En entrevista con Infobae Perú, el exministro de Economía sostiene que se vive una crisis económica más grave que la de 2008 y explica los factores que más intensifican la recesión en el país. Afirma que el Gobierno está sometido al Congreso, y es este último quien marca el ritmo de la política económica, plagada de “deterioro en los ingresos fiscales”
En conversación con Infobae Perú, el exministro de Economía, Pedro Francke afirmó que pese a las cifras paupérrimas del PBI registradas en todo el año, el sector privado y la Confiep se han mostrado tímidos en sus críticas con la actual gestión de Dina Boluarte, a diferencia del anterior régimen del expresidente Pedro Castillo. Recordemos que Francke fue el primer titular del MEF, entre julio del 2021 hasta febrero del 2022.
Además, expresó su preocupación por la fuerte caída de los ingresos tributarios y pone en duda que se llegue a la meta del déficit fiscal. Respecto a la liberación de Alberto Fujimori, advierte que el desacato a las leyes internacionales como la Corte IDH afectará la confianza de los inversionistas y agravará la percepción del deterioro institucional en Perú.
—¿Cuál es su balance del comportamiento de la economía peruana durante este año?
La economía está en recesión que se ha ido profundizando a lo largo del año. Los datos que tenemos hasta octubre no son muy favorables. Algunos analistas esperaban un cierto repunte a fin de año. Si lo hubiera, esto sería ligero, no parece que haya fuerzas importantes de recuperación.
Preocupa, además, la fuerte caída de los ingresos tributarios. Por lo tanto, me parece indudable de que no se va a cumplir la meta establecida por ley de un tope de déficit fiscal de 2,4%. Creo muy probablemente que esté alrededor de 2,8%.
Felizmente, la inflación ha estado reduciéndose significativamente, principalmente, a partir de un fenómeno internacional de reducción de precios de los commodities, de la inflación internacional, también por la política monetaria restrictiva y la recesión misma.
—¿Qué sectores de la economía se han visto más perjudicados y que impacto han tenido en la población?
Las mayores caídas en el PBI se observan en los sectores de industria no primaria y la construcción. Son caídas bastante fuertes que tienen un impacto sobre el empleo interno. Son sectores que responden a la demanda, tanto de consumo como inversión pública y privada. Esa es la causa, pero implican un multiplicador. Al caer la Industria y la construcción, cae el empleo y eso refuerza la caída de los ingresos y la caída del consumo privado.
Entonces, creo que hay un multiplicador negativo que se ha desarrollado hacia la baja a lo largo del año y que tal vez no ha sido suficientemente evaluado por las autoridades.
Lo que ha levantado un poquito a la economía es el sector minero, pero eso en realidad tiene que ver por la entrada en operación de Quellaveco, que es una gran mina y que ha terminado de entrar este año, aunque también hay una cierta regularización y mejora en otras unidades mineras.
—Muchas consultoras consideran que este será el peor año para la economía en 25 años, sin considerar la pandemia. ¿Coincide con ello?
Los datos del PBI de recesión indican que sería el peor año desde 1997. Incluso, la crisis internacional del 2008 y 2009 implicó un menor crecimiento, pero no tan grave como ahora. La ventaja que hubo en ese período fue un rebote rápido, el siguiente año se recuperó rápidamente. Creo que ahora no hay perspectivas.
Las mejores predicciones señalan un crecimiento ligero, pero se están proyectando al 2,5%, que ni siquiera cerraría la brecha del producto bruto interno de este año.
—¿Por qué cree que las medidas del MEF no han tenido el impacto deseado en este año?
En la recesión hay dos temas principales. Por un lado, hay un efecto fuerte de la política monetaria, del alza de la tasa de interés, que se ha comenzado revertir en los últimos meses, pero sus efectos demoran en producirse. Las rebajas de las tasas de interés recién se van a ver el próximo año. Lo que hemos visto este año son los efectos de una tasa de interés muy alta. Eso es decisión del Banco Central.
Por el lado del Ministerio de Economía y Finanzas, creo que ha habido una incapacidad del gobierno en general de aplicar una política fiscal expansiva que correspondía, dada la caída de la demanda y la posibilidad de hacerla a partir de la buena posición fiscal que tiene el Perú; sin embargo, se han dado muchas exoneraciones y facilidades tributarias que no colaboran a la reactivación.
Por otro lado, ha habido cierta incapacidad de gasto, aunque se han anunciado una serie de programas, pero el retraso en la ejecución de los proyectos de inversión ha dado lugar a que la política fiscal hasta octubre haya sido restrictiva. Hay una caída del gasto corriente de inversión a nivel del gobierno general, entonces no se ha logrado aplicar una política fiscal de reactivación. Eso ha contribuido a la caída del producto bruto interno.
—¿Con Punche Perú y Plan Unidos se configuran como la política económica idónea para salir de este declive?
