Los puertos sudamericanos se están desarrollando por el despegue del COVID-19 como un gran destino de seguridad y turismo, basado en el diseño tradicional, así como natural y urbano, es decir, algo diferente a lo que aguanta. enfermedades infecciosas representadas.
Con esta marca, varias agencias gubernamentales de promoción turística de los países de la región se han sumado a la feria de cruceros Seatrade Cruise Global, una de las más importantes en su género, que se realiza esta semana en Miami Beach (EE.UU.).
“Hoy es momento de respirar hondo y disfrutar de lo que se ve. Es hora de Punta del Este”, dijo el viceministro de Turismo de Uruguay, Remo Monzeglio, afuera del pabellón de la pequeña República sudamericana, según uno de sus titulares en el spa. la ciudad de Punta del Este, refugio de pensadores e intelectuales durante décadas, dijo.
Señaló que luego de dos años de “viaje vacío” por el accidente médico provocado por el COVID-19, el pasajero ahora busca espacios abiertos y naturales y ciudadanos naturales y “verdaderos”. “Creo que Sudamérica es un gran destino turístico”, dijo Monzeglio en referencia al puerto de Montevideo, su capital, que ya tiene 143 órdenes de entrada de barcos este año y su infraestructura.
Muchos de estos pasajeros han pagado su pasaje no solo por el abastecimiento en las embarcaciones sino sobre todo por el abastecimiento que pueden encontrar en la costa, por lo que la necesidad de esta facilidad es por la economía local, como dice la turista chilena Verónica Kunze. Neubauer.
Recordó que antes de la epidemia, el departamento estaba en una “ruta de crecimiento”, con cerca de 300.000 pasajeros y unas 275 paradas, número muy reducido tras el brote de la COVID-19 para 2020.
Bajo el registro sanitario de Chile, donde se vacuna al 90% de la población, además de lugares especiales como la Antártida, este país espera llegar al 75% de la población ante la enfermedad este año y el próximo.
