Todos en este tiempo de alguna forma hemos perdido algo que en su momento ha sido significativo para cada uno. A su vez, algunos han encontrado herramientas personales para sobreponerse o adaptarse, y otros, por el contrario, han acudido necesariamente a buscar ayuda para superar el suceso.
Al hablar de pérdida hacemos referencia a “la privación de algo que se ha tenido” como, por ejemplo, porque fallece un familiar, o se termina una relación de pareja o de amistad, o pérdida de capacidades cognitivas y/o físicas causadas por enfermedades o accidentes; o también cuando perdemos mascotas, o algún objeto, bienes o posesiones. Evidenciando que la pérdida es algo que está presente a lo largo de la vida y que hace parte de los matices que debemos enfrentar con el paso de los años. Cuando se vivencia la pérdida de un ser querido, sea por su fallecimiento o porque se genera la ruptura de una relación afectiva, es común hablar del duelo.
PERO, ¿QUÉ ENTENDEMOS POR DUELO?
Una de las mejores definiciones para entenderlo de una forma integral es: “el duelo es la respuesta emocional humana única, universal y dolorosa que se produce ante la pérdida de una persona, cosa o valor con el que previamente se había establecido un vínculo afectivo. El duelo es un proceso de adaptación que conlleva cualquier pérdida significativa” . Por esta razón, recalco que el duelo no aparece en las personas como una enfermedad, sino que tiene una función en el proceso de adaptación a la nueva realidad de quien ha perdido a su ser querido permitiendo que se enfrente, acepte y afronte vivir sin la presencia de la persona.
Quien experimente el duelo puede sentir que se está enfermando porque se presentan síntomas físicos, conductuales, emocionales y cognitivos como: sensación de opresión en el pecho, hipersensibilidad al ruido, sensación de estar viviendo un sueño o que no soy quien vive esta realidad; palpitaciones; falta de energía, dolor de cabeza; puede haber disminución del apetito y del sueño; sentir que se olvidan las cosas, se está distraído o hay dificultad para concentrarse.
La manifestación de estas respuestas físicas, emocionales, cognitivas o conductuales no tienen que ser experimentadas por todas las personas que viven el proceso de un duelo; tampoco son constantes o estáticas, como es un proceso presenta cambios y evoluciona con el tiempo, por lo cual es importante reconocer que es individual, en todos no se presenta de la misma forma y, por tanto, es importante que el ritmo de quien lo vive sea respetado por quienes constituyen su entorno familiar y social.
¿CÓMO AFRONTAR EL DUELO EN NAVIDAD?
Diciembre, es reconocido por ser el período del año de mayor felicidad y celebración, sin embargo, para algunos es un tiempo de tristeza, nostalgia, oscuridad, de querer desaparecer para no tener que aparentar o hacer un esfuerzo sobrehumano para conectarse con la alegría extrema; llevando a que quien vive un momento así se cuestione ¿qué puedo hacer para vivir esta época navideña y de fin de año con menos dolor? Te comparto algunas recomendaciones:
- La aceptación: aceptar que se vive un momento personal difícil sin que genere autoreproches, autojuzgamientos o autocuestionamientos, de tal forma que desde la aceptación se reconozca que esta situación va a ser por tiempo limitado y va a permitir vivir estas fechas no iguales a como eran con la presencia del ser querido, sino con otra mirada, incluyendo la alegría, el amor y la esperanza como invitados nuevamente de estas fiestas.
- Honrar al ser querido que ya no se encuentra presente. No desde el sentimiento de vacío que ha dejado su ausencia sino desde la GRATITUD por el tiempo compartido, las experiencias vividas, el amor demostrado y especialmente por el lugar importante que ocupa el otro ser en tu vida.
- Busca compartir las novenas, la noche de Navidad y de Año Nuevo con los seres queridos y/o amigos; planear las cenas o actividades que les gustaría hacer, recordando siempre que tu disfrute es parte de honrar a quien ya no se encuentra contigo.
- Expresar las emociones: no restrinjas, ya que manifestar lo que sientes en momentos como estos, es honrarte a ti mismo y fortaleces tu amor propio.
- En la noche de celebración o en el transcurso del día puedes hacer algún rito que sea el símbolo del recuerdo y presencia de tu ser querido.
- Realizar actividades físicas como caminar, practicar yoga, meditar o hacer ejercicio.
- Cultivar la espiritualidad
- Acude a un profesional: si sientes que es una situación que te sobrepasa no dudes en buscar ayuda profesional.
Por ningún motivo te automediques, ni busques un refugio en el alcohol o drogas, eso solo va a llevar a que anestesies tu dolor y sentimientos por un momento, luego aparecerán de nuevo, incluso hasta con mayor intensidad. Tampoco te obligues a hacer cosas por darle gusto a familiares o amigos, si tienes la necesidad de tener momentos a solas, tómalos y luego vuelve a unirte a la celebración.
El duelo es un proceso que tiene fecha de caducidad. Así pues, date la oportunidad de vivir un diciembre diferente en el que el actor principal no sea el dolor o sufrimiento, sino TÚ, quien tiene la posibilidad de resurgir y tener experiencias nuevas disfrutando la vida y recordando el legado de quien a partido de tu lado. Deseo que la luz de la Navidad te llene de amor para encontrarle un nuevo sentido a tu vida.