El ministro Roberto Sánchez acabó comprometido por la fiscalía en la telaraña castillista. Tiene otras denuncias de sus correligionarios que aquí se las contamos
“Es Dorian Gray, y como es psicólogo, sabe cómo manipular a la gente”. No me lo dice cualquiera, sino el ex premier Yehude Simon, padre político de Roberto Sánchez y padrino de su boda con Claudia Pinazzo. Simon es el presidente fundador del Partido Humanista Peruano (PHP), que se rebautizó Juntos Por el Perú en el 2018. En sus palabras: “El partido se lo apropió Roberto, que es un hombre peligroso, un traidor”.
LEE TAMBIÉN: Roberto Sánchez fue incluido en la investigación contra Pedro Castillo
¿Cómo así Sánchez, el más discreto de los voceros de Pedro Castillo y el más duradero de sus ministros, se había convertido, antes de este gobierno, en un personaje capaz de hacer, según su mentor, un pacto demoniaco al estilo del personaje de Oscar Wilde? Simon cambia el tono airado por uno nostálgico, para contarme la historia del joven que se le acercó a comienzos del milenio cuando se aprestaba a fundar el PHP. Le agarró confianza y reconoció que era el más brioso de sus dirigentes. Compartía con él ese eclecticismo que les permitió juntar a izquierdistas duros con gente de centro.
Simon vuelve a su tono inicial, para lamentarse de no haber hecho caso a sus compañeros humanistas que le reclamaban no confiar en Roberto. Conversé con dos de ellos, protagonistas de denuncias ante el Ministerio Público contra Sánchez y su entorno. Zacarías Merma, veterano izquierdista que fue el primer teniente alcalde de Villa el Salvador en 1983, fundador del PHP, es uno de los que advirtió a Yehude. “Tengo respeto y amistad con Yehude, pero el partido era caudillista, y él tomaba decisiones sin consultar; así le dio mucho poder a Sánchez. Roberto era de los que se ligaba a la gente buscando sus intereses, a mi me pidió varios préstamos pequeños, nunca pagaba”.
Zacarías se ríe de que Roberto lo haya ‘picado’ tanto. Ahora son rivales políticos. Con otros humanistas está formando el partido Todos los Pueblos en torno al puneño César Quispe Calsin. Y defiende a Leonid Castillo, militante de JPP, que radica en España y que se sorprendió al ver su nombre como uno de los dos candidatos a la curul de peruanos en el exterior en la última elección. Su firma, según asegura en su denuncia ante el Ministerio Público, fue falsificada. Podemos adivinar que fue una adición de última hora, para completar la lista y con la esperanza de que Castillo aceptara la inclusión a posteriori. Pero este se puso trejo y se molestó con el trasiego de su nombre. No fue el caso del otro añadido a última hora, Yair Sánchez (me enseñan la notoria diferencia de su firma real con la que se usó para postularlo), que luego dijo que sí candidateó por voluntad propia y fue enrolado como funcionario viajero del Mincetur. Ahí lo dejamos a Yair. Pero Leonid, representado por Merma, denunció a Sánchez y entorno por falsedad genérica. Zacarías se lamenta de que la investigación avance lenta y que, aunque él se encargó, al hacer la denuncia, de que el nombre de Sánchez destaque como principal autoridad del partido, el fiscal del caso prefiere consignar en su documento: ‘los que resulten responsables’.
Con estos líos que se suman a su reciente incorporación en la megadenuncia de la fiscal de la nación contra Pedro Castillo; Sánchez se apagó como vocero y como candidato a reemplazar a Aníbal Torres en la PCM. El viernes no llegó a tiempo a declarar a la fiscalía, aduciendo que estaba de viaje. Ahora tendrá que ser la voz de sus propias coartadas y tribulaciones. El equipo especial lo acusa de obstruir la justicia al, presuntamente, haber ayudado económicamente a Bruno Pacheco y a su esposa Graciela Palomino, quien, incluso, tuvo un contrato con el Mincetur; supuestamente, para facilitar su condición de prófugo y su silencio. El vocero atribulado ha dicho en Exitosa que no sabía que con quien estaba casada la señora Palomino. Tiene reflejos rápidos para negar lo que le ponen en las narices.
Todo cuesta
Volvamos a la historia humanista. Sánchez trabajó en el Minsa con el ministro Óscar Ugarte (militante del PHP) durante el gobierno de Alan García, en el Concytec, en el gobierno regional de Lambayeque durante la gestión de Simon, en la municipalidad de San Borja y en la de Huaral, donde nació en 1969. Hasta que se encontró con un partido; un líder, Simon, que se había retirado para no comprometer la campaña con las investigaciones de haber recibido presuntos sobornos de Odebrecht por el proyecto de Olmos; y una candidata con buenas posibilidades, Verónika Mendoza.
