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Salud

La sorprendente relación entre el hígado, el intestino y el color de la piel

Determinados problemas de salud provocan la acumulación de pigmentos que viajan en la sangre y que modifican el color de la piel en contra de nuestra voluntad. Sin embargo, un nuevo descubrimiento nos ayuda a conseguir un bronceado saludable y controlado ‘desde dentro’.

En España nos gusta tomar el sol, y mucho más de lo que los expertos recomiendan. La mayoría de la población está muy acostumbrada a adquirir el tono moreno a fuerza de exponerse a los rayos ultravioleta durante horas, a pesar de que sabemos que no es en absoluto saludable por el riesgo de quemaduras y, a largo plazo, cáncer de piel.

Continuando con lo que se refiere al color de nuestra piel, desde su interior, existen determinadas patologías intestinales o de hígado que provocan una acumulación de pigmentos que acaban por colorearla. Ese color, a menudo amarillento, no es indicativo de nada bueno, y sí de que existe un problema de salud.

Así pues, tenemos dos formas de adquirir color en la piel, y ninguna es recomendable desde el punto de vista de la salud. Sin embargo, los avances científicos han dado con una fórmula saludable ‘desde dentro’, a base de plantas y micronutrientes esenciales, que hace que nos bronceemos sin correr riesgos frente al sol.

El dermatólogo Pedro Rodríguez, responsable del área de cáncer de piel del Hospital Ruber Internacional nos explica la relación entre el intestino, el hígado y el color de nuestra piel, y cómo podemos broncearnos de la manera más saludable posible.

El hígado y el intestino tienen mucho más que ver con el tono de nuestra piel de lo que podríamos considerar a priori. En palabras del doctor Pedro Rodríguez, “tanto el hígado como el intestino desempeñan un papel importante en la metabolización y eliminación de toxinas y desechos del cuerpo”.

Y continúa: “el color de la piel puede estar influenciado por diversos factores, incluidos los pigmentos transportados por la sangre y la salud general. Sin embargo, el color de la piel no está relacionado directamente con el funcionamiento del hígado e intestino, salvo cuando existe una patología clara”.

El tono de nuestra piel, en términos generales, va a estar determinado por la genética, y también por la exposición al sol. “Sólo en el caso de que exista una patología intestinal o de hígado del denominado sistema biliar, puede provocar la acumulación de diferentes pigmentos (bilirrubina, biliverdina…) que pueden ocasionar un cambio de color de piel y mucosas llamado ictericia. Este efecto no se puede conseguir de manera natural”.

La exposición moderada al sol puede ser útil para que la piel sintetice vitamina D, que es importante para la salud ósea y el sistema inmunológico. Aunque suene a contradicción, en nuestra sociedad existe una gran carencia de esta vitamina debido al uso excesivo de protección solar durante la exposición, y también a una dieta deficiente en alimentos que contienen vitamina D.

“No existe en la actualidad un consenso acerca de cuáles serían los niveles normales, ni tampoco de por qué existe este supuesto déficit en la población sana”, comenta el dermatólogo.

Por lo que respecta a los pros y los contras del bronceado, el doctor señala que dos de los beneficios más destacables son “la producción de vitamina D, y la mejora del estado de ánimo por liberación directa de endorfinas”.

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