Aunque la palabra ‘anosmia’ se convirtió en trending topic durante la pandemia, hay muchas personas que desde hacía años ya sufrían sus efectos ininterrumpidamente (y en silencio, como las hemorroides). Hablamos de las personas afectadas por rinosinusitis crónica con poliposis nasal o, para los amigos, poliposis nasal, entre cuyos síntomas está la pérdida de olfato.
¿Qué hay detrás de este nombre, poliposis, que a muy pocos nos suena? Una patología que puede alterar el día y la noche de las personas que la padecen. Recientemente se ha celebrado el día nacional de la poliposis nasal y merece la pena dedicar unos minutos a conocer esta enfermedad que afecta a muchas personas, incluso sin que ellas mismas lo sepan.
¿EN QUÉ CONSISTE LA POLIPOSIS NASAL?
Imagina tener una uva (sí, una uva, como las de las doce campanadas) dentro de la nariz. Esto es más o menos lo que ocurre cuando la inflamación crónica que aparece en el interior de las fosas nasales del paciente termina provocando unas masas blanquecinas llamadas pólipos. La buena noticia es que son pólipos benignos. La mala es que pueden crecer hasta el punto de formar un tapón en las fosas nasales.
Suele aparecer entre los 30 y los 60 años con mayor predominancia en hombres adultos. Aunque son necesarios más estudios para conocer la prevalencia, se calcula que oscila entre el 1,1 % y el 4,4 %. Como comentábamos, es posible que exista un infradiagnóstico de la enfermedad ya que sus síntomas pueden confundirse con los de un catarro común. Un ‘gran catarro’ que, en este caso, no desaparece.
Aunque inicialmente se creía que la causa era alérgica, lo cierto es que no siempre es así y hoy en día no se conocen del todo cuales son los factores que desencadenan esta enfermedad. Se sabe que pueden influir el tabaco, las infecciones prolongadas, tener asma, la predisposición genética… incluso se habla de que los ‘culpables’ son algunos hongos, toxinas, virus o bacterias. La realidad es que ninguna de estas causas está 100% comprobada.
La poliposis nasal con frecuencia se asocia al asma grave y otros problemas respiratorios. Uno de cada cuatro pacientes con asma tiene pólipos nasales y en ellos la enfermedad se puede presentar de forma más grave debido a la carga inflamatoria.
Como comentábamos, y por explicarlo de una manera muy sencilla, podríamos decir que los pacientes que sufren poliposis nasal conviven con una especie de ‘gran catarro’ constante.
Se trata de una congestión permanente que reduce significativamente su calidad de vida. Entre los síntomas más comunes está la obstrucción nasal, la alteración del olfato, el goteo nasal, la dificultad para respirar, los ronquidos o el insomnio.
Aunque a priori los síntomas anteriormente descritos puedan parecer ‘menores’, lo cierto es que la poliposis afecta -y mucho- a la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, la falta de descanso puede repercutir en la capacidad de concentración o en el rendimiento laboral.
Otro síntoma como la congestión permanente puede limitar la práctica del deporte o condicionar la vida social. Y es importante considerar las consecuencias de un síntoma como la anosmia, tanto a nivel profesional como incluso de seguridad personal.
La falta de olfato supone un impedimento para el desempeño de algunos trabajos, como en la hostelería, e incluso conlleva riesgos, por ejemplo, al no poder detectar una fuga de gas. Todo ello llega a repercutir emocionalmente en el paciente, pudiendo desarrollarse problemas de salud mental si no se pone solución al problema.
Uno de los mayores problemas es que el tratamiento tradicional no siempre es efectivo y que además el uso crónico de medicamentos antiinflamatorios no está exento de posibles complicaciones.
Otro escalón es la intervención quirúrgica aunque, en ocasiones, los pólipos pueden ‘contraatacar’ en pocos meses. Afortunadamente existen nuevas alternativas que pueden suponer una solución y por este motivo es fundamental que los pacientes afectados con poliposis (o que crean que puedan estarlo) consulten con el especialista, que en este caso es el otorrinolaringólogo.
El especialista podrá valorar individualmente cada caso y encontrar la solución que más se ajuste a su problema. Una solución… de narices. Por último, plataformas dirigidas al paciente como esta campaña lanzada con motivo del día nacional de la poliposis nasal pueden ayudar ofreciendo información rigurosa y cercana por parte de profesionales y pacientes.