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Salud

Adicción a la Cafeína: qué es y 8 señales de alerta

La cafeína es una sustancia perteneciente al grupo de las xantinas que posee propiedades estimulantes. En cantidades moderadas puede ser beneficiosa, pero abusar de ella resulta nocivo para la salud y puede crear adicción.

Natalia Menéndez Martínez
Psicóloga

Son muchas las personas que parecen incapaces de arrancar su día sin una buena dosis de cafeína en vena. Parece que esta sustancia, presente en diversos alimentos y bebidas, nos permite salir del aletargamiento desde primera hora de la mañana. Es por ello que puede resultar altamente adictiva. Sí, has leído bien, adictiva.

Antes de que te alarmes, cabe señalar que la adicción al café no es comparable con el enganche que producen otro tipo de drogas. No obstante, sí que es cierto que depender de una sustancia para sentirnos bien no es lo más beneficioso para la salud. De hecho, quienes acostumbran a consumir elevadas cantidades de cafeína diariamente suelen experimentar síntomas de malestar si tratan de abandonarla: cansancio, dolor de cabeza e incluso irritabilidad.

Aunque la cafeína siempre se asocia con el café, una de las bebidas más consumidas alrededor del mundo, lo cierto es que esta se encuentra presente en otros muchos productos. Ejemplos de ello son los tés, la cola o el chocolate. Por supuesto, no se trata de demonizar esta sustancia y retirarla completamente de nuestra vida. Lo cierto es que la cafeína nos puede brindar, consumida con moderación, beneficios tales como un aumento del rendimiento y la concentración, mayor oxigenación de la sangre, aceleración de la termogénesis (contribuye a quemar la grasa corporal) o un menor riesgo de desarrollar enfermedades como el Alzheimer.

Dado que es importante consumir cafeína dentro de unos límites para poder exprimir sus beneficios, en este artículo vamos a hablar acerca de la adicción a la cafeína, qué señales la caracterizan y cómo reducir el consumo cuando este es excesivo.

¿Qué es la cafeína?

La cafeína es una sustancia amarga perteneciente al grupo de las xantinas. Se caracteriza por sus efectos estimulantes sobre el sistema nervioso central, así como sus propiedades vasodilatadoras y diuréticas.

La cafeína se encuentra presente de manera natural en numerosas plantas, aunque por norma general esta también se sintetiza artificialmente para elaborar productos industriales. Los alimentos que la contienen en mayor proporción son el café, el té, el chocolate, algunos refrescos como la cola o las bebidas energéticas y el mate. Por ejemplo, una taza de café contiene alrededor de 80-200 mg de cafeína, mientras que una lata de cola puede poseer entre 20-45 mg.

El consumo de cafeína se encuentra ampliamente extendido en el mundo, especialmente en países como España. Aunque no es una sustancia peligrosa, lo cierto es que su consumo está contraindicado en determinadas personas. Las embarazadas no deben consumirla, pues esta puede pasar al bebé a través de la placenta.

De igual manera, durante la lactancia ésta debe excluirse de la dieta, pues de lo contrario puede ser transferida al bebé a través de la leche materna. Tampoco se aconseja consumirla en aquellos que padezcan problemas de sueño, sufren migrañas, ansiedad, úlceras y reflujo gastroesofágico o presión arterial elevada.

Deberá vigilarse su consumo cuando se estén ingiriendo medicamentos o suplementos, tales como antibióticos o fármacos para el tratamiento del asma o los problemas cardíacos. En estos casos el médico de referencia deberá valorar si su consumo puede acarrear riesgos para el paciente. Por último, los niños y adolescentes deben tomar mínimas cantidades de cafeína, ya que muestran una sensibilidad a sus efectos mucho mayor que los adultos.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que un consumo de cafeína de 500 mg o más al día es excesivo. Dado que se encuentra dentro de las sustancias consideradas psicoestimulantes, esta es susceptible de producir dependencia y abstinencia. Las personas que la consumen de manera abusiva pueden desarrollar lo que se conoce como cafeinismo, una intoxicación que acarrea síntomas físicos y mentales muy desagradables y que genera efectos similares a los de la sobredosis de otras drogas estimulantes.

8 señales de que eres adicto a la cafeína

Lo cierto es que una persona realmente se hace consciente de la intensidad de su adicción cuando trata de limitar su consumo de cafeína. En los casos en los que esta sustancia se ingiere en altas cantidades, es habitual que aparezcan señales evidentes cuando la dosis se reduce. Entre los síntomas más comunes de la adicción a la cafeína podemos encontrar:

1. Dolor de cabeza

Dejar la cafeína puede producir síntomas tan molestos como el dolor de cabeza. La buena noticia es que este no durará demasiado, por lo que probablemente desaparezca pasados un par de días. La razón de esta molestia es que tu cerebro se encuentra con los vasos sanguíneos dilatados, a la espera de su ansiada dosis de cafeína. Si esta no llega, puede que tus terminaciones nerviosas “se quejen” y produzcan este dolor.

