaría de Cotabambas y, luego, a la División de Asuntos Sociales de la PNP, en el Rímac. El traslado fue humillante, innecesario, abusivo. Aroni, de 52 años, estaba enmarrocada con las manos en la espalda. No había cometido ningún crimen.
Detención. Sin motivo, cinco efectivos policiales la detuvieron y arrebataron la bandera. Foto: Luis Javier Maguiña/La República
No era la primera vez que asistía a una manifestación. Acudía, pacíficamente, desde diciembre del 2022. En enero decidió que saldría con polleras, con el traje de su pueblo, para que se notara su origen andino.
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Aida Aroni Chillcce es de Huancapi, de la provincia de Víctor Fajardo, Ayacucho, un pueblo brutalmente azotado durante el conflicto armado interno. Mientras espera la liberación de su hermana a las afueras de la División de Asuntos Sociales, Marcelina Aroni Chillcce relató que la indignación de Aida nace de su pasado.
“A mi papá lo mató Fujimori. Lo mataron los militares cuando salía del trabajo durante un toque de queda. En esa época a todos les decían terroristas. Nosotras hemos visto cómo mataban inocentes, violaban embarazadas, torturaban a cualquiera. Esa injusticia es lo que mi hermana no quiere que se vuelva a repetir”, dijo, entre lágrimas, Marcelina Aroni.
El cuerpo de Roberto Aroni, el padre de Aida y Marcelina, fue lanzado a una fosa común. “Hasta el día de hoy es imposible ver la tumba de mi abuelo, porque hay una cantidad de personas. ¿Dónde estará él? No sabemos, pero dejamos las flores ahí”, dijo Karen Quispe, la hija de Aida Aroni.
Motivo. Aroni no quiere que regresen los que mataron a su padre. Foto: John Reyes/La República
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Las imágenes señalan que Aida Aroni fue arrestada por varios policías cuando les reclamaba por lanzar gases lacrimógenos que estaban afectando a las personas.
“Me acerqué a los policías y les pedí piedad. Ahí es cuando me quitaron mi bandera y la pisotearon. Me pegaron en la espalda y me jalaron todo el pelo”, afirmó. Nunca antes había estado en un calabozo, hasta que la ingresaron en la comisaría de Cotabambas.
“Me dijeron si yo era la señora de la pollera y por qué me había disfrazado. Eso me indignó, que nos minimicen”, declaró. “Me preguntaron qué había traído, dónde estaban mis piedras. Mientras me quitaban mi bandera, otras personas atrás me agredían verbalmente. A los demás también los maltrataban. Pedí ayuda a una señora porque yo de repente puedo firmar cualquier cosa y ya me habían dicho que no firme nada”, agregó.
Ataviada con su pollera huancapina y una bandera, Aida Aroni Chillcce. Foto: La República
Fue liberada pasadas las 48 horas estimadas por ley. Al salir, Aida Aroni manifestó públicamente que las autoridades no escucharon sus reclamos. Por el contrario, justificaban su detención. “Los fiscales me dijeron: ¿Te lastimaron? ¿Pero para qué te metes?”, recordó.
Y dijo en su idioma materno: “Te hablaré en quechua, (presidenta) Dina. A tus paisanos has hecho sufrir, has asesinado. ¿Cuánta sangre estás derramando? ¿Es por plata? ¿Qué cosa es lo que quieres? ¿Qué cosa haces con todos los ministros, con todas esas ratas que se sientan en el Congreso?”. (Traducción del docente e historiador quechuahablante Andrés Chirinos).
Libertad. Los fiscales le dijeron a Aroni: “¿Para qué te metes?”. No le encontraron nada. Foto: Gerardo Marín/La República
No obstante, la experiencia, Aroni volverá a las calles: “Yo no lucho con palo, yo no lucho con piedras. No me importa que me discriminen, que me digan chola, serrana, india, lo que sea, yo me siento orgullosa. Yo lucho por mi país”, aseguró.
Fuente: La República