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Salud

Epilepsia

La neuróloga pediátrica Lily Wong-Kisiel, M.D. responde las preguntas más comunes sobre epilepsia.

Un médico reconfortando al paciente durante la pruebaDiagnóstico de la enfermedad

Para diagnosticar la afección, es probable que el proveedor de atención médica revise los síntomas y los antecedentes médicos. Pueden hacerte varias pruebas para diagnosticar la epilepsia y detectar la causa de las convulsiones. La evaluación puede incluir lo siguiente:

  • Examen neurológico. Este examen permite evaluar el comportamiento, las habilidades motoras, la función mental y otras áreas para diagnosticar la afección y determinar el tipo de epilepsia que puedes tener.
  • Análisis de sangre. Con una muestra de sangre, se pueden detectar signos de infecciones, afecciones genéticas o de otra índole que pueden estar asociadas a las convulsiones.
  • Pruebas genéticas. En algunas personas con epilepsia, una prueba genética puede aportar más información sobre la afección y el modo de tratarla. Las pruebas genéticas se llevan a cabo con mayor frecuencia en niños, pero también pueden ser útiles para algunos adultos con epilepsia.

También es posible que te hagan una o más pruebas por imágenes y exploraciones del cerebro para detectar cambios cerebrales:

  • Electroencefalograma. Este es el tipo de estudio más frecuente que se utiliza para diagnosticar la epilepsia. En esta prueba, los electrodos se fijan al cuero cabelludo con una sustancia pastosa o una tapa. Los electrodos registran la actividad eléctrica del cerebro.

    Cuando hay epilepsia, es común que el patrón típico de las ondas cerebrales presente cambios. Estos cambios se producen incluso cuando no estás sufriendo una convulsión. El proveedor de atención médica puede controlarte por video durante un electroencefalograma (EEG) para detectar y registrar cualquier convulsión que tengas. Esto se puede hacer mientras estás despierto o dormido. Registrar las convulsiones puede ayudar a determinar qué tipo de convulsiones tienes o descartar otras afecciones.

    La prueba se puede hacer en el consultorio de un proveedor de atención médica o en el hospital. Si es adecuado, también se te puede hacer un electroencefalograma (EEG) ambulatorio; el equipo de electroencefalograma registra la actividad de las convulsiones mientras lo usas en casa durante unos días.

    Es posible que recibas instrucciones para hacer algo que provoque las convulsiones, como dormir poco antes de la prueba.

  • Electroencefalograma (EEG) de alta densidad. En una variación de una prueba de electroencefalograma (EEG), pueden hacerte un electroencefalograma de alta densidad, en el que se ubican los electrodos más estrechamente que en el electroencefalograma convencional. El electroencefalograma (EEG) de alta densidad puede ayudar a determinar con mayor precisión qué áreas del cerebro se ven afectadas por las convulsiones.
  • Tomografía computarizada (TAC). Una tomografía computarizada (TAC) utiliza rayos X para obtener imágenes trasversales del cerebro. La tomografía computarizada (TAC) puede detectar tumores, sangrado o quistes en el cerebro que podrían estar causando la epilepsia.
  • Resonancia magnética. Una resonancia magnética usa imanes potentes y ondas de radio para crear una vista detallada del cerebro. Al igual que la tomografía computarizada (TAC), la resonancia magnética (IRM) examina la estructura del cerebro para detectar lo que puede estar causando las convulsiones. No obstante, la resonancia magnética ofrece una imagen más detallada del cerebro que la tomografía computarizada.
  • Resonancia magnética (IRM) funcional. La resonancia magnética funcional mide los cambios en el flujo sanguíneo que ocurren cuando determinadas partes del cerebro están en actividad. Esta prueba se puede utilizar antes de la cirugía para identificar la ubicación exacta de funciones críticas, como el habla y el movimiento, de modo que los cirujanos eviten causar lesiones en esas áreas durante la operación.
  • Tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés). En la tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés), se utiliza una pequeña cantidad de material radiactivo en una dosis baja que se inyecta en una vena para ayudar a visualizar la actividad metabólica del cerebro y detectar cambios. Las áreas del cerebro con un metabolismo bajo pueden indicar los lugares donde ocurren las convulsiones.
  • Tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT, por sus siglas en inglés). Este tipo de estudio se usa principalmente si la resonancia magnética y el electroencefalograma no precisaron la ubicación en el cerebro donde se originan las convulsiones.

    En una tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT, por sus siglas en inglés), se utiliza una pequeña cantidad de material radiactivo en dosis baja que se inyecta en una vena para crear un mapa tridimensional detallado de la actividad del flujo sanguíneo en el cerebro durante las convulsiones. Las áreas con un flujo sanguíneo superior al habitual durante una convulsión podrían indicar los lugares donde se producen las convulsiones.

    Otro tipo de tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT, por sus siglas en inglés) es la tomografía computarizada por emisión de fotón único de sustracción ictal con corregistro de resonancia magnética (método SISCOM). Esta puede proporcionar resultados aún más detallados al superponer los resultados de la tomografía computarizada por emisión de fotón único con los resultados de la resonancia magnética del cerebro.

  • Pruebas neuropsicológicas. Estas pruebas evalúan las habilidades del pensamiento, de la memoria y del habla. Los resultados de las pruebas ayudan a determinar qué áreas del cerebro se ven afectadas por las convulsiones.

Junto con los resultados de las pruebas, se puede utilizar una combinación de técnicas de análisis para ayudar a precisar en qué parte del cerebro se originan las convulsiones:

  • Mapeo paramétrico estadístico (SPM, por sus siglas en inglés). El mapeo paramétrico estadístico es un método para comparar las áreas del cerebro que tienen más flujo sanguíneo durante las convulsiones con las mismas áreas cerebrales de otras personas que no tienen convulsiones. Esto proporciona información sobre el lugar donde comienzan las convulsiones.
  • Imágenes del origen eléctrico (ESI, por sus siglas en inglés). Las imágenes del origen eléctrico consisten en una técnica que toma datos del electroencefalograma y los proyecta en una resonancia magnética del cerebro para mostrar dónde se producen las convulsiones. Esta técnica proporciona detalles más precisos que el electroencefalograma solo.
  • Magnetoencefalografía (MEG, por sus siglas en inglés). La magnetoencefalografía mide los campos magnéticos producidos por la actividad cerebral. Esto ayuda a identificar las posibles áreas donde se inician las convulsiones. La magnetoencefalografía puede resultar más precisa que el electroencefalograma porque el cráneo y el tejido que rodea el cerebro interfieren menos en los campos magnéticos que en los impulsos eléctricos. La magnetoencefalografía y la resonancia magnética en conjunto proporcionan imágenes que muestran las áreas del cerebro afectadas por las convulsiones y las que no se ven afectadas.

El diagnóstico preciso del tipo de convulsión y de dónde comienzan las convulsiones te da la mejor oportunidad de encontrar un tratamiento eficaz.

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