¿Por qué le cuesta al Congreso ponerse de acuerdo en una fecha de adelanto de elecciones generales?
Luego de 4 sesiones de Pleno, alrededor de 11 votaciones, varios proyectos de ley, reconsideraciones y más de 20 horas de debate, los miembros del Congreso no han acordado ninguna fecha de adelanto de elecciones. A tres días de que acabe la legislatura, diversas voces han hablado de falta de voluntad política, pero también de intereses electorales y económicos.
Desde mediados de diciembre de 2022, cuando la presidenta Dina Boluarte anunció —en un mensaje a la Nación— la presentación de un proyecto de adelanto de elecciones ante el Congreso de la República, han pasado por lo menos 45 días en los que el Perú ha vivido una ruleta rusa cuyo epicentro ha sido el Poder Legislativo.
Cuando las protestas en las calles eran incipientes, el Congreso aprobó la propuesta del Ejecutivo con 93 votos (se necesitaban 87) para que el mandato presidencial y parlamentario se acorte y las elecciones se adelanten para abril de 2024. Propuesta que ya había pasado por la Comisión de Constitución que preside Hernando Guerra García de Fuerza Popular.
Luego de una ‘tregua’ por las fiestas navideñas y de fin de año, la calle explotó. Primero fue el sur del país, y luego Lima. Los fallecidos iban aumentando. Y el Congreso empezó con un vaivén imprevisible que, hasta el cierre de este informe y a tres días de que termine la legislatura, deja a los peruanos sin ninguna propuesta concreta de adelanto de elecciones. ¿Qué pasó?
Desde uno de los extremos el congresista Jorge Montoya de Renovación Popular decía que “la solución no es adelanto de elecciones, es solucionar el tema ahora. Y para esto tiene que hacerlo el gobierno. Este, y si la presidenta [Dina Boluarte] no puede, renuncia, se nombrará a otro”. Además, agregó: “lo que sucede en el Congreso, y hay que hablar claro, los intereses son electorales. O sea, los intereses de regresar los que salieron y quieren ocupar curules, el espacio de la presidencia…”.
Desde el otro, la izquierda de Perú Libre y sus satélites insisten en que cualquier proyecto de elecciones adelantadas incluya una consulta popular para saber si la gente quiere una Asamblea Constituyente.
¿Es cierto que en el Congreso hay intereses y por eso hemos pasado sin éxito por 4 plenos, 11 votaciones y numerosas reconsideraciones?
El rincón de las 130 almas
“En primer lugar no podemos atribuir al Congreso una actitud, una actitud, conducta o intención, porque son 130 almas, algunas perdidas, algunas en su sitio. Ni siquiera podemos decir ‘tal bancada piensa así’ porque ya hemos visto que se resquebrajan y que no responden a una disciplina partidaria”, opina el analista político Fernando Vivas. “Ese es uno de los males de la política peruana: descomposición de partidos y un individualismo de partidos que además no tienen un horizonte claro”, agrega.
Para Iván Lanegra, politólogo y secretario general de Transparencia, es claro que en el Congreso no se quieren llegar a acuerdo para un adelanto de elecciones. “Lo que ha pasado es que prácticamente todas las opciones posibles se han sido votadas. Y, sin embargo, las votaciones son muy parecidas”, manifiesta.
Incluso Digna Calle, congresista que renunció a la Mesa Directiva del Congreso, dijo que hay congresistas que no se quieren ir porque han mejorado sus ingresos tras ser elegidos parlamentarios. Fernando Vivas es categórico ante esta teoría: “Sí es cierto que, por lo menos una mayoría simple, que impide el consenso, quiere quedarse, porque quieren mantener el sueldo, el status, las prerrogativas y el poder que les da ser congresistas. Porque están en Lima, viviendo, incluyendo, muy probablemente, los de origen regional, en barrios donde no sienten los problemas y las furias que no siente un 40 por ciento del país que vive en regiones donde los bloqueos, protestas y otros problemas ya están impactando en sus vidas diarios”.
Por su parte, Iván Lanegra sostuvo en RPP Noticias que no es que los congresistas hayan cambiado su voto luego de aprobar con mayoría el primigenio proyecto para elecciones en abril de 2024. “[Algunos congresistas] inclusive cuando hicieron la primera votación, ya tenían en mente la posibilidad de cambiar su voto en la segunda”. Para el secretario general de Transparencia, estas discusiones aparecerían en una siguiente legislatura —donde se tenía que volver a aprobar con mayoría para poder aprobar el adelanto de elecciones, al ser una propuesta de cambio constitucional— pero el elemento que adelantó el problema fue el cambio de propuesta hecho en la primera reconsideración de Hernando Guerra García de Fuerza Popular de pasar de elecciones en abril de 2024 a octubre de 2023.
Si bien al Gobierno de Dina Boluarte se le pueden achacar enfoques equivocados, “dirán que es autoritario, que no está manejando bien la crisis…”, sostiene Vivas, indica “que es un gobierno que tiene la rienda del país y que tiene errores”. “[Sin embargo] en el caso del Congreso —prosigue— yo hablaría de algo mucho más profundo, de un poder que ya está mucho más desconectado de la realidad que el Ejecutivo. Y que ha caído en la profunda dicotomía de Lima contra el país. Un Congreso en el que muchos de los representantes de las regiones no pueden ni siquiera visitar las suyas e incluso sus propiedades y familiares están amenazados”.
¿Hay solución a la vista?
Las soluciones que barajan los especialistas para hacer viable un proyecto de adelanto de elecciones con una legislatura que termina este 10 de febrero y otra que comienza el 15 del mismo mes (recordemos que un adelanto de elecciones debe aprobarse en dos legislaturas distintas) son laberínticas y sujetas e interpretaciones.
Para muestra una cita del exoficial mayor del Congreso y experto en derecho parlamentario César Delgado Guembes: “Sobre el reglamento del Congreso, en relación con el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo [el último viernes], lo que tenemos delante no es solamente ese, porque de por medio ya teníamos la aprobación del proyecto que quedó fijada la fecha de abril de 2024 para el adelanto de elecciones generales. Ese proyecto quedó aprobado, se presentaron reconsideraciones, ninguna supuso ninguna modificación, por lo tanto, todavía cabe la posibilidad de que se solicite la continuación del proceso interrumpido como consecuencia de las reconsideraciones y que se pase ese mismo tema para la siguiente legislatura que comienza el 15 de febrero. Esa es la primera opción”, dijo en RPP Noticias.
Pero hay un segundo escenario digno de un equilibrista. Continúa Delgado Guembes: “La siguiente opción es el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo para el adelanto de elecciones para el segundo domingo de octubre de este año. Ese proyecto fue a la Comisión de Constitución y ellos han entendido que por tratarse de idéntica materia que el proyecto supuestamente rechazado, no debería poderse ver esta legislatura, sino que debe trasladarse para la siguiente (…) son posiciones diversas sobre diversas materias, alternativas”.