La excongresista explica las razones que la llevaron a fundar un nuevo partido, Lo Justo, junto a figuras como Flor Pablo y Alberto de Belaúnde, en lugar de sumarse a los otros proyectos que están surgiendo en ese espacio político.
En los últimos días, Marisol Pérez Tello apareció en los medios no para analizar la coyuntura política o las movidas parlamentarias que buscan copar las instituciones, como suele hacer, sino para presentar, de la mano de la congresista Flor Pablo, un nuevo partido político: Lo Justo. Comenzaron como un grupito de seis y hoy ya son 150 miembros de este nuevo movimiento que se ha propuesto acabar con las mafias en la política. En esta entrevista, la excongresista, exministra de Justicia y exdirigente del PPC explica qué es esto del “centro radical” y qué razones las decidieron a ella y a sus nuevos compañeros de ruta a no unirse a las fuerzas de centro que se están gestando en paralelo y a correr, en cambio, con un vehículo propio. Y, de pasada, les contesta a todos los que, viniendo ella de un partido de la derecha más tradicional, la siguen llamando “caviar”.
-El otro día la entrevistaron en Willax y le dijeron que Flor Pablo, su aliada, era caviar y rápidamente usted contestó que no, que no lo era. ¿Qué tiene la palabra “caviar” que le produce ese rechazo inmediato?
-No, no es la palabra “caviar” porque no tiene un significado claro. Cuando tú hablas de caviar hoy no entiendes exactamente de qué se está hablando. Yo he pedido muchas veces definiciones porque a mí, de alguna manera, en el partido en el que milité durante muchos años, me consideraban… poco socialcristiana desde su concepción.
-A usted la derecha la tildaba de caviar…
-Sí…
-Muchas veces, aun siendo de un partido tradicional de derecha como el PPC.
-Pero no solamente eso… El partido en el que yo milité, que es el PPC, era un partido de centro, desde el punto de vista de su ideario…
-En la página web dice que es un partido “conservador” y “de centro derecha”.
-Eso será en la nueva página web del partido (sonríe), yo ya no estoy ahí, no puedo responder por eso. Pero el partido al que yo ingresé, en el año 86, era un partido democrático, progresista y solidario. Así se definía. De hecho, era su bandera. Y, con los años, la formación que recibí de los grandes, éramos un partido de centro, no por estar a la mitad de nada, sino porque sobre la base del ser humano, que era el centro, construíamos nuestro discurso político. Pero, ciertamente, en términos de mercado, creíamos, y creemos, y creo, y Lo Justo lo tiene dentro de su ideario, en un mercado tanto como sea posible y en un estado tanto como sea necesario. […]Entonces, a mí no es que “caviar” me saque alergia. Es que no lo entiendo. Cuando dicen “caviar” porque estás en contra de los militares, mi respuesta es: soy capitán del Ejército. Enseño hace 14 años en el Centro de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Fui profesora y madrina de las tres promociones del CAEN, de la Maestría en Derechos Humanos. Profesora de la Policía. El lunes voy a enseñarle a 25 generales reglas de derechos humanos en protestas… Entonces… ¿cómo caviar? (risas).
-Concretamente, ¿por qué salió del PPC? ¿Qué es lo que la hace decidirse?
-Yo ya no podía representar las ideas que el PPC enarbolaba y que tú has descrito en una página web. No podía. Yo tuve posiciones completamente… creo que el último punto de acuerdo que tuvimos fue por quién se votaba en segunda vuelta. A partir de allí, ya todas fueron discrepancias y discrepancias públicas. Y yo creo que uno tiene que ser agradecido con la casa que lo formó. Pero después del proceso de reingeniería partidaria, el nuevo viento que llegó al PPC era un viento que yo no podía representar.
-¿Se arrepiente de haber hecho campaña por Keiko Fujimori?
-Yo no hice campaña por Keiko Fujimori. Yo salí en un respaldo público del partido, no me iba a esconder, con el Apra, con quien yo no quise hacer alianza. Mi posición fue publica, pero es que no me cargué la alianza, porque no era respetuoso de una decisión del partido, simplemente tomé la decisión que podía tomar. […] Cuando se decide la alianza, ni siquiera la alianza, porque no era una alianza de gobierno, cuando el partido decide apoyar a Keiko, y la verdad es que entre apoyar a Keiko, que yo sabía dónde combatir y sabía dónde estaban las debilidades en términos de institucionalidad, de respeto al sistema de justicia, de lucha por la memoria, frente a Castillo, que no sabía cómo combatir, preferí respaldar esa posición sin que eso significara siquiera asomarme a la idea de ser gobierno.
