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Regional

Fiestas Patrias: conoce danzas regionales que son motivo de orgullo de los peruanos

Marinera, festejo, huaino, danza de tijeras, Wititi del valle del Colca, diablada, danzas amazónicas, entre otras

Por Luis Zuta Dávila
La celebración del 203° aniversario de nuestra independencia nos invita a expresar nuestro amor a la patria a través de la danza, una de las expresiones más emblemáticas de nuestro pródigo y variado acervo cultural. El Perú cuenta con una amplia gama de bailes regionales herederos de un mestizaje que toma lo mejor de nuestras civilizaciones ancestrales que surgieron en la costa, sierra y selva, y que se enriquecieron con el aporte cultural de otros continentes como Europa y África.

Es a través de estas danzas que la cultura peruana se manifiesta con toda su grandiosidad y riqueza en las fiestas patronales o tradicionales de nuestros pueblos.
A continuación, conoce y aprecia danzas emblemáticas que son motivo de orgullo de los peruanos, en especial en la celebración de nuestro 203 aniversario patrio.

Marinera

Es el baile más emblemático del Perú y su máximo embajador mundial. Esta entrañable expresión cultural, surgida del mestizaje y poseedora de encanto, elegancia, seducción, alegría, vitalidad y energía como sus principales atributos, fue la primera danza en ser declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 1986.

La belleza de la marinera cautiva a todos los peruanos y también a extranjeros que alaban su encanto. El prestigio de este baile, que se ejecuta esencialmente en pareja, ha cruzado las fronteras de nuestro país para convertirse en el embajador de las danzas peruanas y participante indispensable de todas las actividades conmemorativas del aniversario patrio en el exterior, ferias turísticas internacionales y festivales donde el Perú es invitado de honor.
El nombre “Marinera” fue acuñado, en marzo de 1879, por el célebre escritor, compositor, periodista y político Abelardo Gamarra, que usaba el seudónimo de “El tunante” en sus artículos periodísticos. De esta manera le otorgó una identificación a esta danza que venía cosechando crecientes elogios y cultores en todo el Perú, más aún en un contexto como la Guerra del Pacífico que motivó un gran sentimiento patriótico y de defensa de las tradiciones y costumbres nacionales.

Existen variantes de la marinera según la región del Perú donde se baile: norteña, que se danza en La LibertadLambayeque Piura; limeña que se danza en la capital del país; puneña, que es propia del departamento altiplánico; arequipeña, y otras que se danzan con particular estilo en Áncash, Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Puno, entre otras regiones de la sierra peruana.

En 2012, el Congreso de la República declaró celebrar el Día Nacional de la Marinera cada 7 de octubre, en conmemoración del día de nacimiento de Augusto Áscuez Villanueva (1892-1985), uno de los principales intérpretes de esta danza de bandera.

Tondero

Oriunda del pueblo de Morropón, en el departamento de Piura, esta hermosa danza de insinuantes movimientos es muy popular en el norte del Perú. Al igual que la marinera, el tondero representa el cortejo y enamoramiento de una pareja. Los instrumentos que la acompañan son la guitarra y el cajón. A diferencia de los demás géneros criollos con influencia española, el tondero nace del mestizaje entre el campo y la región yunga, y conserva un espíritu más rebelde y bandolero.

El baile sigue algunos parámetros, pero en general es bastante libre. La dama y el varón empiezan mirándose de costado. Luego él se acerca, iniciando el cortejo y ella lo evita con movimientos sutiles. La mujer recoge su falda y la apoya contra la cadera, mientras sostiene un pañuelo con la otra mano. Más adelante, lleva la falda hacia atrás y empieza a zapatear, un movimiento que se conoce como ‘fuga’ o ’embiste’. Cada zapateo se remata con una vuelta rápida.

