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Salud

Tendinitis: ¿qué es, por qué aparece y cómo curarla?

La inflamación de los tendones es una lesión muy común que cursa con dolor y sensibilidad, aunque afortunadamente es prevenible.

Pol Bertran Prieto

Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber

Los tendones son agrupaciones de tejido conectivo que unen entre sí los músculos y los huesos. Estas fibras tienen la función de servir de soporte para la transmisión de la fuerza generada por los músculos a los huesos, permitiendo así el movimiento correcto de estos.

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Los tendones también unen los músculos oculares al globo ocular. No hay que confundir estos tendones con los ligamentos, pues estos últimos unen los huesos entre sí, no intervienen los músculos.

Estos tendones son, por lo tanto, una especie de “pegamento”, pero no está diseñado para realizar esfuerzos físicos. Cuando realizamos alguna actividad de física de manera incorrecta o con demasiado exceso, es posible que hagamos que las estructuras que realizan la fuerza sean los tendones y no los músculos.

Esto acaba sobrecargando los tendones y haciendo que se inflamen o se irriten. Es decir, provocamos que los tendones hagan el trabajo de los músculos, y como no están preparados para ello, acaban dañándose.

En el momento en el que la inflamación de los tendones se manifiesta con síntomas de dolor e hinchazón, hablamos de tendinitis. En este artículo veremos en qué consiste esta lesión, cuáles son sus causas, su prevención y su tratamiento.

¿Qué es la tendinitis?

La tendinitis es una inflamación de los tendones, es decir, las fibras de tejido conectivo que unen los músculos con los huesos. Es una lesión muy común en el mundo del deporte y suele afectar a las articulaciones, que son las estructuras del cuerpo donde más fácilmente pueden forzarse los tendones.

Dependiendo del área sobrecargada, cosa que dependerá del deporte practicado, se sobrecargarán unos tendones u otros. De todos modos, las zonas del cuerpo que normalmente son afectadas por tendinitis son los hombros, las rodillas, los codos, las muñecas y los talones.

Al estar relacionada con la práctica de determinados deportes, las tendinitis reciben algunos nombres: rodilla de saltador (especialmente en el mundo del baloncesto), hombro de saltador, hombro de nadador, codo de golfista o codo de tenista.

¿Por qué aparece? Causas

La inflamación de los tendones aparece a causa de una sobrecarga de estos. Es decir, surge a causa de pedirle al tendón que trabaje demasiado y que no solo una los músculos a los huesos, sino que le exigimos que haga fuerza.

Los tendones no son tejido muscular, por lo que no están diseñados para hacer esfuerzos mecánicos. Por ello, la tendinitis aparece normalmente por la repetición de movimientos incorrectos desde el punto de vista técnico. Aparece, por ejemplo, por apoyar mal al correr, flexionar incorrectamente las rodillas al saltar, no dar bien los golpes con la raqueta, mala postura al nadar, etc.

Todas estas acciones acaban sobrecargando los tendones, por lo que es posible que acaben dañándose por el esfuerzo y que terminen inflamándose.

De todos modos, las tendinitis no son exclusivas del mundo del deporte. Cualquier persona que realice movimientos repetitivamente de forma incorrecta puede dañar sus tendones. Esto es especialmente relevante a medida que avanza la edad de la persona, pues los tendones van perdiendo elasticidad y son más sensibles de sufrir daños.

Personas con oficios en los que hay un esfuerzo físico importante como cargar cajas o mover maquinaria y que realizan estas tareas en posiciones incómodas o de manera incorrecta también son susceptibles de desarrollar tendinitis en las articulaciones más trabajadas.

¿Qué síntomas provoca?

Los síntomas de la tendinitis se deben a la inflamación con la que cursa. Por lo tanto, la sintomatología se siente en aquellas zonas de la articulación en la que el tendón ha sido más sobrecargado.

El principal signo clínico es el dolor, el cual se acrecienta cuando se intenta mover la articulación. La sensibilidad, la hinchazón y la sensación de acartonamiento y de tensión en la zona afectada son otros de los síntomas más comunes.

Sin el tratamiento correcto, la sobrecarga del tendón puede derivar en un trastorno mucho más grave que la tendinitis: una rotura. Una rotura de tendón es una lesión seria que cursa con mucho más dolor y que suele requerir cirugía.

Además, la tendinitis también puede derivar en una tendinosis. La tendinosis aparece cuando el tejido conectivo del tendón empieza a degenerarse, es decir, ya no solo está inflamado, sino que acumula lesiones en las fibras. En otras palabras, la tendinosis es una tendinitis crónica.

¿Se puede prevenir?

Afortunadamente, sí. La tendinitis se puede prevenir. A continuación presentamos las mejoras maneras de evitar que los tendones se sobrecarguen y que se inflamen.

