Una investigación internacional ha descubierto y desarrollado un nuevo material que duplica el rendimiento de baterías de ion litio comerciales, un hallazgo que puede resultar clave para el avance industrial de los vehículos eléctricos y otros dispositivos electrónicos, según ha informado el Consejo Superior de investigaciones Científicas (CSIC).
Según recoge Europa Press, el trabajo ha contado con la participación del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MCIU), e investigadores de Emiratos Árabes Unidos e India, y ha sido publicado en Angewandte Chemie International Edition.
Según ha explicado el CSIC en un comunicado en su página web, las baterías de ion litio son el tipo de baterías recargables más utilizadas en la actualidad, pero “presentan varios retos que solventar, especialmente en lo relativo a su rendimiento”. “El grafito ha sido el material predominante en los ánodos de baterías de iones de litio debido a su estabilidad y coste relativamente bajo, pero su capacidad de almacenamiento es limitada“, ha indicado José Ignacio Martínez, investigador del ICMM-CSIC y uno de los autores del estudio
El reto era desarrollar un material “que tenga mejor eficiencia que el grafito comercial y que, al mismo tiempo, mantenga sus características relacionadas con la escalabilidad económica y su seguridad medioambiental”, ha añadido Felipe Gándara, también investigador del ICMM-CSIC y autor del trabajo.
Para ello, los científicos han puesto la mirada en los MOFs, un tipo de material que combina moléculas orgánicas con metales y que tienen estructuras porosas “altamente versatiles”, que permiten almacenar iones litio. Si esta clase de materiales no se habían usado hasta ahora es porque presentan un rendimiento “relativamente pobre”, así como “inestabilidad química” y dificultades para su producción a gran escala, han subrayado los investigadores.
Estos dos problemas los han solucionado combinándolos: han creado un nuevo tipo de material metal-orgánico con hierro y aldehído salicílico (Fe-Tp) y, una vez demostrado “un notable rendimiento como material de ánodo en baterías de litio”, lo han incorporado al grafito. Así, mantienen las propiedades del MOF (su capacidad de almacenamiento), evitan sus problemas (estabilidad) y duplican la capacidad de almacenamiento del grafito, es decir, el rendimiento de la batería.
Este MOF está compuesto por poros de distintos tamaños (porosidad jerarquizada) que permiten que, cuando hay ciclos dentro de la batería, los iones de litio se muevan con facilidad por el espacio. “Después de 500 ciclos de carga y descarga a una velocidad constante, el material conservó el 89% de su estabilidad cíclica, lo que destaca su durabilidad y potencial para aplicaciones de largo plazo“, han añadido los investigadores, que aseguran que esta mejora posiciona a su material “como un excelente potenciador del material de ánodo comercial, lo que sugiere que puede integrarse fácilmente en las tecnologías actuales sin necesidad de una sustitución total del grafito”.
“La posibilidad de mejorar significativamente la capacidad de almacenamiento de litio utilizando un aditivo económico y escalable como el Fe-Tp abre la puerta a baterías más eficientes que puedan durar más tiempo y ofrecer una mayor autonomía en dispositivos y vehículos eléctricos”, ha manifestado Martínez. “Además, la seguridad medioambiental de este nuevo material y su viabilidad para producirse a gran escala suponen un avance importante para las industrias de almacenamiento de energía que buscan soluciones sostenibles y económicamente rentables“, ha añadido Gándara.
Ambos investigadores han defendido que, con este descubrimiento, se avanza hacia una nueva generación de baterías de iones de litio que “no solo serán más potentes, sino también más seguras y accesibles, lo que podría cambiar radicalmente el mercado global de almacenamiento de energía en los próximos años”.