-Usted y sus compañeros en Lo Justo dicen ser de centro radical.
-Absolutamente.
-¿Qué significa ser del centro radical?
-El centro siempre ha sido entendido como alguien que no quiere tomar decisiones. Lo que nosotros hemos dicho es acá todo en blanco y negro y los compromisos claros, en los temas en los cuales nadie se quiere pronunciar, nosotros tenemos claridad. ¿Por qué? Porque si no, no somos un partido político. Por eso somos un centro radical, porque en esos temas no se negocian. Ya los negociamos. Ya nos sentamos, ya conversamos y ya dijimos en los temas duros… ¡Aborto! Yo tengo una posición frente al aborto y mi posición es clarísima. Yo defiendo, igual que las personas que creen que el aborto es el camino, la vida, pero yo estoy en contra del aborto…
-Y no piensa como Flor Pablo.
-¡No! Flor Pablo y yo pensamos igual, tenemos la misma formación, pero creemos, y nos hemos puesto de acuerdo todos, que el aborto en caso de violación sí debe estar regulado y el aborto terapéutico, bueno, además, ese lo regulé yo siendo ministra. Tiene que estar regulado. Y también creemos algo que el Perú no se atreve a decir. No basta con decir estoy a favor o estoy en contra. Hay que hacer algo frente a la realidad. Y la realidad es que miles de mujeres abortan todos los días en condiciones que ponen en riesgo no solo la vida de la criatura sino la vida de la madre.
-Hay otro tema que tendrán que discutir en su momento. Ustedes han dado a conocer que Alberto de Belaúnde las acompaña…
-¡A mucha honra! De hecho, es fundador, es de los primeros.
-Ah, estaba tapadito, entonces.
-Pero no es que esté tapadito por estrategia, Óscar. Creo que hay que decirle la verdad a la gente. Nos ha salido así, que pareciera que estamos haciendo una cosa de intriga. No. Las leyes han cambiado tanto, desde diciembre hasta ahora, que nosotros primero no íbamos a hacer un partido de centro porque queríamos unir al centro y nos encontramos con un centro que no quería unirse hasta después de saber quiénes estaban en la cancha.
-¿Se reunieron con otros grupos de centro?
-Con muchos líderes…
-Jorge Nieto, Susel Paredes…
-Yo prefiero no mencionarlos porque no es correcto. Con muchos líderes.
-Lo que pasa es que estamos en un momento en el que van naciendo varias opciones de centro y ustedes nacen ahora y parece que el centro se va a atomizar aun más.
-No, porque el centro nace atomizado y se atomiza más cuando se eliminan las PASO. El momento para que el centro se uniera eran las PASO. ¿Por qué crees que se las han bajado? Entonces, desaparecen las PASO y lo que vas a necesitar es mucha madurez política para poder hacer alianzas previas, alianzas de segunda vuelta y alianzas parlamentarias. Se va a necesitar mucha madurez, mucha renuncia. Lo que nosotros hicimos fue buscar este espacio, pero todos te decían lo mismo: “jugamos con mis reglas, este es un partido de fútbol, tú vas a ser el capitán, pero yo armo el equipo, yo pongo las reglas, yo canto la barra y decido el color”. “¿Y entonces qué cosa quieres que haga?”. “No, pero yo te voy a regalar este espacio porque tú no lo tienes, el vehículo lo tengo yo”. En eso estábamos pensando, bueno, pero nosotros juntos, que somos varios más, éramos seis el grupo impulsor, ahora somos 14, liderazgos con peso propio, ¿qué hacemos? No podemos fragmentar el centro. Pero nos dimos cuenta de que esto funciona como el mercurio: la bola más grande se va a chupar a todas.
-Entonces, será una competencia para ver quien crece más en el centro y el que crezca más va a aglutinar al resto.
