Hubo un tiempo en el que el primer ministro creyó que la Constitución “cumplió su ciclo”, incluso proponía una asamblea constituyente.
Contrariedad. Así como en un pasado Dina Boluarte fue partidaria del ideario perulibrista, Alberto Otárola pedía una nueva constitución mediante asamblea popular. Para entonces, la jefa de Estado era segunda cabeza de la fórmula liderada por Pedro Castillo y el abogado, afín a las prédicas del partido de Ollanta Humala. Pasados los años, ambos desconocen las legítimas protestas que aclaman los pedidos antes suscritos y llaman “manipulables por azuzadores nacionales e internacionales” a quienes se levantan a marchar en defensa de sus convicciones pese a no tener pruebas fehacientes, como dijo la canciller, Gervasi. Desde que están en el Gobierno, más de media centena de civiles han muerto.
El 19 de noviembre de 2020, mediante su Twitter personal, Otárola Peñaranda enunció a la actual carta magna como “Constitución fujimorista”, la cual “cumplió su ciclo”. Líneas después, enumeró las propuestas del Partido Nacionalista Peruano, aquel que alguna vez fue enunciado como de izquierda antisistema. Quien ahora niega inclusión alguna de la asamblea constituyente en el proyecto de ley remitido desde el Ejecutivo al Congreso para que las elecciones sean este año, entonces pidió una “nueva constitución del bicentenario”.
Poco más de dos meses después, el 24 de enero de 2021, respondió un video de Keiko Fujimori, entonces candidata presidencial por cuarta vez. La heredera del exdictador sentenciado por delitos de lesa humanidad dijo que “enfrentaría a todos los que nos quieren llevar al pasado (a cambiar la Constitución)” porque esa implantación hizo del Perú “un país con esperanza y desarrollo”.
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En respuesta, Otárola escribió que la carta magna de 1993 permitió la existencia de “monopolios farmacéuticos (…), de alimentos (y) de activos financieros de grifos”, y reiteró la propuesta humalista de una “constitución moderna, inclusiva, que proteja a usuarios y asegure competitividad”. Con la evidencia actual, la ideología del primer ministro parece ser volátil.