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Regiones ejemplares: Conoce qué es lo que identifica y enorgullece a los arequipeños

Si hay algo que distingue a los arequipeños es su marcada identidad regional y singular riqueza cultural que expresa un conjunto de rasgos notables que despiertan el interés de los foráneos a este excepcional y muy visitado destino turístico del sur peruano.De este grupo de atributos notables hay algunos que son destacados por consenso en muchas publicaciones, sobre todo turísticas, referidas a Arequipa y especialmente a su ciudad capital. Repasemos a continuación cuáles son estos rasgos que identifican a esta región emblemática del Perú.Lo primero que puede considerarse como motivo de orgullo de los arequipeños es el singular esplendor arquitectónico del centro histórico de su ciudad, construido con sillar, piedra de origen volcánico cuyo color le confiere el nombre de Ciudad Blanca a la urbe cuya fundación española ocurrió el 15 de agosto de 1540.

En todo el centro histórico se pueden apreciar notables edificaciones hechas con sillar cuyo excelente estado de conservación le valieron a este núcleo urbano de la ciudad de Arequipa el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, el 2 de diciembre del 2000.

Los edificios del centro histórico de Arequipa son representativos de la fusión de las técnicas de construcción europeas y autóctonas, plasmadas en el trabajo admirable de los arquitectos y maestros de obras españoles y los albañiles criollos e indígenas.

Esa fusión se patentiza en los robustos muros de las edificaciones, las arcadas y bóvedas, los patios y espacios abiertos, y la compleja decoración barroca de las fachadas. En su evaluación para otorgar el reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Humanidad, la Unesco considera que el centro histórico de Arequipa posee un valor universal excepcional y cumple con dos criterios: representar una obra maestra del genio creativo humano; y ser un ejemplo sobresaliente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico o tecnológico o paisaje que ilustra etapas importantes de la historia de la humanidad.

Entre los atractivos que se lucen en el Centro Histórico de Arequipa destacan su Plaza de Armas y los arcos que la rodean, la Basílica Catedral, el Palacio Municipal, el monasterio de Santa Catalina, el mirador de Yanahuara, las iglesias y claustros de Santo Domingo y de la Compañía de Jesús, la Casa del Moral, la Casa Tristán del Pozo, entre otros.

Del mismo modo, hay más de 300 predios monumentales, entre ellos la Casona del Corregidor Abril y Maldonado de la Universidad Católica Santa María; el convento de San Francisco; el templo de la Compañía de Jesús, el templo y convento de La Recoleta, entre otros, que han sido distinguidos con el Escudo Azul.

Este emblema internacional se otorga aquellos bienes que sean considerados de protección esencial por un Estado ante desastres naturales, conflictos armados, así como apoyo en situaciones posteriores a crisis que pueden afectar su integridad.

La belleza arquitectónica de la ciudad de Arequipa se complementa con la apacible y pródiga campiña, llena de verdor y donde es posible observar a ejemplares del ganado vacuno arando la tierra desde el amanecer, dirigidos por campesinos ataviados con su característico sombrero blanco. La postal de esta cautivante ciudad se completa con la imagen de los imponentes volcanes Misti, Chachani y Pichu Pichu, los guardianes tutelares que pueden apreciarse desde diversos puntos de la urbe, especialmente desde el mirador de Yanahuara.
Otro atributo que identifica a los arequipeños es su orgullo regional, cuyos rasgos principales son su espíritu anticentralista, rebelde, genuinamente confrontador que, por sobre todas las cosas, se resiste a ocupar un incómodo segundo lugar debido al centralismo que representa la ciudad de Lima, capital del Perú.

“No en vano se nace al pie de un volcán”, es una de las frases más emblemáticas, escrita en uno de los arcos del mirador de Yanahuara y que se repite cada vez que un arequipeño levanta la mirada para observar al majestuoso volcán Misti, de cono casi perfecto, uno de los más hermosos de toda la cordillera de los Andes.

