La anemia es una afección muy frecuente que se caracteriza por una disminución de los glóbulos rojos que tenemos en la sangre o por un nivel bajo de concentración de hemoglobina, la proteína de los glóbulos rojos encargada de transportar el oxígeno a las células. Cuando esto ocurre, la distribución de oxígeno por el cuerpo no es la adecuada y las personas suelen empezar a tener síntomas como cansancio, fatiga, mareos y somnolencia. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 42% de niños menores de cinco años en el mundo tienen anemia, al igual que sucede con el 40% de mujeres embarazadas.
La anemia, especialmente la que resulta a causa de déficits nutricionales, suele ser relativamente fácil de tratar con resultados satisfactorios. Es habitual que el niño que tiene esta condición esté más pálido de lo normal y, además, muestre una fatiga continuada, protagonice episodios de irritabilidad y tenga somnolencia frecuentemente. El mejor antídoto es la prevención, basada en una dieta equilibrada que mantenga los niveles de nutrientes, vitaminas y minerales del cuerpo en unos valores correctos. Para mantener unos buenos niveles de hierro es conveniente seguir una dieta con presencia de alimentos ricos en este mineral como algunos berberechos, hígado, pistachos, lentejas, espinacas y carne roja, entre otros.
Las principales causas de la anemia son debidas a déficits nutricionales, normalmente por unos niveles bajos de hierro, aunque también puede producirse por la falta de folato, vitamina B12 y vitamina A. Otras causas pueden ser las hemoglobinopatías y determinadas enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el paludismo, el sida y las parasitosis. La anemia por falta de hierro afecta negativamente al desarrollo cognitivo y físico de los niños. La concentración adecuada de hemoglobina en el cuerpo para cumplir con las necesidades fisiológicas normales es variable y depende de factores diversos como la edad, el sexo, la elevación sobre el nivel del mar, el tabaquismo y el embarazo. Una vez detectada la anemia, es importante determinar la causa para intentar tratarla. La OMS considera que la anemia es un indicador de desnutrición y mala salud y asegura que “es un problema por sí misma, pero también puede repercutir en otros problemas de nutrición en el mundo como retraso del crecimiento, peso bajo al nacer y sobrepeso y obesidad en la niñez debido a la falta de energía para hacer ejercicio”. El rendimiento escolar deficiente en los niños y la reducción de la productividad laboral en los adultos ocasionados por la anemia pueden conllevar más repercusiones sociales y económicas para el individuo y la familia.