Hemorragia uterina. Es el síntoma más frecuente (62%). Suele presentarse en forma de regla abundante (menorragia) y se asocia típicamente a miomas submucosos.
Dolor. Puede ser por torsión, dilatación cervical (mioma parido), degeneración del mioma o compresión nerviosa.
Síntomas por compresión extrínseca. Síntomas urinarios por compresión vesical o estreñimiento por compresión intestinal.
Aumento del volumen abdominal.
Anemia.
Infertilidad. El mioma puede impedir la fecundación o la implantación debido a su localización en el útero (obstrucción tubárica o alteración de la anatomía normal).
El 20% de los miomas crecen durante el embarazo y regresan a la normalidad tras el parto, y es frecuente la degeneración o necrosis.
Puede aumentar el riesgo de aborto en los que deforman la morfología de la cavidad y la incidencia de partos pretérmino o problemas en el parto en función localización del mioma.
Conozca todo sobre los miomas uterinos
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Hemorragia uterina anormal.
Dolor en la pelvis o abdomen bajo.
Síntomas por compresión extrínseca.
Infertilidad
También la ausencia de ciclos menstruales por cualquier motivo (como el embarazo), parece tener una influencia favorable. Se han identificado varios subtipos histológicos, aunque macroscópicamete no se observan diferencias entre ellos.
Miomas subserosos: situados en la parte más externa del útero, bajo la capa más superficial, que se denomina peritoneo visceral o serosa. Pueden alcanzar gran tamaño y son poco sintomáticos.
Miomas intramurales: son los más frecuentes (55%) y proliferan en la capa muscular del útero, que se denomina miometrio.
Miomas submucosos: hacen protrusión en mayor o menor medida en el endometrio (capa más interna), hacia la cavidad uterina. Son los más sintomáticos (sobre todo sangrado).
Cuando el crecimiento es desproporcionado a la irrigación del mioma, puede sufrir procesos de degeneración, la mayoría de las veces sin trascendencia (hialina -65%-, quística -4%-, mixomatosa -15%-, calcificación -10%-, grasa, necrosis y maligna o sarcomatosa -0,5%-).
A pesar de que como se ha explicado los miomas son tumores benignos, las estadísticas indican que aproximadamente una de cada 10.000 pacientes con miomas presentarán un tumor maligno (denominado leiomiosarcoma), probablemente debido a un mal diagnóstico inicial. En estos casos el crecimiento del mioma suele ser rápido y muestra signos de vascularización anormal. Esta posibilidad debe tenerse en cuenta especialmente en pacientes post-menopáusicas. Sólo con la exploración física manual pueden ser diagnosticados, sin embargo la ecografía es la prueba de imagen que mejor rendimiento ofrece en el diagnóstico de los miomas; sobre todo la transvaginal, que permite un mayor detalle en la exploración.