Las horas de sueño son una necesidad biológica que permite que el cuerpo y la mente se recarguen, dejándonos renovados y alerta al despertar. Pero han descubierto nuevas bondades
Un sueño saludable también ayuda al cuerpo a mantenerse sano y a prevenir enfermedades. Sabemos que si no dormimos lo suficiente, el cerebro no puede funcionar correctamente, lo que puede afectar nuestra capacidad para concentrarnos, pensar con claridad y procesar recuerdos. Ahora, una nueva investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Augusta en Georgia (Estados Unidos) revela que mantener una rutina de sueño constante no solo favorece la salud general, sino que también desempeña un papel crucial a la hora de ralentizar el proceso de envejecimiento. Contar con un horario de sueño constante puede ayudarnos a vivir una vida más larga y saludable al ralentizar el proceso de envejecimiento a nivel celular, dicen los investigadores.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron datos de más de 6.000 adultos con una edad promedio de 50 años que participaron en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de EEUU entre 2011 y 2014. A todos ellos se les distribuyó un reloj de actividad física que emplearon de 4 a 7 días, para evaluar tanto su nivel de ejercicio como el envejecimiento biológico indexado por un conjunto de marcadores clínicos. Para ello, realizaron un análisis de las muestras de sangre de los participantes para estimar sus edades biológicas, teniendo en cuenta factores de salud clave como la diabetes, la hipertensión, enfermedades hepáticas y renales o los niveles de colesterol.
Un hallazgo significativo
Los resultados arrojaron que mayores variaciones en el ciclo de sueño-vigilia, como quedarse despierto hasta tarde los fines de semana, se asociaban con un envejecimiento biológico más acelerado. Según los datos del estudio, que fue publicado en la revista Sleep Health, estas personas eran casi un año más mayores, biológicamente hablando, que los que dormían bien habitualmente.
Así, aquellos que mostraban diferencias sustanciales en la hora de acostarse y la duración del sueño durante los días laborables y los fines de semana tenían la edad biológica más alta. Los investigadores sugieren que las desviaciones en nuestro reloj biológico interno probablemente interrumpan los mecanismos centrales que gobiernan el envejecimiento biológico.
Según los expertos, tener patrones de sueño irregulares estaría asociado con una aceleración del envejecimiento celular y, en último caso, aumentando nuestras probabilidades de enfermedades y una muerte más temprana.
Beneficios de una buena noche de sueño habitualmente
La National Sleep Foundation recomienda que los adultos intenten dormir entre 7 y 9 horas cada noche, y que los niños y adolescentes duerman aún más. El sueño es más que un simple periodo de inactividad; es un componente fundamental de nuestra salud y bienestar general.
El cerebro funciona mejor: la ciencia ha demostrado que el sueño desempeña un papel fundamental en procesos cognitivos como la memoria, la atención y la resolución de problemas. Durante el sueño, nuestro órgano pensante trabaja para consolidar la memoria, procesar información y formar conexiones neuronales que mejoran la función mental.
“Contar con un horario de sueño constante puede ayudarnos a vivir una vida más larga y saludable al ralentizar el proceso de envejecimiento a nivel celular”
Cuida la salud mental: el sueño está estrechamente relacionado con la salud mental. Aquellos que padecen insomnio habitualmente tienen un riesgo diez veces mayor de desarrollar depresión en comparación con quienes duermen bien. Dormir bien es crucial para mantener el bienestar psicológico (es fundamental también en la regulación del estado de ánimo; cuando no dormimos bien tenemos cambios de humor, por ejemplo).
Mejora la salud física: el sueño también es esencial para la salud física. Ayuda a reparar las células, eliminar toxinas y fortalecer el sistema inmunológico. Dormir bien juega un papel importante en la curación y reparación del corazón y los vasos sanguíneos, así como en el mantenimiento de un equilibrio saludable de las hormonas que influyen en el metabolismo y el apetito.