Festejo

Danza alegre y rítmica del folclor afroperuano, creada por habitantes africanos traídos al Perú (Congo, Angola y Mozambique) durante el siglo XVII por los conquistadores españoles para realizar trabajos agrícolas, mineros y domésticos.

Esta danza se baila durante fiestas populares y en reuniones sociales, ejecutada por parejas generalmente de jóvenes con un ritmo lleno de virilidad, juventud y vigor. La letra suele ser de asunto festivo. La base del Festejo es el ritmo, que se logra mediante golpes de cajón y la quijada de burro, más cajita, congas y bongó. Es característico las repetidas pasadas tras periodos de cuatro u ocho compases y al estribillo coral de la fuga.

El Festejo se aprecia en su forma más tradicional en los pueblos de San Luis de Cañete, en la provincia de Cañete del departamento de Lima, y El Carmen, en la provincia de Chincha, en el departamento de Ica.

Huaino

Es el baile más conocido de la sierra peruana y su origen se remonta a tiempos prehispánicos. Según el célebre escritor, antropólogo y etnólogo peruano José María Arguedas, no existe expresión más legítima del Perú indio y mestizo que el huaino. En la actualidad, esta danza presenta diversas variantes regionales, pero todas conservan el mismo espíritu.

En tiempos de los Incas, el huaino habría sido una especie de himno militar que se ejecutaba con zampoñas, quenas y tinyas o tamborcillos. La llegada de los españoles, que introdujo nuevos instrumentos y técnicas, favoreció la evolución del huaino y la creación de variedades regionales, con sonidos de mandolinas, arpas, violines, guitarras y charangos.

Sus temas, tanto en quechua como en español, poseen una singular expresividad, al manifestar alegría y picardía, pero también sentimientos de tristeza y añoranza. Aunque en ocasiones se baila individualmente, suele ser una danza de parejas.

Huaylarsh

El departamento de Junín tiene en el Huaylarsh a su danza embajadora regional, cuya exultante interpretación cautiva a todo el Perú y el mundo. De claras raíces prehispánicas, pero enriquecida con el mestizaje, esta original expresión del folclor en el valle del Mantaro fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, el 23 de febrero de 2005.

Existen dos versiones del Huaylarsh: el antiguo o rural tradicional y el mestizo moderno. La versión antigua del huaylarsh pretende rememorar la danza que se efectuaba después de la jornada agrícola desde épocas ancestrales, y se interpreta de forma similar a la “Cachua” o el “Haylli”, que son danzas en las que se manifiesta el galanteo de los varones hacia las mujeres.

En tanto, la versión moderna se atribuye a Zenobio Dagha Sapaico, del pueblo de Chupuru. En 1949 estrenó la muliza, huaino, huaylarsh y fuga “Mi Tierra Wanka” con lo que empezó un nuevo tipo de huaylarsh. Al año siguiente, Dhaga Sapaico fundó la orquesta “Juventud Huancaína”, sentando las bases del huaylarsh moderno.

Esta nueva versión se desliga casi por completo de su motivación agrícola y enarbola solo el esparcimiento alegre y divertido. Es un baile que con los años se generalizó tanto en las ciudades como en las comunidades campesinas y que se interpreta especialmente en la celebración del carnaval y en el concurso nacional que se realiza anualmente.

Danza de Negritos

Danza popular con diversas variantes regionales que forman parte de un género muy difundido en la región andina, en el que coinciden motivos de fuentes muy diversas y que podría resumirse en dos órdenes.

El primero es la presencia de pobladores de origen africano, quienes llegaron con la implantación del régimen colonial en calidad de mano de obra esclava. El segundo derivaría de la difusión de danzas españolas en las que se representaba al musulmán de piel oscura, ya sea como infiel enemigo o como converso al cristianismo, caracterizado con trajes lujosos y en ocasiones con máscaras de expresiones feroces, como las danzas de moros y cristianos y las de turcos. En todas estas versiones, estas representaciones están plenamente integradas no solo a la ritualidad cristiana sino a la derivada de la cosmovisión andina.

