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EEUU investigará si Microsoft, Nvidia y OpenAI tienen el monopolio de la IA: a qué se enfrenta el trío

Microsoft, Nvidia y OpenAI tienen en común dos cosas: la inteligencia artificial (IA) y su posición dominante en esta tecnología. Recientemente, esta disrupción les ha hecho crecer a toda velocidad y engordar aún más su tamaño. Los reguladores estadounidenses empiezan a preocuparse de que este trío conforme el monopolio de la IA.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés) y la Comisión Federal de Comercio (FTC) van a iniciar una investigación para determinar cuál es el papel que juegan estas tres empresas en la industria de la IA y si ostentan un monopolio, según adelantan The New York Times y Financial Times. Ambos organismos han llegado a un acuerdo para llevar a cabo esta tarea, coordinándose entre ellos. El primero se centrará en Nvidia y, el segundo, en Microsoft y OpenAI.

Los reguladores tienen la intención de apresurarse antes de que sea demasiado tarde. Ante la popularidad de la IA, quieren evitar que estos gigantes tecnológicos sigan asentándose en la industria y ganando terreno antes de que les toque rectificar y dar marcha atrás, si se determina que incumplen las normas antimonopolio. En parte, las autoridades ya están examinando sus negocios. En los meses previos, se han iniciado dos procedimientos, sobre si OpenAI ha vulnerado los derechos de los consumidores recolectando sus datos y también están revisando la alianza entre Microsoft y la de Sam Altman.

La preocupación de los reguladores es que el mercado se concentre en tres competidores gigantes. Microsoft es la cotizada más valiosa del mundo, Nvidia se convirtió ayer en la segunda, arrebatándole el puesto a Apple, y OpenAI es la firma privada de más envergadura de su industria. Y las tres están poniendo gran parte de sus esfuerzos en seguir creciendo en el mercado de la IA, lo que puede dificultar que otras firmas más pequeñas entren a un negocio con gran potencial de crecimiento, pero algo copado. Pese a que la IA tiene un inmenso desarrollo por delante, el trío saca gran ventaja a cualquier otro rival.

En la industria de chips, los reguladores se van a centrar en si las unidades de procesamiento gráfico para entrenar modelos de lenguaje IA se han convertido es un recurso escaso. Es decir, solo en manos de Nvidia. Esto podría obstaculizar los esfuerzos de la administración estadounidense de desarrollar la industria de procesadores mediante las ayudas que contempla en la Ley de Chips.

Por otra parte, se van a investigar las inversiones de Microsoft y si estas intentan eludir los controles antimonopolio. Es la propietaria del 49% de OpenAI y tiene derechos sobre su propiedad intelectual. Además, la de Satya Nadella ha contratado al consejero delegado de otra firma de IA, Inflection, y al 70% de la plantilla. No ha entrado en el capital, pero esto no implica que las consecuencias sobre el control de la compañía sigan siendo las mismas.

Desde 2022 hasta inicios de este año, Microsoft ha invertido miles de millones de dólares en startups de IA. OpenAI es una de sus 27 inversiones en este ámbito, según un estudio de S&P Global, que también detalla que la firma de capital riesgo de la tecnológica, M12, está incrementando a toda velocidad su posición en este sector.

En 2022, sus inversiones en IA eran una cuarta parte de los fondos que empleaba en capital riesgo y, en 2023, acapararon casi la mitad de todo el dinero que desembolsó. Está claro dónde quiere hacerse (aún) más fuerte.

Microsoft, Alphabet o AT&T ya ha protagonizado anteriormente sonados casos de escrutinio regulador. La firma fundada por Bill Gates controlaba el mercado de los PC y los reguladores consideraron que, gracias a su dominio, hacía prácticamente imposible la venta de software de otros competidores. De hecho, su mayor rival, Netscape, acabó desapareciendo. El caso duró más de una década y se acabó decidiendo que el gigante tecnológico tendría que dividirse en dos compañías, algo que se acabó recurriendo y nunca llegó a ocurrir.

El caso de Microsoft muestra dos cosas: que estos procesos pueden durar muchos años -en concreto, este se extendió durante más de una década- y que amenazan la continuidad de una compañía como una sola. De hecho, hay precedentes como el de AT&T y Bell en el que se obligó a la escisión de la empresa. Pero no solo en el sector tecnológico, sino que también ocurrió con la fragmentación de la de petróleo Standard Oil. Por el estado actual de la cuestión, es complicado aventurar si este resultado podría ser el de las tres reinas de la IA, ya que pueden quedar años por delante de investigación y procedimiento.

Pero el impacto que sí puede haber tras estos procesos es el aumento de innovación y patentes en la industria cuando se limita la acción de las firmas dominantes, aunque no es norma y esto no siempre sucede así. Por otra parte, las autoridades pueden pedir a los gigantes de internet que tomen medidas concretas y restrinjan su dominio. Por ejemplo, que Google no ofrezca su navegador por defecto y dé la opción de elegir a sus usuarios o que Apple tenga que reducir su poder sobre las apps de terceros en su tienda de aplicaciones.

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