Arequipa ha tenido un rol protagónico desde los albores del proceso emancipador del dominio español, donde destacó la figura de uno de sus hijos más ilustres: Mariano Melgar Valdivieso, poeta y revolucionario independentista que fue uno de los precursores del romanticismo literario en América. Melgar es un símbolo de Arequipa como baluarte de la libertad. Tras sumarse a la rebelión de Mateo Pumacahua, peleó contra las fuerzas realistas en la batalla de Umachiri (Puno) en 1815, donde las fuerzas patriotas fueron derrotadas, Melgar fue detenido y fusilado con apenas 24 años de edad.

Durante el siglo XIX, Arequipa fue protagonista de rebeliones donde intervinieron caudillos militares como Ramón Castilla, quien luchó en la guerra civil de 1856-1858, también conocida como la “Revolución de Arequipa”.
Y durante el siglo XX Arequipa fue cuna de destacados personajes como el expresidente José Luis Bustamante y Rivero; el diplomático e intelectual Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco; el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa; el piloto civil Alfredo Rodríguez Ballón, el campeón de ajedrez Julio Granda; entre otros.

Asimismo, Arequipa es sede de la Universidad Nacional de San Agustín, una de las casas de estudio centenarias y la segunda universidad pública más grande e importante del Perú, así como del Tribunal Constitucional.
Las danzas y tradiciones son otros elementos claves que componen la identidad arequipeña. Estas se manifiestan en las festividades que se celebran durante su calendario jubilar. Los carnavales son una muestra de ello y destacan por manifestaciones como la Semana de Comadres y la Semana de Compadres, donde aflora la hospitalidad de la población y el compartir de potajes, bebidas y danzas típicas que reflejan el sentir y la herencia cultural que enorgullece a los arequipeños.

Una manera especial de celebrar esta festividad se encuentra en el distrito de Cayma, donde se realiza el Carnaval Loncco, en el que se exhiben coloridos trajes de los participantes junto con declamaciones de coplas y canciones que comparten la historia, vivencias y sentir tradicional de la población de dicha localidad arequipeña.

Otras festividades donde se expresa la variada riqueza cultural de las tradiciones arequipeñas son las Fiestas Patrias, la fiesta en honor de la Virgen de Chapi, patrona de Arequipa, la Semana Santa, entre otras.

Las danzas arequipeñas tienen en el Wititi a su estandarte que, en diciembre de 2015 ingresó a la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

Esta danza reviste la forma de un ritual de cortejo amoroso y suelen interpretarla los jóvenes durante las festividades religiosas que se celebran a lo largo de la estación lluviosa. Las parejas de bailarines y bailarinas se alinean en filas y ejecutan diversos pasos al compás de la música. Las bailarinas llevan trajes finamente bordados con motivos naturales de colorido vistoso y van tocadas con sombreros característicos.

Por su parte, los bailarines llevan dos faldas de mujer superpuestas, una camisa militar, un chal y sombreros con aditamentos. La representación del wititi coincide con el inicio del ciclo de producción agrícola y simboliza el renuevo de la naturaleza y la sociedad. Esta danza consolida los vínculos sociales y la identidad de los pueblos del valle del Colca, que compiten para presentar los mejores conjuntos de danza, renovándola así continuamente y perpetuando al mismo tiempo su carácter tradicional.
La gastronomía es, sin duda, uno de los principales motivos de orgullo de los arequipeños. Es el resultado de una formidable herencia ancestral, expresada en insumos y técnicas de preparación que se remontan a tiempos preincas y que fue enriquecida con el aporte de la cocina europea desde la conquista española.

El resultado de este pródigo encuentro cultural fue la aparición de las picanterías y chicherías, auténticos santuarios del sabor y del saber, donde surgió una pletórica gama de suculentos e irresistible potajes como el chupe de camarones, el rocoto relleno, el costillar frito, el solterito, el adobo, el escribano, el queso helado, los buñuelos, la chicha de guiñapo, el anisado, por citar a los embajadores de la cocina regional más emblemática del sur peruano y una de las que contribuye a encumbrar a la cocina nacional como una de las más admiradas en el mundo. Así lo evidencia el reconocimiento de la Unesco, en 2019, como miembro de la Red mundial de Ciudades Creativas en Gastronomía.

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