“Quería repetir lo de Alfonso [Barrantes] en los 80, la unidad de la izquierda, y yo no quería entorpecer el proceso”, dice Yehude, resumiendo todo lo que pasó desde que Verónika tiró la toalla en el intento de ser la candidata de un frente con Perú Libre y volvió donde lo viejo conocido, o sea, a él. En el camino, el PHP, para acoger a los aliados, se rebautizó como Juntos Por el Perú. Según recuerda el fundador, Salomón Lerner Ghitis hizo un pequeño estudio para proponer nombres y ese fue el que más gustó a los compañeros humanistas, a Nuevo Perú, a Patria Roja y al Partido Comunista que se aliaron para la ocasión.
Sánchez, ya dueño del partido, hizo valer su inscripción, y obtuvo el 1 por Lima. Ya había tenido el mismo puesto en las elecciones al Congreso Complementario, pero el partido no saltó la valla. Mucho antes, en el 2006, también fue candidato al Congreso, pero tampoco saltaron la valla, esa vez con la consecuencia de perder la inscripción. Su candidata de entonces, Susana Villarán, fundó con ellos la Concertación Descentralista. Luego, en el 2011, sin participar por no estar inscritos, Simon fue congresista invitado dentro del ‘sanchochado’ de PPK, y la izquierda del partido marcó distancia con él.
Amistados con su líder para el 2016 y con nueva inscripción, el PHP buscó de candidato a ‘Nano’ Guerra García, pero este prefirió aceptar la invitación de José Luna Gálvez para candidatear por Solidaridad. Los humanistas lanzaron a Yehude a la presidencia, pero lo retiraron para no volver a perder la inscripción, prerrogativa excepcional que solo se dio en el 2016. La campaña subnacional del 2018, la del Congreso Complementario y la aventura frentista del 2021; fueron íntegramente manejadas por Roberto y su entorno, en especial Paul Percy Fernández Bravo, Saúl Armacanqui, Raúl del Castillo Alatrista (asesor de la actual bancada de JPP) y su hermano Ricardo Sánchez.
Con ellos, según me cuentan sus ex correligionarios, el ya citado Merma y Leandro Cerna; estableció un régimen por decir lo menos informal, en el que su hermano Ricardo, elegido presidente de la Comisión Electoral a propuesta suya, abrió una cuenta bancaria personal para que allí le depositaran pagos por concepto de los costos de postulación, los numerosos candidatos a alcaldías y gobernaciones. Cerna, autor de una denuncia por el presunto delito de administración fraudulenta, logró que la fiscal Yeniva Isabel Lleellish, recabe la declaración de Sánchez, el 8 de febrero de este año. En ella, el ministro admite que su hermano manejaba esa cuenta, y la justifica por el supuesto pago de las tasas, aunque no pudo documentar esto último ni a la fiscalía cuando se lo requirieron ni a una reportera de “Cuarto Poder” cuando se lo preguntó. Es más, tuvo que soportar que la fiscal le pregunte si ha obtenido provecho económico del manejo del partido.
La campaña reveló lo mejor y lo peor de Sánchez, a juzgar por las dos denuncias que les he contado. Hay otra, cuyo promotor es William Chávez, ex subdirector del diario pro castillista El Puka, chavista con convicción y con residencia en Venezuela. Chávez ha contado, en “Panorama” y en RPP que Sánchez lo buscó tras el resultado de la primera vuelta, para que le refuerce el contacto que ya tenía con Pedro Castillo, en el entendido de que el entorno de Verónika Mendoza lo iba a atrasar.
Roberto tenía puertas abiertas con Pedro Castillo. Una de ellas, la reporté en mayo del 2021, cuando conté que Nuevo Perú (NP) iba a prestar técnicos a Castillo y Cerrón, que urgían de aquellos para ganar la segunda vuelta. Pedro Francke, de NP, fue el primer voceado como ministro de Economía. Anahí Durand lideró ese proceso de apoyo técnico en nombre de NP y se ubicó como ministra de Cultura. Sánchez estuvo con ella y con otros cuadros de NP; con Cerrón y Róger Nájar de Perú Libre; y con Arturo Ayala, un despistado de Patria Roja que no adivinaba la que se les venía encima con los profesores de la Fenatep. Sánchez buscó labrar amistad con el cerronismo como lo hizo, apenas pudo, con Castillo hasta que lo nombró ministro.
Sin embargo, conversé con Chávez y me contó que Roberto le aseguró que se sentía ninguneado y relegado por Verónika, que quería imponer los intereses de Nuevo Perú por sobre los suyos y que había sido bastante dura y despectiva con los candidatos puestos por él. Es más, tenían una discusión por los fondos del financiamiento oficial a los partidos. Verónika le reclamaba la mitad por ser quien saltó la valla; pero él no estaba dispuesto a compartirlos. Le pregunté también, si Sánchez le comentó si quería el Mincetur. “Me llamó para contarme que lo habían designado ministro, estaba muy agradecido, aunque no es el ministerio que hubiera querido. Creo que quería ser canciller, le interesaba mucho tener proyección internacional. Me comentaba que Verónika sí era conocida a nivel internacional, está en el Grupo de Puebla, aquí [a Venezuela] venía con Nadine. Por eso, yo lo ayudé y le conseguí una invitación para México”.