La presencia de estas expresiones impactó profundamente en la imaginación del poblador andino que, bajo influencia española, representó en múltiples expresiones coreográficas a las poblaciones de origen africano con el nombre de negritos, negrerías o morenos morenadas.

Aunque la población de origen africano tuvo mayor presencia en la costa, las danzas que representan a este nuevo estrato social y étnico se hicieron muy populares en la región andina, mezclándose con los motivos de las danzas de origen español en las que se representaba al pagano y al converso, de imagen exótica y visualmente barroca, combinando las referencias a la servidumbre y esclavitud con las de lujo y vistosidad del pagano, con el uso de máscaras, trajes muy decorados y una coreografía elegante. 

Estas danzas suelen formar parte de festividades del calendario católico como la natividad o en honor a una Virgen, como la Virgen de la Candelaria o la Inmaculada Concepción. En los referentes de estas danzas también está presente una alusión a la misma población nativa, cristianizada y sometida al régimen de servidumbre. Teniendo en cuenta la complejidad de tales referentes, se entiende que este género de danza tenga versiones muy diversas, dependiendo del sentido de la representación, lo cual deriva a su vez de las coordenadas históricas de cada tradición local y regional.
Los Negritos de Huánuco, la Morenada, Negritos de Ingenio, Negrería de Huayllay, Negros de Malvas, Negrillos de Andahuaylas, Negritos de Huayllán y Negritos de Marcas, y Negritos del Suroeste de Huaytará, han sido declaradas Patrimonio Cultural de la Nación.

Wititi del valle del Colca

Inscrito en 2015 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la danza del wititi del valle del Colca es un baile popular tradicional que guarda relación con el comienzo de la edad adulta. Reviste la forma de un ritual de cortejo amoroso y suelen interpretarla los jóvenes durante las festividades religiosas que se celebran a lo largo de la estación lluviosa.

Las parejas de bailarines y bailarinas se alinean en filas y ejecutan diversos pasos al compás de la música. Las bailarinas llevan trajes finamente bordados con motivos naturales de colorido vistoso y van tocadas con sombreros característicos.

Por su parte, los bailarines llevan dos faldas de mujer superpuestas, una camisa militar, un chal y sombreros con aditamentos. La representación del wititi coincide con el inicio del ciclo de producción agrícola y simboliza el renuevo de la naturaleza y la sociedad.

Esta danza consolida los vínculos sociales y la identidad de los pueblos del valle del Colca, que compiten para presentar los mejores conjuntos de danza, renovándola así continuamente y perpetuando al mismo tiempo su carácter tradicional.

Los niños y los jóvenes aprenden el wititimediante la observación directa, tanto en las escuelas como en las fiestas familiares celebradas con motivo de bautismos, cumpleaños y bodas. A escala nacional, hay grupos de bailes folclóricos que también interpretan esta danza por haberla integrado en sus repertorios coreográficos.

Danza de tijeras

Inscrita en 2010 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la danza de las tijeras es interpretado tradicionalmente por los habitantes de los pueblos y las comunidades quechuas del sur de cordillera andina central del Perú (Huancavelica, Ayacucho y Apurímac), y, desde hace algún tiempo, por poblaciones de las zonas urbanas del país.

Esta danza ritual, que reviste la forma de una competición, se baila durante la estación seca del año y su ejecución coincide con fases importantes del calendario agrícola. La danza de las tijeras debe su nombre a las dos hojas de metal pulimentado, parecidas a las de las tijeras, que los bailarines blanden en su diestra.

La danza de las tijeras se ejecuta en cuadrillas y cada una de ellas –formada por un bailarín, un arpista y un violinista– representa a una comunidad o un pueblo determinado. Para interpretar la danza, se ponen frente a frente dos cuadrillas por lo menos y los bailarines, al ritmo de las melodías interpretadas por los músicos que les acompañan, tienen que entrechocar las hojas de metal y librar un duelo coreográfico de pasos de danza, acrobacias y movimientos cada vez más difíciles.