-Esperemos. Nosotros estamos dispuestos a ser generales o soldados. Lo que hay que hacer es intentar de la forma más madura que lleguen personas que ya tengan experiencia en gestión de gobierno, que sean íntegras o que por lo menos eso parezca, y tener herramientas para que, si no lo son, sacarlos a tiempo.
-El último partido de centro fue el morado y tuvo resultados desastrosos…
-¡Por una persona…!
-¿Por qué a ustedes les iría diferente?
-Por el egoísmo de una persona, que todos sabemos quién es.
-Julio Guzmán.
-Yo sí, yo no voy a juzgar a los morados, ellos tienen que hacer su propio juicio de valor. ¿Por qué nosotros somos diferentes? Porque somos un equipo. Se bajan a uno, sube el segundo. Se bajan al otro, sube el tercero. O sea, yo he salido como pato de feria, ¿tú crees que no me doy cuenta? ¿Tú crees que Flor no se da cuenta a todo lo que se ha expuesto? Ahora están persiguiendo a uno de los chicos de su oficina, que tiene 30 años, un profesor universitario, con libros publicados, por decir lo que todo el mundo dice y, además, decirlo con respeto y con base constitucional. Pero hemos salido porque las reglas han cambiado tanto que, si hacemos lo que hacen todos, de armar un partido por lo bajo, por debajo, por si acaso no llega, no funciona. Nosotros hemos salido a decirle a la gente acá estamos. Si queremos hacer un partido y si tú quieres hacer un partido diferente, ayúdanos. Súmate. Pon de tu parte para cambiar este país.
-Para usted ¿lo que cometió el gobierno en Ayacucho y Juliaca fueron masacres?
-Violaciones de derechos humanos, claras. Independientemente de que no apruebo ni aprobaré jamás la violencia dentro de una protesta social, porque yo respeto y creo que se debe garantizar el derecho a la protesta, es un derecho.
-¿Y considera que las fuerzas armadas y policiales han actuado correctamente al ocultar o no compartir información o no colaborar lo suficiente con las investigaciones?
-Yo creo que es un error, ahora, como fue en los ochenta, el creer que se protege a la institución cuando se oculta o cuando no se investiga ni sanciona un acto que está por encima de los estándares de uso de la fuerza, que, además, están regulados por ley. Para hablar claro, si tú sabes que alguien mató a una persona, no en el marco del uso de la fuerza gradual y el uso de la fuerza letal solo como final frente a otro uso de fuerza letal, y sabes que se mató como se mató en Ayacucho, como se mató en Puno, y no eres capaz de investigar públicamente, estás dañando a tu institución. Yo creo que se equivocó la Policía. Y, sin embargo, reconozco que, por ejemplo, el general Sanabria el actual jefe, logró hacer las cosas bien en el Barrio Chino. No hubo una sola gota de sangre, se puso orden, se ganó el respeto, la autoridad. La autoridad no se gana abusando del uso de la fuerza, se gana usándola. Usar la fuerza es un derecho y un deber del Estado, pero usándola proporcionalmente, gradualmente, no violando derechos humanos. Tarde o temprano el Estado tendrá que asumir su responsabilidad por lo que pasó en diciembre y enero del año pasado.
–¿Cree que Dina Boluarte debe ser condenada por crímenes de derechos humanos?
-Dina Boluarte cometió varios errores. El primero fue jurar hasta el 2026 y no darse cuenta de que ella había sido vicepresidenta y ministra de la persona que acababa de dar un golpe y se había quedado callada en todas las formas y había azuzado a la población en cada consejo de ministros descentralizado. Si ella hubiera entrado y hubiera dicho “si el Congreso no adelanta elecciones, yo renuncio en seis meses o en un año”, la hubiéramos todos dejado gobernar y otra sería la historia del Perú.
–Pero eso no ocurrió.
-Y al final no solo no ocurrió, sino que para sostenerse en el poder se cayó en 27 formas en el abuso de la fuerza en Ayacucho y en Puno, lo que está documentado. […] Creo que Dina va a terminar teniendo que asumir responsabilidad por lo que pasó, porque se quedó callada y eso la hace cómplice.
-¿Lo Justo será el partido que salvará al Perú de una final Antauro vs Keiko?
-Ojalá. Ojalá. Eso espero, para eso lo estamos haciendo. Lo estamos haciendo para que sea un espacio de encuentro.