Mientras el Perú enfrenta una de las peores crisis de inseguridad en años, con miles de ciudadanos saliendo a las calles para exigir soluciones concretas, César Acuña, gobernador regional de La Libertad y líder de Alianza para el Progreso (APP), parece más interesado en su futuro político que en asumir la responsabilidad que le corresponde. En medio de la desesperación ciudadana, Acuña fue captado bailando en la inauguración de un local de campaña en Trujillo, un acto que refleja su absoluta desconexión con las urgentes demandas de su región y del país.
La desconexión de un líder
Mientras miles de peruanos marchaban en diversas ciudades, incluida Lima, para exigir medidas efectivas contra la delincuencia y la violencia, Acuña optó por participar en un evento festivo organizado por su partido. Las imágenes del gobernador bailando al ritmo de un grupo musical, mientras su región sufre una ola de extorsiones y crímenes, son una muestra clara de la falta de empatía y liderazgo que caracteriza su gestión. ¿Cómo puede un líder político pretender postularse a la presidencia cuando no es capaz de asumir el costo de gobernar su propia región?
La Libertad: Una región en crisis
La Libertad, bajo el mandato de Acuña, se ha convertido en un fiel reflejo del desgobierno y la ineficacia. La inseguridad ciudadana alcanza niveles alarmantes, con extorsiones, robos y violencia que afectan a miles de familias. A esto se suman los desastres naturales, como los huaicos, que han dejado a miles de damnificados sin una respuesta efectiva por parte del gobierno regional. En lugar de priorizar soluciones a estos problemas urgentes, Acuña ha destinado más de 2 millones de soles a una campaña publicitaria, un gasto que ha sido ampliamente criticado por su falta de sensibilidad y priorización.
El rol negativo de su bancada parlamentaria
Pero la responsabilidad de Acuña no se limita a su gestión en La Libertad. Su bancada parlamentaria, Alianza para el Progreso, ha jugado un papel cuestionable en el Congreso, favoreciendo normas que debilitan la institucionalidad del país y obstaculizan la lucha contra la delincuencia. En lugar de fortalecer los mecanismos de control y fiscalización al gobierno central, su bancada ha optado por proteger intereses particulares y evitar una rendición de cuentas efectiva. Esta actitud no solo socava la democracia, sino que también contribuye al clima de impunidad que alimenta la crisis de inseguridad que hoy afecta a todos los peruanos.
Una alianza con el gobierno que no beneficia al país
Acuña, quien ha mantenido una estrecha alianza con el gobierno central, no ha logrado traducir esta relación en beneficios concretos para La Libertad ni para el país. Por el contrario, su gestión y la de su bancada parlamentaria han sido marcadas por la falta de acción y la incapacidad para enfrentar los desafíos que aquejan a la nación. Mientras el país clama por líderes que asuman responsabilidades y trabajen por el bien común, Acuña y su partido parecen más interesados en proteger sus intereses políticos que en resolver los problemas que afectan a los ciudadanos.
¿Un futuro presidente?
En medio de esta crisis, Acuña ha dejado entrever sus intenciones de postularse a la presidencia en las elecciones del 2026. Sin embargo, su gestión en La Libertad y el rol de su bancada parlamentaria plantean serias dudas sobre su capacidad para liderar el país. Un líder que no asume el costo de gobernar, que prioriza su imagen sobre las necesidades de su gente, que baila mientras su región arde y que permite que su bancada debilite la institucionalidad, difícilmente puede ser la opción que el Perú necesita.
César Acuña no solo ha fallado en su rol como gobernador regional, sino que ha demostrado una falta de compromiso con los problemas reales que afectan a La Libertad y al país. Su desconexión con la realidad, su alianza con un gobierno que no ha logrado resolver las crisis nacionales, el rol negativo de su bancada parlamentaria y su enfoque en su propia proyección política lo convierten en un líder que no está a la altura de las circunstancias. Antes de pensar en la presidencia, Acuña debería responder por su gestión en La Libertad, por las acciones de su bancada y asumir la responsabilidad que le corresponde.