Ese duelo entre los bailarines, llamado atipanakuy en quechua, puede durar hasta diez horas, y los criterios para determinar quién es el vencedor son la capacidad física de los ejecutantes, la calidad de los instrumentos y la competencia de los músicos que acompañan la danza. Los bailarines, que llevan atuendos bordados con franjas doradas, lentejuelas y espejitos, tienen prohibido penetrar en el recinto de las iglesias con esta indumentaria porque sus capacidades, según la tradición, son fruto de un pacto con el diablo.

Esto no ha impedido que la danza de las tijeras se haya convertido en un componente apreciado de las festividades católicas. Los conocimientos físicos y espirituales implícitos en la danza se transmiten oralmente de maestros a alumnos, y cada cuadrilla de bailarines y músicos constituye un motivo de orgullo para los pueblos de los que es originaria.

Diablada

Reconocida el 16 de setiembre de este año, la Diablada de Puno es una expresión del sincretismo religioso andino-cristiano que representa la lucha entre el bien y el mal. Su origen se remonta a 1577, cuando los jesuitas se establecieron en Juli, actual capital de la provincia de Chucuito, donde en los días festivos cristianos se presentaban comedias y autos sacramentales.

A través de estas manifestaciones teatrales los misioneros jesuitas enseñaron al pueblo aimara los siete pecados capitales a modo de danza, y cómo los ángeles vencen a los demonios. Esta es una de las danzas emblemáticas de la festividad en honor a la Virgen de la Candelaria.

La resolución que la reconoce como Patrimonio Cultural de la Nación considera la importancia que esta expresión ocupa en la identidad festiva y religiosa de la población mestiza y urbana de Puno, siendo reconocida como una de las más destacadas exponentes de la riqueza cultural del departamento.

Se la distingue también por ser las agrupaciones de portadores y ejecutantes de la Diablada puneña espacios de fortalecimiento de la identidad regional y de afirmación intergeneracional de los vínculos familiares y barriales.

Además, en virtud al hecho que la Diablada puneña es, desde sus orígenes, un espacio de convivencia e intercambio cultural, que expresa a través de su estética y ritualidad las diversas herencias indígena, ibérica y africana que conviven y dan sentido a la realidad multicultural, mestiza y globalizada del Perú contemporáneo.

Morenada, Rey Moreno y Rey Caporal

Esta danza, interpretada especialmente durante la festividad en honor de la Virgen de la Candelaria, surgió a partir de la imaginación del poblador andino que, bajo influencia española, representó en múltiples expresiones coreográficas a las poblaciones de origen africano.

Aunque la población de origen africano tuvo mayor presencia en la costa, las danzas que representan a este nuevo estrato social y étnico se hicieron muy populares en la región andina, mezclándose con los motivos de las danzas de origen español en las que se representaba al pagano y al converso, de imagen exótica y visualmente barroca, combinando las referencias a la servidumbre y esclavitud con las de lujo y vistosidad del pagano, con el uso de máscaras, trajes muy decorados y una coreografía elegante.

En norma que oficializa su reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Nación, el 7 de mayo de 2021, se considera la importancia de la danza para la identidad cultural, festiva y religiosa de la población mestiza y urbana de la región Puno, siendo reconocida como una de las “embajadoras” de la cultura artística de Puno, así como por ser las asociaciones de Morenadas espacios de reafirmación de la identidad colectiva que aportan en el fortalecimiento de los vínculos familiares y barriales, al tiempo que reproducen la dinámica social y cultural de las ciudades puneñas contemporáneas.

