Conocida médicamente con el nombre de gastritis, nos encontramos sin ninguna duda ante una de las enfermedades digestivas más comunes, que precisamente más tiende a afectar a la salud de nuestro estómago. Debemos diferenciarla eso sí de la gastritis nerviosa, que consiste básicamente en la inflamación del revestimiento del estómago por nervios. Lo cierto es que conocer los síntomas que aparecen cuando tenemos gastritis puede ser muy útil a la hora de ayudar en su diagnóstico, sobre todo para aplicar un tratamiento médico rápido y eficaz. No obstante, el diagnóstico -como veremos- no solo se basa en los síntomas clínicos, también en el uso de determinadas herramientas como es el caso del endoscopio.
La gastriucosa gástrica, que es la capa de distintas células que reviste nuestro estómago en su interior, y que actúa como un importante protector de la acidez de los diferentes jugos gástricos.Es muy habitual utilizar el término de dispepsia como sinónimo, pero en realidad se trata de un error. Es decir, no es correcto identificar a la gastritis y a la dispepsia como una misma patología, dado que la dispepsia consiste en un dol or que se sitúa en el abdomen superior y acompañado de síntomas como presión, plenitud y quemazón, pero es una afección no debida a la inflamación del estómago.
Sus causas son en realidad muy variadas, como veremos más adelante: puede estar generada por los malos hábitos alimenticios, el estrés, la ansiedad, el abuso de ciertos medicamentos o más frecuente por la aparición de la Helicobacter pylori.
Como te comentábamos anteriormente, en realidad existen muchas causas que pueden influir de forma directa en la hinchazón e inflamación del revestimiento del estómago, y por tanto ser una causa de gastritis. Te resumimos a continuación las más comunes y habituales:
- Determinados hábitos: En especial por un consumo excesivo de alcohol.
- Consumo de medicamentos: Determinados medicamentos, consumidos de forma regular y alargada en el tiempo, pueden inflamar el estómago. Los más comunes son la aspirina y otros medicamentos antiinflamatorios.
- Infecciones: Especialmente por la bacteria H. Pilory, una bacteria que habita en el revestimiento mucoso de nuestro estómago. Sin tratamiento médico puede llegar a causar no solo gastritis, sino también úlceras y en casos graves cáncer de estómago. La gastritis también puede ser producida por otras bacterias o virus, como citomegalovirus o el virus del herpes simple.
- Anemia perniciosa: Se trata de un tipo de anemia que se produce cuando los intestinos no son capaces de absorber de forma apropiada la vitamina B12.
- Reflujo: En caso de reflujo biliar, que consiste en un flujo inverso de bilis hacia el estómago, el cual llega luego al hígado y a la vesícula biliar.
Debemos tener en cuenta que los síntomas de la gastritis tienden a ser muy variables. Esto significa que, en realidad, una persona puede tener síntomas distintos en comparación con otro individuo, y sin embargo ambos pueden estar teniendo sintomatología relacionada con la gastritis.
No obstante, podemos establecer una serie de síntomas y señales relativamente frecuentes:
- Dolor abdominal, sobretodo en el estómago.
- Gases o flatulencias.
- Malestar estomacal en general.
- Acidez estomacal.
- Náuseas y vómitos con posibilidad de presencia de sangre (tanto en el vómito como en las heces).Dicha enfermedad del sistema digestivo puede ser controlada tomando antiácidos y otros tipos de medicamentos para disminuir el acido, los gases y malestar estomacal, también se ha de seguir una dieta blanda compuesta por ciertos alimentos que eviten esa pesadez de estomago y que ayuden a ser una buena y completa digestión.
Las mejores técnicas para diagnosticar esta enfermedad tan habitual entre las personas, son las revisiones medicas y posteriores exámenes de sangre o de heces e incluso una endoscopia, cuyo procedimiento consiste en introducir un endoscopio por la boca y el esófago dotado de una cámara para poder ver el estado en el que se encuentra el estomago y a posteriori se valorará el estado completo de la citada inflamación. En cualquier caso, lo más común es la realización de una gastroscopia, que consiste en una endoscopia digestiva alta, llevado a cabo por un tubo flexible (endoscopio) de alrededor de más de 100 centímetros de largo y 1 centímetro de diámetro, el cual es introducido por la boca y se hace poco a poco avanzar por el intestino superior .Este endoscopio brinda la posibilidad al médico de visualizar el estómago y el interior del intestino. Además, también es muy útil para recoger muestras para su posterior anolis. Dependiendo de si la gastritis tiene una duración corta o larga nos encontraremos ante un tipo de gastritis aguda o crónica. Todo dependerá del periodo de evolución de la afección en concreto.
La gastritis aguda es la inflamación y hinchazón súbita del revestimiento que recubre el estómago. Tiene una duración más bien corta, y por ello precisamente sus síntomas tienden a ser más evidentes que con la gastritis crónica. Los síntomas más comunes son indigestión y mala digestión, inapetencia y fatiga, náuseas y vómitos (también con sangre), así como heces negras. Puede estar causada por consumo excesivo de bebidas alcohólicas, por ciertos medicamentos (en especial aspirina, antiinflamatorios no esteroideos y corticoesteroides), tensiones nerviosas y estrés (nos encontramos aquí ante la gastritis emocional), consumo de sustancias corrosivas, y por infecciones.
La gastritis crónica es un tipo de gastritis que se produce cuando la inflamación del revestimiento del estómago se presenta de manera gradual, y sobre todo, tiende a persistir y durar por un tiempo prolongado. Es común que la gastritis aguda se cronifique cuando no recibe un tratamiento médico adecuado.
Sus síntomas son algo diferentes de los producidos por una gastritis aguda, aunque existen síntomas en común: dolor abdominal que se sitúa en la parte superior y que se siente especialmente al comer, indigestión, pérdida del apetito, heces oscuras, náuseas y vómitos con sangre. Sus causas pueden estar relacionadas por el consumo prolongado de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, por reflujo biliar crónico, por la degeneración del revestimiento estomacal propia de la edad, por anemia perniciosa o por la infección de Helicobacter Pylori. Es muy común que la gastritis sea médicamente tratada con antiácidos, que son medicamentos y fármacos especialmente útiles para disminuir la acidez en el estómago, aliviar los síntomas y favorecer por tanto la curación de la irritación del revestimiento del estómago. No obstante, cuando la gastritis está causada por alguna infección (como por ejemplo podría ser el caso de la gastritis por Helicobacter Pylori), lo más adecuado es tratar la infección hasta erradicarla.
Existen una serie de alimentos que pueden ser de grandísima utilidad a la hora de tratar y aliviar los síntomas relacionados con la gastritis. De hecho, es recomendable llevar a cabo determinados cambios en nuestra alimentación. Los alimentos más adecuados son los siguientes:
- Verduras.
- Arroz.
- Sopa.
- Pescado.
- Carne.
- Jamón.
- Leche de soja o arroz.
- Fruta
- Y especialmente tomar mucha agua.
También puedes optar por maravillosos postres como es el caso de la manzana asada, una opción ideal para curar el estómago al ser tremendamente suave y nutritiva. Eso sí, en contraposición deberán evitarse aquellos alimentos que irritan la pared del estómago. Son comunes los siguientes alimentos:
- Galletas o dulces muy grasientos.
- Queso.
- Chocolates.
- Leche.
- Café.
Como vemos, la gastritis puede curarse sobre todo cuando se encuentra en la etapa aguda, siendo importantísimo aplicar un tratamiento médico adecuado rápidamente para evitar que se vuelva crónica.