Uno puede ver un montón de medidas particulares, pero se tiene que ver el conjunto. Por ejemplo, 5.000 millones de soles de facilidades de crédito para pequeñas empresas, correcto, pero eso se da en el contexto de una política monetaria contractiva que tiene mucha más fuerza que esos 5.000 millones de soles.
Con respecto al gasto, hay un tema de problemas de ejecución, pero a mi juicio, son conocidos y entonces lo razonable es dar mayores facilidades y ampliaciones presupuestales para contrarrestar los problemas, pero no ha habido una política presupuestal adecuada.
—¿Puede impulsar Alex Contreras una reforma económica que saque adelante al Perú o ya cumplió su ciclo?
El gobierno en general muestra un desgaste muy grande. Por gobierno yo entendería tanto al Poder Ejecutivo como a las aprobaciones del Congreso. Me parece que el Congreso—ante ciertas limitaciones de iniciativas de gasto, porque claramente ya ha hecho perforaciones a la disposición constitucional— está respondiendo con exoneraciones tributarias que generan un costo fiscal grande con muy poco beneficio en términos de crecimiento. Me parece que por congraciarse con el Congreso, el Poder Ejecutivo no está observando ni enfrentando esas malas medidas.
Yo siento que más bien el ritmo de la política económica en el Perú está siendo marcado por el Congreso y es un ritmo de deterioro en términos de ingresos fiscales y de política económica.
—¿Por qué afirma que existe una recesión política también?
La inestabilidad política y la debilidad del gobierno afectan en todo sentido. Por un lado, afecta porque es un desincentivo a la inversión privada en un país con condiciones de baja gobernabilidad y de mayor inseguridad ciudadana. No hay un alguien que marque el ritmo de la política económica porque la marca del Congreso, que es una infinidad de pequeños intereses sin un rumbo estratégico.
Lo que veo es que el Poder Ejecutivo está sometido al Congreso, veo contrarreformas y no veo reformas positivas.
—¿Es excesivamente optimista el ministro Contreras?
Yo creo que se requiere un balance entre una cierta dosis de optimismo y un grado importante de realismo. Este año la dosis de realismo ha sido demasiado baja. Considero que eso ha generado una pérdida de credibilidad en los agentes económicos, pasa una factura. Ese balance no ha sido adecuado. Si se quiere recuperar confianza, hace falta un momento de franqueza, y esta implica una dosis de reconocimiento.
—¿Por eso es que no ha sido capaz de convencer al sector privado?
A mí me parece más bien que el ministro [Alex] Contreras y el Gobierno han tenido un respaldo bastante grande del sector privado. De hecho, es como que si uno ve la recesión, la cual está claramente marcada desde el segundo trimestre, cuando en mayo, el gobierno decía sí, es una caída (de la economía) pero es una W.
A pesar de eso, yo siento que no hubo muchas críticas, no se vio que el sector privado, la Confiep y los gremios salieran a decir ‘esto no está bien, no estamos yendo por un buen rumbo’.
La caída de la producción industrial no primaria está debajo de -8%, -10% hace como 6 meses. Me llama la atención que no haya una posición más crítica con un resultado tan malo. Creo que en general había cierta simpatía. A pesar de que la popularidad del gobierno era de 10%, el 60% de los gerentes generales de empresas apoyaban al gobierno. Entonces, el problema no ha estado ahí.
—¿Qué efectos en la economía peruana tiene el desacatamiento a las leyes internacionales como la Corte IDH sobre el indulto a Alberto Fujimori? ¿Cómo piensa un inversionista?
Eso agrava la mirada que los inversionistas internacionales en particular van a tener sobre el Perú, porque los países que han desconocido los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son Venezuela y Nicaragua, países de dictaduras que generan una gran desconfianza de los inversionistas.
Si el gobierno no respeta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la OEA, qué podemos imaginar respecto a los inversionistas internacionales, considerando además que ya tenemos un alcalde de Lima [Rafael López Aliaga] que no quiere respetar los contratos.
Me parece que lo pone al Perú políticamente con mucho deterioro institucional que sin duda va a impactar. Ya las agencias calificadoras de riesgo como Moody’s y Standard & Poor’s señalan que el principal problema del Perú es institucional, no son las cifras macrofiscales, sino las instituciones democráticas. Eso claramente va a señalar una alerta grande a esos sectores.
—¿Es el fin de lo que se consideró en algún momento el milagro económico del Perú?
Me parece que siempre el Perú da sorpresas y podría haber un cambio para mejor, eso es lo que todos quisiéramos, pero ahora sin un tiro fuerte en lo que está pasando en las instituciones, se ve difícil. Y efectivamente pareciera que estamos entrando a un ciclo de deterioro, que afecta también al crecimiento económico a mediano plazo.