Guido Bellido, el hombre fuerte del Gabinete de Pedro Castillo, habla en entrevista con EL PAÍS de los retos tras su nombramiento, que provocó el rechazo de los colaboradores más cercanos del presidente
Lo más seguro es que un hombre de mediana edad que navega por internet se dedique a procrastinar. Lo menos probable es que en uno de esos momentos de distracción cambie el caudal de la historia de su país. Pero eso es lo que exactamente hizo hace dos años Guido Bellido, dirigente de Perú Libre, un partido de izquierda radical, minoritario y de provincias. El líder de esa formación, un neurocirujano llamado Vladimir Cerrón, no podía presentarse a las elecciones presidenciales de 2021, como era su sueño, por una condena de corrupción que lo inhabilitaba. El partido andaba esos días a la búsqueda de otro candidato de reemplazo, alguien con carisma que pudiera atraer el voto, cuando Bellido entró a curiosear en la página web de otra formación política. En sus listas aparecía, muy abajo, un tal Pedro Castillo Terrones. Le vino a la memoria un sindicalista aguerrido que dos años antes había protagonizado una huelga de profesores de escuela. Lo entrevistó, quedó convencido, y le planteó la posibilidad a Cerrón. “¡Es el hombre!”, se dijeron. Bellido entonces llamó a Castillo por teléfono para anunciarle algo: “Usted puede ser el presidente de la República de Perú”.
El resto es una historia conocida. Durante la primera vuelta de la campaña, Castillo se recorrió casi todo el país, de plaza en plaza. Al principio apenas congregaba gente, pero poco a poco su nombre se empezó a escuchar. Se mostraba como un hombre humilde, que vivía en una pequeña aldea de los Andes, que quería transformar el país y rescatar a los más pobres. En Lima pasó desapercibido. Las élites no lo detectaron. Por eso sorprendió cuando fue el más votado, con algo más de un 19% de las papeletas. En la segunda vuelta se enfrentó a Keiko Fujimori. Castillo se mostró en ese momento más moderado, se dejó aconsejar por una izquierda más práctica. Ganada la elección por la mínima en un ambiente de crispación absoluto, el nuevo presidente estuvo conciliador en su investidura, con varios guiños a la estabilidad del país. Tranquilizó así a los que veían en su victoria un peligro para la democracia.
Perú acogió con optimismo el mensaje. El estado de satisfacción duró 24 horas, hasta que nombró como hombre fuerte de su Gabinete a Bellido, la persona que lo había encontrado por internet. Los moderados interpretaron el movimiento como una forma indirecta de meter a Cerrón en el Gabinete, como una suerte de deuda antigua que ahora venía a cobrarse. Los problemas de toda la nación se le amontonan ahora a Bellido en el escritorio de su despacho, en un edificio histórico del centro de Lima. Los retratos de sus antecesores cuelgan de las paredes de los pasillos. Tres lámparas de araña plateadas caen del techo del salón donde se va a llevar a cabo la entrevista. Llega sudado, algo turbado, pero cuando se sienta y empieza a hablar parece disponer de todo el tiempo del mundo.
Pregunta. ¿Cuándo usted le propuso a Cerrón la postulación de Castillo, alguna vez se le pasó por la cabeza que podría ser presidente y usted estar ahora mismo aquí sentado?
Respuesta. En realidad, nunca pensé en ser ministro.
P. ¿En el momento en el que usted elige a Castillo para abanderar este proyecto se habló de que alguien de Perú Libre tendría que ocupar el cargo de primer ministro?
R. De ninguna manera. Ese es un pensamiento mercantilista, oportunista. No, no, jamás, ninguna aspiración personal.
P. Castillo había adoptado en la segunda vuelta unas posiciones más centradas que las de Perú Libre, acercándose a gente como Pedro Francke, un economista reputado. El día de la investidura habló de cierto proceso de reconciliación después de unas elecciones tan duras. Había una parte de Perú esperando señales. ¿Esperaba una reacción como esta tras su nombramiento?
R. No podías esperar una reacción menor a la que hoy tenemos sabiendo que este mismo sector de la prensa ha querido liquidar el proceso electoral de la segunda vuelta. Hasta han deseado la muerte de Castillo y Cerrón. Alguien que quiere matar a un candidato en la segunda vuelta es capaz de hacer lo que hoy estamos viendo (la oposición habla de destituir al presidente mediante una fórmula legal en el Congreso). Y nosotros lo tenemos presente. A nosotros no nos sorprende su actitud. Pero estamos preparados para poder contener cualquier escenario que se pueda dar. Quien está con las grandes mayorías no debe temer a nada ni a nadie.
P. Pero ese descontento estaba dentro de su propio Gabinete. No pudieron construir uno con todos los ministros. Francke, de Economía, y Aníbal Torres, de Justicia, se opusieron a su nombramiento.
R. En realidad, faltaban mayores consensos. Si se hubieran opuesto, ahora mismo no estarían como ministros. Teníamos que aclarar algunas cosas.
P. ¿Cerrón es un presidente en la sombra, alguien que tiene incluso más poder que algunos ministros? ¿Cuál es su papel?
R. Esa crítica es un constructo profesional de especialistas en marketing que ha contratado la contraparte, o sea Fuerza Popular (el partido de Fujimori), para sacar provecho. Lo que hacen aparentar ahora es que el papel del doctor Vladimir Cerrón Rojas es decisivo en la decisión del profesor Castillo, cosa que es totalmente falso. Pedro Castillo es un tipo que se ha venido desarrollando al margen de Cerrón como político. Si no, nunca nos hubiéramos fijado para que él sea presidente. Para concebir así habría que tener un proceso de razonamiento un poco quedadito (tonto). ¿No te parece?
