El gigante asiático ha avanzado en la última década en el remplazo rápido de satélites dañados o destruidos, según un informe de una universidad estadounidense.
China podría haber superado a Estados Unidos en su capacidad para lanzar y reemplazar rápidamente satélites tras un conflicto o accidente, según un informe publicado este mes por investigadores del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown de Washington.
De acuerdo al reporte ‘Defendiendo el último terreno elevado’, que analiza el progreso chino en la resiliencia espacial y el lanzamiento receptivo, el gigante asiático ha avanzado en la última década en una capacidad conocida como lanzamiento espacial tácticamente sensible (TRSL, por sus siglas en ingles), necesaria en “un escenario menos probable pero crítico” en el que los artefactos espaciales estuvieran bajo ataque.
“Ambos países han construido extensos activos espaciales para una amplia gama de aplicaciones económicas, científicas y militares. La capacidad de reemplazar rápidamente los satélites dañados o destruidos es un componente clave de la resiliencia espacial”, explicó Sam Bresnick, coautor del estudio. “EE.UU. tiene la industria espacial más avanzada del mundo, pero no ha demostrado una capacidad proporcional para lanzar cohetes con poca antelación“, remarcó.
Avances chinos
Los avances chinos fueron posibles gracias al desarrollo de cohetes móviles de combustible sólido relativamente pequeños que pueden despegar desde una plataforma móvil en lugar de desde plataformas de lanzamiento. Entre los modelos de cohetes móviles, el Kuaizhou-1A de ExPace y el Long March 11 son los caballos de batalla de la industria espacial china, con alrededor de 30 lanzamientos exitosos combinados desde 2013.
Por su parte, los desarrolladores de vehículos de lanzamiento en EE.UU. priorizaron cohetes de combustible líquido más grandes y eficientes que dependen de una amplia infraestructura para su despegue, observó Bresnick.
Actualmente, el país norteamericano solo dispone de dos modelos de cohete de combustible sólido: Pegasus XL y Minotaur, basados en diseños de hace tres décadas.