El periodista hizo un contraste entre representantes históricos de la derecha peruana y los que tuvieron un rol durante las últimas elecciones.
En su columna del semanario Hildebrandt en sus trece, escribió una reflexión en la que hizo un contraste entre representantes históricos de la derecha peruana y los que recientemente desempeñaron un rol durante las elecciones 2021.
“¿Alguien puede creer que aquel (Luis) Bedoya Reyes que fundó el PPC habría tenido tratos con López Aliaga? ¿Habría Fernando Belaunde Terry avalado a sujetos como Merino de Lama?”, señala Hildebrandt.
“Es tiempo de que el conservadorismo peruano salga de las cuevas a donde lo condujo el fujimorismo después del diluvio excrementicio de su década. Necesitamos una derecha ilustrada, partidaria, moderna (…) Necesitamos una derecha contemporánea y cargada de proyectos inclusivos”, expresó el periodista respecto a la dirección que, considera, deberían tener quienes representan a dicho lado del espectro político.
Asimismo, enfatizó que la derecha peruana debe cambiar su postura con respecto al comunismo: “Que el comunismo haya fracasado no significa que el capitalismo gamonalista y reblandecidamente peruano haya triunfado. Necesitamos una derecha que entienda que el mito de la uniformidad comunista es el que ha muerto”.
Por otro lado, recalcó que “lo que no ha muerto es el reclamo de la igualdad de oportunidades, la exigencia de la justicia social, la demanda por la supresión de los privilegios oscuros”, para lo cual se necesita “una derecha que quiera construir una nación viable e integradora”.
Una izquierda que no sea soviética
Sobre la izquierda peruana, Hildebrandt expresó que, del mismo modo, “necesitamos de una izquierda que haya enterrado el modelo soviético con el mismo entusiasmo con el que los rusos parricidas sepultaron el suyo”, a lo que añadió que las recientes elecciones han planteado un mandato de cambio y moderación al mismo tiempo.
La necesidad de salir del fujimorismo
Asimismo, el periodista remarcó que, para lograr los señalados cambios de perspectiva en la esfera política peruana, es necesario dejar de lado la influencia del fujimorismo en el país.
“Todo eso supone salir de una vez por todas de la gravedad procaz del fujimorismo, esa enfermedad que nos pudrió treinta años (…) El fujimorismo fue siempre, sencillamente, una mafia. La fiscalía, como en el caso de los Gambino, se hará cargo. El país, liberado de ese lastre, merece ver otra vez el horizonte”, señaló.