Pero ni el chavista Chávez, ni Verónika, ni nadie lo iba a tomar en serio sino ganaba una curul. De ahí que Willima sazonó su relato, contando que vio que Sánchez tenía un documento en Excel del JNE con información sobre mesas en las que ganaba o perdía, de modo que podía establecer su estrategia de impugnaciones. Chávez no es experto en materia electoral, así que podemos tomar con pinzas los datos del ente y del contenido del Excel; pero lo que relata es suficiente para que Rodolfo Pérez, dirigente morado que disputaba con Sánchez la cola para Lima, sugiera la hipótesis de que pudo corromperse a algunos miembros de los Jurados Electorales Especiales (JEE) para que validaran las impugnaciones que le convenían a Sánchez y viceversa.
Le pregunté a Rodolfo, por qué, si ese era el riesgo, no apeló en su momento las impugnaciones para que las resolviera la segunda instancia, el pleno del JNE. “La tendencia era que yo ganaba incluso la oficialía mayor me llamó para el curso de inducción; pero en la última semana todo se volteó, apenas con alrededor de 500 votos a favor de Roberto. Todo fue muy rápido y yo no tenía plata para apelar. Cada mesa, y eran muchas, cuesta S/ 500. Hay que reformar este sistema de jurados temporales que se forman para cada elección”.
Rodolfo, remata: “Además, Roberto se jugaba mucho con su curul”. No me quiere desarrollar la idea; pero yo lo puedo hacer. Si él no pescaba una curul, a JPP le hubiera faltado un congresista para ser bancada de 5; se debilitaba en el partido ante militantes que le hubieran pedido dé un paso al costado; y, lo más importante, sino era congresista muy probablemente no lo hubieran tenido en cuenta para ser ministro. No sigo, porque Chávez no ha aportado pruebas. Pero sí las hay de que, una vez conseguido su ministerio, Sánchez apuntó alto. Se reunió con muchos gremios empresariales que lo tomaron por embajador eficaz del castillismo, consiguió beneficios sectoriales tale como la exoneración de impuestos para los restaurantes, y se puso en la terna para ser PCM estrechando su amistad con el llamado ‘gabinete en la sombra’. Les he contado en crónicas del verano pasado, como Sánchez, de entre los ministros, era el más asiduo visitante de ese entorno que se las traía.
Roberto Sánchez fue voz y agente de la gobernabilidad esquiva a Pedro Castillo, con proyección para ser el sucesor equilibrado de Aníbal Torres, el policía bueno del régimen. Más de un líder empresarial me comentó que ‘un Sánchez haría mejor papel que Torres’, pues les oía sus reclamos y se ofrecía a mediar ante el gobierno. Cuando lo hicieron vocero oficial, ponía menos entusiasmo y titulares que Alejandro Salas; pero sus argumentos eran más políticos y persuasivos. Hoy tiene que bailar y defenderse solo.
*Actualización: Luego de publicada esta crónica, el ministro Roberto Sánchez, me envió estos descargos: “Respecto a la denuncia del señor William Chávez que usted menciona, la entidad que se encarga de realizar el conteo de votos para el Congreso, así como para la presidencia de la República es la Oficina Nacional de Procesos Electorales. En segundo lugar, es imposible que se pueda modificar la voluntad popular vía el Jurado Nacional de Elecciones como afirma el señor Chávez. Al respecto, incluso el doctor Jorge Salas Arenas, presidente del JNE, ha señalado que ‘es una declaración un tanto fantástica’.
En este periodo de desencuentro político es evidente, que hay muchos adversarios que creen que es el momento de calumniar, de la acusación gratuita con el aval de algunos medios de comunicación que poco conocen de probidad, así como de un sector del sistema de justicia que se ha parcializado y que todos demandamos autonomía, imparcialidad, debido proceso y sobre todo idoneidad, para ejercer las altas responsabilidades de la administración de la justicia. Desde los 15 años, en mi agenda publica; desde mi trabajo del sector de la iglesia católica, he venido trabajando por mi comunidad. Me hago profesional sanmarquino y desde entonces he trabajado en más de 15 organizaciones públicas y privadas del Peru. Como presidente de Juntos por el Peru, en el proceso de la segunda vuelta, contribuimos humildemente con un voto más, para este gobierno democrático y del pueblo. Hoy vivimos la judicialzacion de la politica en el Perú. Aspiro a una justicia imparcial con debido proceso y prubas. En casa de herrero no podemos tener cuchillo de palo”.
Asimismo, el dirigente de JPP, enfrentado a Sánchez, Leonel Falcón, ha recogio las diversas denuncias contra el ministro y, en especial, una expuesta en el diario Correo sobre la sospechosa contratación de personas sin el perfil adecuado en el Mincetur, tema conexo a las órdenes de servicio para la esposa de Bruno Pacheco y con el agravante, de que se presume que podría estarse cobrando cupos a esos empleados. Falcón nos alcanzó una carta que ha enviado a la fiscal de la Nación, pidiendo que abra nuevas investigaciones contra Sánchez.