P. Sí, puede ser. ¿Pero es un consejero?
R. No. Pero todo ciudadano y todos los militantes están en la responsabilidad de pronunciarse, de alcanzar su voz. ¿Acaso Vladimir Cerrón tiene prohibido usar Twitter, Facebook? Es lo único que hace. Él algunas ideas que tiene las expresa en sus redes sociales. La prensa agarra eso para golpear al Gobierno, pero no van a poder. Porque ellos tienen que entender que en el primer round ya han perdido y en este segundo va a ser peor. No van a poder. Porque nosotros ya estamos en el corazón del pueblo.
P. En su primer comunicado como primer ministro usted decía haber sufrido racismo en sus propias carnes. ¿De qué manera?
R. Lo he sufrido. Pero la discriminación más grande es que a los hijos de los campesinos nos quieren prohibir ser ministros, ser presidentes de la República, porque eso está reservado para un puñado de gente, para una clase. Estas afrentas que nos hacen no es porque sea Guido Bellido, es porque nosotros venimos de un sector. Usted va a ver en estos días hechos más fuertes. En el Perú traemos esta carga. Este es un encuentro de culturas, y que tienen que entender que en este país cualquier ciudadano que tiene un DNI tiene derecho de ser presidente de la República.
P. Vuelvo a su primer comunicado. Ahí habla de rechazo a la homofobia o la misoginia. Usted ha tenido en redes sociales expresiones claramente homófobas. ¿Quién es Guido Bellido: el que publicó en redes sociales o el que hizo el comunicado?
R. En eso soy muy honesto. ¿Sabe por qué Verónika (Mendoza, candidata de izquierda más moderada) no ha tenido los resultados que había podido lograr después de tener un 18%? Por forzar en el pensamiento de la gente. Al peruano no le gusta que le impongas. Jamás votarían por los programas que plantea Verónika. Hay muchos sectores, yo vengo de una comunidad que tenemos cierta concepción y nosotros valoramos grandemente la familia. Cuando uno era universitario veíamos con sorpresa algunos hechos. Para mí me sorprendía ver actos que no estábamos acostumbrados. El Perú en este momento no está preparado como sociedad para cambios culturales tan chocantes.
P. ¿Cuál es su hoja de ruta para cambiar la Constitución?
P. Hay que persuadir a la mayoría de los peruanos, que decidan ellos. Si en un referendo deciden, perfecto. Eso es la democracia. Respetar la voluntad de la mayoría.
P. ¿Y si pierde ese referéndum?
R. Continúan las cosas. ¿Usted cree que si hubiéramos perdido las elecciones nos hubiéramos colgado? No, seguiríamos trabajando y para las próximas elecciones hubiéramos llegado preparados. Pero llegamos y ya estamos aquí.
P. A menudo hablan ustedes del papel de los medios de comunicación en Perú. ¿Ahora que están en el Gobierno van a plantear algún tipo de regulación sobre los medios?
R. Eso sería contraproducente. Hacer algo contra ellos es una torpeza y nosotros no pretendemos actuar con torpeza.
P. ¿Ha hecho contactos con otras bancadas para que su nombramiento sea aprobado? (En Perú, se necesita mayoría en el Congreso para aprobar un Gabinete).
R. No estoy preocupado. Yo no hago las cosas porque me van a aprobar, eso es muy oportunista. Eso es un pensamiento individualista.
P. Con su victoria se fortalece el eje progresista en América Latina, con México, Argentina, Bolivia y ahora Perú.
R. No, con nuestra victoria se fortalece la humanidad.
P. ¿Ya ha hablado con Iván Duque, presidente de Colombia? Al fin y al cabo es un socio importante, un vecino.
R. No sé, no conozco mucho de la agenda del presidente. Pero sí vengo recibiendo la visita de muchas embajadas. Ayer me visitaron el embajador ruso, el de Palestina, el embajador de Benín, de Crimea y otros. Nos han visitado para poner su disponibilidad a trabajar con nosotros y a cuidar este Gobierno. Esto significa que a nivel internacional la investidura de Pedro Castillo causa simpatía.
P. ¿Ha estado al tanto de las protestas en Colombia?
R. Sí, y de la respuesta del Gobierno (violencia policial). Y eso hay que evitar en lo posible. Para evitar la violencia hay que poner el pecho, se tiene que hacer.
P. ¿Y las de Cuba?
R. Es también importante y el pueblo cubano… Lo que hay también que ver es qué motivaciones hay detrás. ¿Es realmente una expresión genuina? Mucha gente quiere decir que su sistema de Gobierno no es democrático. ¿Quiénes somos nosotros para decir que no es democrático? Si ellos han determinado un sistema de Gobierno en autonomía con gobernantes y han dicho este es nuestro sistema democrático, hay que respetar. El respeto pasa por respetar la libre determinación.
P. Como en Venezuela.
R. Como en Venezuela y en todos los países del mundo. Todo pasa por respeto.
P. Estados Unidos ha hecho ciertos acercamientos hacia ustedes. ¿Cómo va a encajar la política exterior de Perú eso con la relación con Cuba y Venezuela?
R. El Perú va a actuar en respeto pleno a todos los países. Y en autonomía en sus decisiones. Que nadie te agarre de la mano y te lleve. Tal vez te lleve al despeñadero.