¿CÓMO SE CONTRAE NEUMONÍA?
La neumonía es el nombre dado a la infección del tejido pulmonar, principalmente de los alvéolos, que son bolsas de aire microscópicas responsables del paso de oxígeno desde los pulmones a la sangre. Cada pulmón posee millones de alvéolos, que son estructuras totalmente estériles, es decir, libres de la presencia de cualquier microrganismo causador de enfermedades.
Para que alguien desarrolle neumonía es necesario que un hongo, virus o bacteria alcance los alvéolos. En general, es muy difícil, porque las vías respiratorias tienen un complejo sistema de defensa, incluyendo pestañas que “barren” constantemente las vías aéreas hasta millones de anticuerpos y células del sistema inmunológico dispersadas por toda su superficie. El propio estornudo y el reflejo de la tos son mecanismos de defensa, activados para expulsar a cualquier estructura de las porciones más profundas del sistema respiratorio
Las personas que contraen neumonía generalmente están expuestas a dos factores: un germen altamente virulento y un defecto en el sistema de defensa de las vías respiratorias.
La neumonía puede transmitirse por el aire después del contacto con secreciones de personas infectadas. Esta ruta de transmisión, sin embargo, es la menos común y ocurre solamente en algunos tipos de neumonía, como veremos más adelante.
En la mayoría de los casos, el germen que causa la infección de pulmón proviene de la cavidad nasal o de la orofaringe del propio paciente. Son las bacterias que normalmente colonizan las vías aéreas superiores responsables de la mayoría de los casos de neumonía. Mientras el sistema inmunológico del paciente esté fuerte, estas bacterias son impedidas de migración a los pulmones. Sin embargo, a la primera señal de debilidad, ellas consiguen ultrapasar la barrera de defensa y se instalar en el tejido pulmonar.
Hay más de 100 gérmenes, entre virus, bacterias, parásitos y hongos que pueden causar neumonía. Sin embargo, la gran mayoría de los casos es causada por solamente 4 o 5 gérmenes, que suelen colonizar nuestras vías aéreas superiores.
Ancianos, niños, fumadores, personas desnutridas, personas con enfermedades crónicas, personas con enfermedades pulmonares o pacientes inmunodeprimidos son el grupo en mayor riesgo de desarrollar neumonía, ya que tienden a presentar un sistema inmunológico más débil y/o un pulmón crónicamente enfermo.
Factor gripe en la transmisión
La gripe y otras virosis respiratorias aumentan el riesgo de neumonía de dos formas:
- La primera es a través de la inflamación de las vías respiratorias, que deteriora el funcionamiento de las células de defensa y promueve la invasión del pulmón por bacterias de la orofaringe. Una de las complicaciones más comunes de la gripe es exactamente la neumonía bacteriana, que generalmente viene días después del inicio de los síntomas de la gripe. En estos casos lo que suele ocurrir es un paciente que, después de unos días de gripe, comienza a mostrar signos de mejora de la gripe, pero de repente vuelve a empeorar con cuadro súbito de fiebre, empeoramiento de la tos y caída del estado general.
- La segunda manera en que la gripe aumenta el riesgo de neumonía es a través de una infección pulmonar por el virus de la gripe. En la mayoría de los casos la Influenza está restringida a las vías superiores, pero en algunos individuos el propio virus de la gripe puede ser el origen de la neumonía.
NEUMONÍA CONTAGIOSA Y NO CONTAGIOSA
Como ya se mencionó, hay neumonías contagiosas y neumonías no contagiosas. Las neumonías causadas por hongos o parásitos no se transmiten directamente de una persona a otra. Ya las neumonías virales son generalmente contagiosas. Las neumonías de origen bacteriano no son contagiosas en la mayoría de los casos, pero hay algunas excepciones.
Neumonía viral
Las 4 formas más comunes de neumonía viral son causadas por el virus Influenza, Parainfluenza, Adenovirus y Virus sincitial respiratorio. El primer es el agente infeccioso de la gripe, mientras que los 3 restantes son virus que causan resfriado. En pacientes susceptibles, estas virosis pueden ir más allá de una simple virosis respiratoria, causando una neumonía viral. Esta situación es muy común en ancianos, niños y personas inmunosuprimidas.
Consideramos las neumonías virales de origen contagioso, pero, de hecho, quién es contagiosa es la virosis. Si tienes contacto con un paciente portador de neumonía por Influenza, por ejemplo, tienes un gran riesgo de contraer la gripe. Si tienes un sistema inmunológico débil, también puedes desarrollar neumonía viral, pero esto será una complicación de la virosis que adquiristeis.
Neumonía bacteriana
La mayoría de los casos de neumonía bacteriana no es contagiosa. Las principales bacterias que causan neumonía son: Estreptococos pneumoniae, Haemophilus influenzae, Klebsiella pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus. Ninguna de estas bacterias generalmente se transmite de una persona a otra; son las bacterias ya presentes en nuestro cuerpo.
En algunas situaciones, sin embargo, los gérmenes como el Estreptococos pneumoniae pueden ser contagiosos. A pesar de no ser la forma más común de contaminación, los niños y pacientes inmunosuprimidos pueden adquirir neumonía después de contacto directo con personas infectadas. Es importante destacar que el Estreptococos pneumoniae es mucho menos contagioso que cualquier uno de los virus respiratorios descritos anteriormente, siendo necesario contacto cercano y prolongado para que haya transmisión.
También hay un grupo de bacterias que son responsables de un tipo de neumonía conocida como neumonía atípica. Esta forma de neumonía se llama atípica porque las manifestaciones clínicas son generalmente diferentes. El cuadro clínico tiende a ser más blando y arrastrado que la neumonía. Mycoplasma pneumoniae y Chlamydophila pneumoniae son dos bacterias de este grupo que pueden transmitirse directamente de una persona a otra a través de secreciones respiratorias, al igual que se transmiten las virosis comunes.
A pesar del Micoplasma pneumoniae ser una bacteria muy contagiosa, la mayoría de las personas que la adquieren no desarrolla la enfermedad o presenta solamente ligeros síntomas respiratorios. La neumonía solamente suele ocurrir en pacientes clínicamente más vulnerables y con factores de riesgo para neumonía.
AISLAMIENTO DEL PACIENTE
La mayoría de los pacientes hospitalizados con neumonía no necesitará estar en aislamiento respiratorio, ya que el riesgo de transmisión al personal médico u otros pacientes es muy bajo. Medidas simples de higiene, como lavarse las manos y evitar el contacto directo de un paciente con los demás son suficientes. Solamente en los casos de neumonía por Micoplasma pneumoniae es que se sugiere que el paciente quede en cuarto separado y el personal médico debe usar máscaras respiratorias.
Pacientes con neumonía por gripe, especialmente cuando la infección se produce durante cuadros de epidemias de nuevas cepas, como ocurrió recientemente con la Influenza H1N1, también tienden a permanecer en aislamiento. Máscaras deben ser utilizadas por el equipo de salud y familiares que vienen a visitarlos.
En el caso de la tuberculosis, la transmisión de una persona a otra es mucho más común, y el aislamiento respiratorio debe ser aún más estricto. El paciente debe ser aislado en un cuarto especial con presión atmosférica negativa y renovación de aire. El equipo médico solamente puede entrar en el cuarto vistiendo máscaras con filtros.