2. Fatiga

Dejar la cafeína después de haberla consumido de manera excesiva puede dar lugar a cansancio y mucha fatiga. El subidón de energía que tu cuerpo experimenta cuando recibe su dosis contrasta con la debilidad de la abstinencia, en la que la fuerza muscular, la resistencia y la disposición general pueden verse comprometidas.

3. Aletargamiento

Cuando consumimos cafeína nos sentimos activados, alerta, con todos nuestros sentidos más sensibles que nunca. Sin embargo, cuando decides abandonar esta sustancia después de haber recurrido a ella intensamente, es probable que tu estado de alerta se reduzca drásticamente. Así, es normal que durante unos días te sientas algo nublado y con mayor dificultad para estar atento, hasta que tu organismo logre adaptarse al hecho de no recibir su dosis de cafeína.

4. Somnolencia

Uno de los efectos más valorados de la cafeína es su capacidad para despertarnos cuando nos encontramos dormidos, especialmente a primera hora de la mañana. Por ello, cuando retiramos la cantidad habitual de cafeína a nuestro cuerpo es natural que este responda de la forma opuesta, con una somnolencia muy acentuada que te hará desear dormir a todas horas. Afortunadamente, pasados unos días es esperable que tu organismo se adapte a la nueva situación y consiga mantenerse despierto sin necesidad de ninguna sustancia.

5. Irritabilidad

Otro de los síntomas típicos de cualquier síndrome de abstinencia es la irritabilidad. El precio a pagar por reducir nuestra dosis de cafeína es la afectación de nuestro estado anímico. Así, al limitar la cantidad de esta sustancia es habitual que nuestro sistema nervioso se desactive, lo que puede provocar apatía, tristeza y mal humor. Como sucede con todos los síntomas de abstinencia, este tiene una duración temporal, aunque puede resultar molesto sentir que nuestro estado de ánimo cambia abruptamente.

6. Problemas de concentración

Cuando abusamos de la cafeína podemos sentir que somos capaces de mantener la concentración de forma prolongada. Nos sentimos ágiles mentalmente, más ingeniosos y creativos, con una capacidad para pensar de manera abstracta mucho más acentuada.

Por contra, limitar el uso de la cafeína puede enlentecer nuestro funcionamiento cognitivo y reducir nuestra capacidad para concentrarnos hasta en las tareas más rutinarias. La bajada en los niveles de algunos neurotransmisores como la adrenalina o la dopamina puede ser especialmente dura si eres estudiante o desempeñas una profesión que exija un elevado esfuerzo mental.

7. Ansiedad

Abandonar una sustancia adictiva como la cafeína puede hacer que te sientas algo más nervioso de lo normal. Te encontrarás algo inquieto y con una tensión de fondo muy característica. Tu organismo está reclamando ese algo que le permite activarse rápidamente, por lo que es natural que te sientas de esta forma los primeros días.

8. Otros síntomas físicos

Aunque cada organismo es diferente y no todo el mundo experimenta exactamente los mismos síntomas, muchas personas pueden sentir una amplia variedad de señales físicas molestas, como malestar digestivo, rigidez muscular, calambres o baja presión arterial. En general, es común que nuestro cuerpo manifieste durante la abstinencia síntomas contrarios a aquellos que se asocian con el efecto de la cafeína en el organismo.

Cómo reducir el consumo de cafeína

Si quieres abandonar la cafeína porque crees que abusas de ella y temes experimentar todos estos efectos, debes saber que lo ideal es abandonarla de forma progresiva. No se recomienda cesar su consumo bruscamente, especialmente si recurres a ella hasta varias veces al día. Por un lado, porque la cafeína en sí misma no es mala, pues puede brindarnos efectos positivos si se consume con moderación.

Por otro lado, porque dejar su uso bruscamente puede desencadenar síntomas muy intensos y producir mucho malestar. Aunque a diferencia de otras drogas la abstinencia de cafeína no es peligrosa, lo ideal siempre es abandonarla poco a poco para limitar al máximo sus efectos nocivos. Por ello, puedes empezar por tomarte una taza menos de café, tomarte tazas más pequeñas o probar con las alternativas descafeinadas.

Por supuesto, tal y como ya comentamos la cafeína se encuentra en otras muchas bebidas y productos más allá del café. Por ello, es interesante que puedas identificar aquellos alimentos que consumes y pueden contenerla sin que tú lo sepas. Revisa las etiquetas y trata de reducir el consumo hasta límites saludables.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de la adicción a la cafeína y las señales que permiten identificarla. La cafeína es una sustancia perteneciente al grupo de las xantinas que, consumida con moderación, puede brindarnos efectos beneficiosos para la salud. Sin embargo, abusar de ella puede ser perjudicial. Al abandonarla o reducir la dosis, es común que nuestro cuerpo sufra síntomas de abstinencia que nos indican que, en efecto, nos hemos vuelto adictos a la cafeína.

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