Bryan Astorga nació prematuro hace 29 años, cuando apenas había cumplido 26 semanas de gestación. Con un peso de poco más de un kilo, 34 centímetros de estatura y sus órganos aun sin madurar, recibió la atención de los profesionales de EsSalud, quienes hicieron de todo para salvarle la vida y permitirle un futuro prometedor, pese a las complicaciones que tuvo al nacer.
En la actualidad, Bryan es pediatra graduado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y labora como médico asistente del Servicio de Neonatología del hospital Rebagliati de EsSalud, donde recibió todas las atenciones por su condición de bebé prematuro y hoy ayuda a otros niños con este cuadro.
El joven pediatra recordó que sus progenitores y los médicos eran conscientes de que el proceso de su recuperación sería prolongado y difícil, pero también sabían que valía la pena asumir el riesgo. Esto le permitió llevar una vida normal durante su etapa escolar.
“Estoy muy agradecido con los médicos y enfermeras que hicieron posible que superara todas las complicaciones que provocó mi prematuro nacimiento y que el destino hizo que regresara y formara parte de este equipo humano de alta especialización”, destacó.
La doctora Carmen Fernández, jefa del Servicio de Neonatología del hospital Rebagliati, destacó que casos tan complejos son resueltos gracias a la atención oportuna y el trabajo articulado del equipo multidisciplinario, permitiendo una alta tasa de supervivencia.
Agregó que este programa asistencial realiza un seguimiento minucioso del recién nacido de alto riesgo, a través del cual se cuida el crecimiento y neurodesarrollo del bebé prematuro, desde su alta hasta los siete años de edad.
Finalmente, en el hospital Rebagliati nacen aproximadamente 300 niños prematuros y 100 prematuros extremos al año, con un peso de menos de un kilo. “Además, presentan dificultades respiratorias, infecciones severas, entre otras anomalías, que requieren de soporte ventilatorio y nutricional e incluso operaciones de urgencia”, dijo.