Ahora, científicos de Reino Unido y Bélgica creen haber descubierto la respuesta.
En un estudio publicado en la revista Science, el equipo descubrió un vínculo entre las proteínas anormales que se acumulan en el cerebro y un proceso llamado “necroptosis”, que es una forma de “suicidio” celular. El hallazgo, que ha sido descrito como “emocionante”, ofrece -según los expertos- un nuevo entendimiento para el desarrollo de nuevos tratamientos para la enfermedad.
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la pérdida de células cerebrales o neuronas, lo cual provoca el deterioro cognitivo que conduce a síntomas como la pérdida de memoria. Y se sabe que proteínas anormales, llamadas amiloide y tau, se acumulan en el cerebro de quienes padecen la enfermedad, formando placas. Pero hasta ahora los científicos no habían logrado vincular ambas características de la enfermedad.
Los equipos del Instituto de Investigación de la Demencia del University College de Londres y del Centro de Investigacón del Cerebro y Enfermedades de la Universidad KU Leuven en Bélgica sostienen que encontraron la respuesta.
Los investigadores creen que la proteína amiloide anormal se acumula inicialmente en los espacios entre las neuronas, lo que provoca una inflamación cerebral que desencadena cambios en la química de las neuronas.
Esto conduce a la formación de ovillos de proteína tau y a la producción de una molécula llamada MEG3, que induce la muerte celular mediante necroptosis.
La necroptosis es uno de los métodos que el organismo utiliza normalmente para purgar las células no deseadas a medida que se crean células nuevas.
En sus experimentos, los investigadores trasplantaron células cerebrales humanas en cerebros de ratones genéticamente modificados. Los animales fueron programados para producir grandes cantidades de amiloide y tau anormal.
Y las neuronas humanas iniciaron una necroptosis. Pero entonces los investigadores observaron que la sola presencia de la MEG3 fue suficiente para desencadenar la muerte de las neuronas humanas. Y cuando redujeron los niveles de la molécula lograron prevenir la necroptosis.
Los científicos afirman que se necesita más investigación para comprender cómo exactamente la MEG3 desencadena la necroptosis, pero este descubrimiento, dicen, representa un avance crucial en la comprensión de cómo el Alzheimer conduce a la pérdida de neuronas en el cerebro.
“Este es un hallazgo muy importante e interesante”, le dijo a la BBC el profesor Bart De Strooper, del Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido.
“Por primera vez tenemos una pista de cómo y por qué mueren las neuronas en la enfermedad de Alzheimer. Se ha especulado mucho durante 30 o 40 años, pero nadie ha podido identificar los mecanismos.Realmente proporciona pruebas sólidas de que se trata de esta vía específica en el suicidio (celular)”.
En meses recientes se han anunciado los resultados exitosos en el desarrollo de medicamentos que eliminan el amiloide del cerebro y constituyen los primeros tratamientos para retardar la destrucción de las células cerebrales. El profesor De Strooper cree que el descubrimiento de bloquear la molécula MEG3 para impedir la muerte neuronal podría conducir a una “línea completamente nueva de desarrollo de fármacos”. Sin embargo, esto requerirá años de investigación.
La profesora Tara Spires-Jones, de la Universidad de Edimburgo y presidenta de la Asociación Británica de Neurociencia, le dijo a la BBC que el estudio “es genial”.
“Aborda una de las lagunas fundamentales en la investigación del Alzheimer... estos son resultados fascinantes y serán importantes para el avance del campo.Sin embargo, subraya que “se necesitan muchos pasos” antes de saber si podría aprovecharse como un tratamiento eficaz para el Alzheimer.
Por su parte, la doctora Susan Kohlhaas, de Alzheimer’s Research UK, afirma que los hallazgos son “emocionantes”, pero aún se encuentran en una etapa temprana.
“Este descubrimiento es importante porque apunta a nuevos mecanismos de muerte celular en la enfermedad de Alzheimer que no entendíamos previamente y podría allanar el camino para nuevos tratamientos que ralenticen o incluso detengan la progresión de la enfermedad en el futuro”.