Pandilla de Puno

El Ministerio de Cultura declaró, el 20 de agosto de 2012, Patrimonio Cultural de la Nación a esta danza de la provincia de Puno, por ser una manifestación significativa en la tradición artística departamental. Nacida del sector urbano, ha mantenido los rasgos que reflejan su origen social y cultural, al tiempo que ha podido ser adoptada, en virtud de su belleza y vistosidad, por los diversos sectores sociales y regionales de Puno, convirtiéndose así en un factor de integración cultural.

Sikuri

El 14 de noviembre de 2003 fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación a esta danza que reúne a una agrupación de personas que interpretan colectivamente el arte de la práctica del Siku, manifestación tradicional que forma parte de nuestra identidad regional y nacional.

Danzas amazónicas

Los pueblos amazónicos tienen diversas expresiones artísticas entre las que destacan las danzas. Entre las muchas que existen y se practican figura la danza Ani Sheati, un baile que constituye una forma excepcional para conocer toda la belleza del mundo mágico y real de las comunidades shipibo-conibo, ubicadas en la selva central peruana, particularmente en el departamento de Ucayali.

En esta danza se representan por medio de rituales las costumbres y tradiciones más importantes de la vida social y también espiritual de esta cultura ancestral.

Danza de la Boa

Este baile grupal emblemático de las regiones Loreto y Ucayali tiene como mayor atractivo una boa viva, serpiente amazónica considerada un ser sagrado que puede alcanzar varios metros de largo y buen grosor, que las y los danzantes deben cargar mientras ejecutan una coreografía de alegres movimientos que imitan el movimiento sinuoso del reptil cuando se desplaza por árboles y el terreno de la frondosa selva y pasos acompasados al ritmo de una melodía muy alegre. A veces se le añaden vueltas o movimientos en círculo para acentuar las acciones y llamar la atención.

En la coreografía hay danzantes ubicados en la parte posterior del grupo de baile que llevan recipientes hechos de calabazas y que son utilizados en las comunidades amazónicas como utensilios para alimentarse.  Los instrumentos musicales utilizados para entonar alegres melodías incluyen quenas pequeñas o quenillas, tambores, bombo y el exótico manguaré -tambor artesanal hecho con parte de un tronco de árbol- y maracas. Este baile de origen ancestral tiene como propósito no solo brindar un momento de júbilo, sino también de esperanza porque se invoca al poder del sagrado ofidio para garantizar una pródiga temporada de cultivos que aseguren la dotación de alimentos para la comunidad.

La pandilla

Esta danza es llamada “madre de las danzas” y es parte de la tradición festiva tanto en la Selva como en la Sierra, siendo emblemática de las regiones San Martín y Amazonas, así como de la provincia de Tingo María de la región Huánuco.

La pandilla se baila mediante coloridas y exultantes comparsas integradas por personas de todas las edades, quienes agitan pañuelos blancos y danzan en parejas entrecruzando alguno de sus brazos. Las comparsas se desplazan por avenidas, calles y jirones durante las fiestas patronales de una localidad o durante la celebración de los carnavales.

Las comparsas suelen terminar su recorrido en la Plaza de Armas o la plaza principal, donde se planta un árbol lleno de regalos. Cuando los danzantes, mujeres y hombres, llegan a la plaza rodean al árbol, hacen una ronda de baile e intentan derribarlo con la ayuda de un machete de faena agrícola, configurando otro baile llamado Umsha en la Selva y Yunza en la Sierra.

Los Tulumayos

Danza icónica de la provincia de Tingo María, en la región Huánuco, cuyo origen es ancestral y se exhibe en celebraciones importantes como la Fiesta de San Juan. Se trata de un baile que representa las costumbres y rituales que practican los integrantes de esta etnia amazónica asentada a orillas del río Tulumayo, como la caza, la recolección, la pesca y la agricultura.

Los Tulumayos, que tienen una población menos numerosa que otros grupos étnicos amazónicos, están gobernados por un cacique, hombre de edad no muy avanzada, cuyo liderazgo se sustentaba en su valentía y sabiduría.

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