Se suponía que esta semana Google iba a extender el acceso a Bard, su propio chatbot impulsado con Inteligencia Artificial (IA) por toda Europa, sin embargo, la compañía no ha dado suficiente información sobre cómo recopila datos y qué hace con ellos para convencer a la Unión Europea, quien ha tenido que frenar el lanzamiento hasta que se esclarezca el funcionamiento total de esta tecnología.
Si bien ChatGPT ha tenido algunos problemas con los legisladores europeos que se amparan en el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), y que la UE ya ha establecido junto a EEUU un código de conducta para la IA, ahora Google está teniendo complicaciones para que Bard comience a operar en Europa, según Político.
Las expectativas con esta IA son muy altas, ya que es muy similar a ChatGPT pero con la diferencia de que este sí que esta actualizado ya que la base de datos es la misma que Google mientras que la de OpenAI está limitada a información datada hasta 2021.
Si bien el lanzamiento estaba previsto para esta semana, la Comisión de Protección de Datos de Irlanda (DPC) que se encarga de la protección de datos personales de ciudadanos de la UE, ha bloqueado su llegada por la falta de “información detallada” y la inexistencia una “evaluación de impacto de la protección de datos” que el organismo ha considerado necesaria para la llegada de Bard.
Esto no significa que la IA de Google no vaya a llegar a Europa nunca, de hecho, la DPC ya ha pedido a la compañía estadounidense que responda a sus preguntas lo antes posible para poder determinar si de verdad está preparada para cumplir con todos los requisitos del RGPD.
Bard ya está disponible en más de 180 países entre los que se incluye EEUU y Reino Unido (debido al Brexit no se rige por la misma normativa) y mientras se esperaba que esta semana iba a llegar a nuestro país y el resto de la UE, todavía queda pulir los detalles finales para que esto ocurra.
Por muchas ganas que tengamos de probar todo lo que nos puede ofrecer Bard, hay que recordar que el RGPD es una normativa que solo busca proteger nuestros datos personales de abusos y objetivos comerciales, por lo que hay que celebrar que la UE esté tomándose su tiempo para aprobar la llegada de esta tecnología.