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Salud

Avances de las enfermedades oncohematológicas

Las leucemias, los linfomas, los mielomas y los síndromes mielodisplásicos son las enfermedades oncohematológicas más conocidas. Se trata de un conjunto de enfermedades neoplásicas (crecimiento anormal de células) que incide en determinadas células plasmáticas o de la sangre. La onco-hematología es la subespecialidad de la hematología que se ocupa de los procesos oncológicos cuyo origen se encuentra en los órganos que forman la sangre y en los ganglios linfáticos. En los últimos años, debido a los avances en la investigación, especialmente en tecnología genética y molecular, ha mejorado notablemente el pronóstico y ahora el porcentaje de recuperación es mucho más elevado. El tratamiento de los pacientes oncohematológicos es muy complejo.

La leucemia mieloide aguda es la clase de leucemia aguda en adultos más frecuente. Se la conoce también por muchos otros nombres como leucemia mieloblástica aguda, leucemia mielógena aguda, leucemia granulocítica aguda o LMA. Este es un tipo de cáncer de la médula ósea, que es el tejido encargado de producir las células madre que derivaran en células de la sangre. La médula ósea crea unas células denominadas mieloblastos que maduran y se transforman en granulocitos. Estas células son un tipo de glóbulos blancos que protegen al organismo de posibles infecciones.

Cuando se produce una leucemia mieloide aguda, los mieloblastos crecen de forma anormal y progresivamente invaden la médula ósea, creando dificultades para generar las células normales de la sangre. Esta carencia es la que causa insuficiencia medular. El adjetivo aguda en la denominación de esta patología se refiere a la alta velocidad de desarrollo de la enfermedad si no se trata. Se llama leucemia mielógena o mieloide porque tiene afectación sobre un grupo de glóbulos blancos llamados células mieloides.

En ocasiones, la LMA es el proceso final de otras enfermedades como los síndromes mielodisplásicos. Tiene una incidencia muy alta en el grupo de pacientes que presentan alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down o la Anemia de Fanconi. También hay otro grupo de LMA secundarias que aparecen en ocasiones en pacientes que han recibido tratamientos que incluyen sesiones de quimioterapia o de radioterapia. En estas ocasiones, las células malignas del cuerpo a veces poseen la capacidad de desplazarse a través de las vías linfáticas o sanguíneas y pueden crear nuevos tumores en otras partes del organismo. Es el proceso de metástasis, que dificulta el tratamiento y la curación.

Los síntomas más habituales de la LMA son debidos al déficit de células de la sangre. El déficit de glóbulos rojos produce los síntomas típicos de la anemia, y el déficit de glóbulos blancos y plaquetas más propensión a hematomas, hemorragias de encías, nasales o de cualquier otro foco, fiebre e infecciones. Si existe una infiltración de células a otros tejidos, puede provocar un crecimiento de los ganglios linfáticos, el hígado o el bazo. Pueden asimismo observarse nódulos diseminados o zonas de la piel engrosadas, inflamación de las encías, pérdida de peso y dificultad para respirar. El tratamiento se elige en función de diversos factores como el subtipo de la enfermedad, la edad del paciente, el grado de avance de la enfermedad y el estado general de salud. Se utilizan métodos que incluyen quimioterapia y, en algunos casos, se puede llegar a requerir el trasplante de médula ósea.

Una mujer comprueba con sus dedos una posible inflamación de los ganglios linfáticos

La LMA es una enfermedad mayoritariamente de adultos, pero puede darse también en niños. Por lo que respecta a la población infantil, según datos de la Fundació Carreras, el cáncer en niños es considerado una enfermedad rara, ya que entre todos los casos de cáncer, menos del 3% afecta a este grupo de población. Se calcula que los niños diagnosticados de cáncer en España son unos 1.200 al año y en este grupo de menores de 15 años, la incidencia de la leucemia o de los linfomas es muy alta y representa aproximadamente la mitad de los casos. El otro 50% se distribuye entre un variado conjunto de tumores, entre los que destaca el osteosarcoma, el Tumor de Wilms, los tumores cerebrales, el Sarcoma de Ewing, el rabdomiosarcoma o el retinoblastoma.

Hay una amplia gama de hemopatías malignas, pero la que más destaca es la leucemia linfoblástica aguda que se ha convertido en el cáncer infantil más frecuente, aunque hay muchos otras que son menos habituales como por ejemplo la leucemia mieloide aguda infantil o la leucemia mielomonocítica juvenil. En el apartado de los linfomas podemos identificar dos grandes tipologías: los linfomas no Hodgkin y el linfoma de Hodgkin. Éste último es el más frecuente en las neoplasias linfáticas infantiles. Existe una gran actividad de investigación acerca de esta materia y se han producido avances importantes en los últimos años que han propiciado una mejora muy importante de las tasas de curación y supervivencia. Pese a que sigue siendo la segunda causa de mortalidad entre los niños, en estos momentos el 85% de los casos pueden curarse.

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