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Salud

¿Cómo paliar los efectos secundarios tras recibir la vacuna de la gripe?

La neumonía y la gripe son infecciones respiratorias totalmente prevenibles, pero cada año son diagnosticados miles de casos. Actualmente, además, hay otro virus que también causa síntomas respiratorios, el coronavirus responsable de la COVID-19. Para reducir la ocupación de los centros sanitarios y mantener la mayor parte posible de las plantillas activas, en estos momentos se considera especialmente estratégica la vacunación de la gripe.

Se estima que las epidemias de gripe provocan cada año entre tres y cinco millones de casos de enfermedades graves, y más de 200.000 muertos por infección respiratoria en todo el mundo. Múltiples estudios han demostrado que la vacunación contra la influenza, el virus que produce la gripe, disminuye el riesgo de una evolución más grave de la enfermedad, reduce la hospitalización y el número de ingresos en las unidades de cuidados intensivos.

Por otro lado, la neumonía es la principal causa infecciosa de mortalidad a nivel global, especialmente en niños menores de 5 años, personas mayores de 65 años y personas con enfermedades crónicas o con tratamiento inmunosupresor. Esta enfermedad está causada principalmente por la bacteria streptococcus pneumoniae (neumococo). En un paciente con una enfermedad crónica previa como la diabetes, una enfermedad hepática o con alguna inmunodepresión, el riesgo de desarrollar una neumonía pneumocócica puede aumentar hasta un 60%. Se estima que en España cada año la neumonía pneumocócica causa 10.000 ingresos hospitalarios.

La Organización Mundial de la Salud recomienda mantener activos los programas de vacunación de gripe, neumococo y tosferina, al mismo tiempo que se implementan medidas para evitar el contagio de COVID-19. Estas medidas pueden ayudar a reducir la ocupación del sistema sanitario y disponer, así, de más recursos para tratar pacientes de coronavirus.

La vacuna de la gripe se administra durante la estación gripal de forma anual, mientras que la vacuna de la neumonía puede administrarse en cualquier momento del año. La población a la cual se aconseja vacunarse de la gripe es: mayores de 65 años, personas con tratamiento inmunosupresor, con enfermedades crónicas, personal sanitario y mujeres embarazadas. En cuanto a la neumonía, la recomendación va dirigida especialmente a los adultos mayores de 60 años y a las personas con factores de riesgo entre las cuales se incluyen aquéllas con tratamiento inmunosupresor.

No hay duda de que las vacunas contra la influenza han alcanzado un gran nivel de seguridad tras varias décadas siendo administradas a millones de personas en el mundo. De hecho, hay muchísimos estudios que demuestran su eficacia. Lo que sí sucede es que, lógicamente, pueden provocar efectos secundarios en una parte muy pequeña de la población vacunada, al igual que pasa con todos los medicamentos.

Estos son algunos de los efectos secundarios más comunes de la vacuna inyectable contra la influenza:

Dolor e inflamación en la zona de la inyección. Fiebre.Mareos y ganas de vomitar.Dolor de cabeza. Sensación de fatiga. Dolores musculares parecidos a los experimentados cuando se tiene fiebre. Reacción alérgica que se manifiesta con inflamación en algunas partes del cuerpo, problemas de respiración y aumento del ritmo cardíaco. Esta reacción no suele ser habitual, pero si notamos estos síntomas debemos acudir de inmediato a los servicios médicos.

Estos síntomas suelen tener una duración de uno o dos días y no acostumbran a ser graves. Además, hay formas de minimizar sus efectos. Por ejemplo, la inflamación en el brazo como consecuencia de la inyección puede reducirse al aplicar hielo o un paño húmedo en la zona dolorida. También es conveniente mover el brazo para facilitar la circulación de la sangre.

Para el dolor muscular es recomendable descanso y duchas de agua caliente para aumentar la relajación. Si aparece una sensación de cansancio y se practica ejercicio físico de forma regular, no hay que interrumpirlo porque es importante mantener el cuerpo activo, pero sí bajar la intensidad y practicarlo con moderación. Beber mucha agua es otra recomendación a seguir para mantener el cuerpo siempre hidratado.

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