  1. Mejorar la técnica del deporte

La principal causa de la tendinitis es practicar un deporte sin la técnica correcta. Si no se realizan correctamente, los ejercicios físicos pueden hacer que sobrecargues los tendones. Podemos tener la sensación de que no pasa nada ya que estamos logrando hacer la actividad, pero realmente estamos haciendo que trabajen los tendones y no los músculos.

Por ello, es importante que siempre que empieces un nuevo deporte o creas que lo estás realizando incorrectamente, consultes con profesionales. Ellos te darán indicaciones de cómo tienes que hacer la actividad para que los músculos hagan el esfuerzo físico y los tendones estén libres de tensiones.

  1. Fortalece los músculos

Cuando vayas a practicar un deporte exigente, es importante que entrenes tus músculos para que ganen en fuerza. Como más reforzados estén los músculos, menos tendrás que “tirar” de tendones para completar la actividad física.

  1. Estira siempre

Estirar antes y después de hacer el esfuerzo físico es imprescindible. Con ello, preparas a tus músculos para que trabajen más eficientemente. De lo contrario, necesites hacer trabajar en exceso a los tendones para compensar lo “fríos” que están los músculos. Además, los estiramientos son una buena manera de mejorar la postura corporal y evitar cometer errores de movimiento.

  1. No te exijas más de lo que puedes dar

El “No pain, no gain”, que vendría a ser “Sin dolor no hay recompensa” ha hecho mucho daño a los deportistas. Hay quien cree que sentir dolor es indicador de que tu cuerpo está quemando mucho y que vas obtener muchas recompensas. Pero esto no es así. El dolor es señal de que tu cuerpo te está pidiendo que pares.

Una de las razones puede ser que los tendones se están sobrecargando. Por ello, es importante no intentar dar más de lo que uno puede. Las recompensas llegarán con o sin dolor, aunque mejor no pasar por una tendinitis para lograr los objetivos.

  1. Estructura bien tus sesiones

Hay deportes que no permiten esta organización, como por ejemplo el fútbol o el baloncesto. Sin embargo, hay otros deportes en el que tú eres libre de estructurarte los entrenamientos a tu gusto. Es decir, si notas que corriendo estás teniendo molestias en los tendones, abandona y pasa a hacer una actividad en la que no haya tanto impacto en la zona de la molestia, como por ejemplo ir en bicicleta.

¿Cómo se diagnostica?

Una simple exploración física es suficiente para un médico para detectar una inflamación de los tendones. De todos modos, en ocasiones es posible que pida radiografías o resonancias magnéticas para confirmar la presencia de este trastorno.

¿Qué tratamientos existen?

Pese a ser prevenible, la tendinitis continúa siendo una de las principales lesiones en el mundo del deporte. Afortunadamente, se trata de un trastorno poco grave que, con el correcto tratamiento, tiene un pronóstico excelente.

Dependiendo de la gravedad, es posible que el único tratamiento necesario sea el que te das tú mismo en casa. Sin embargo, hay ocasiones en las que esto se deba acompañar de sesiones de fisioterapia o de medicación. En casos más extremos en los que ninguno de estas terapias funcione, la cirugía es otra alternativa.

  1. Tratamiento en el hogar

Las tendinitis menos graves, siempre que un médico dé el visto bueno, pueden ser tratadas en casa sin necesidad de medicamentos ni de otros procedimientos. Descansando (para no forzar más el tendón), aplicando hielo (para bajar la inflamación) y comprimiendo la zona (para evitar la hinchazón), suele ser suficiente para curar la mayoría de tendinitis.

  1. Administración de medicamentos

Hay veces en las que un médico recomendará el consumo de determinados medicamentos. Los analgésicos (aspirinas, ibuprofeno, naproxeno sódico…) alivian el malestar provocado por la tendinitis y reducen el dolor.

Es posible que el médico recomiende una inyección con corticosteroides, unos fármacos que se administran directamente en el tendón dañado y alivian su inflamación.

  1. Sesiones de fisioterapia

Someterse a sesiones con un fisioterapeuta puede ser de gran ayuda en el tratamiento, pues los ejercicios que realiza son útiles para estirar y fortalecer la musculatura. Esto alivia la inflamación del tendón y, además, previene el desarrollo de futuras tendinitis.

  1. Intervenciones quirúrgicas

Las cirugías son la última alternativa. Solo se realizan cuando los otros tratamientos no han funcionado y la tendinitis empeora. Pese a que el tratamiento menos invasivo consiste en “bombardear” el tendón con ultrasonidos para propiciar su curación por parte del propio cuerpo, la cirugía puede ser necesaria, especialmente si ha habido un desprendimiento del hueso.

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